Belén Rueda protagoniza ‘Madres. Amor y vida’. (Fuente: Amazon Prime Video)
Esta crítica se ha escrito tras ver el primer episodio de ‘Madres. Amor y vida’ y no contiene spoilers.
Viendo el primer episodio de Madres. Amor y vida, tengo la sensación de estar ante tramas y conflictos que podrían haberse sacado de Hospital Central o Periodistas. Aquellas eran buenas series, sin duda, pero también forman parte de una televisión del pasado, cuyos códigos no son los mismos que los que rigen series más actuales. Y ese es mi principal problema con la serie de Mediaset, que se estrena hoy en primicia en Amazon Prime Video, que me da la sensación de estar anticuada.
Como pasa con otras producciones de Mediaset (pongamos por ejemplo Caronte), el metraje de setenta minutos pesa como una losa en el conjunto de la serie, pero también lo hace una realización poco valiente y un guion que teme asumir riesgos. En este caso, la ficción no parte de una trama central sino de las historias individuales de un conjunto de personajes -las madres y abuelas de niños ingresados en un hospital-, pero lo hace a través de perfiles y dinámicas demasiado arquetípicas y con diálogos que sobreexplican sus motivaciones.
Belén Rueda representa a la madre perfeccionista a la que le cuesta compaginar trabajo y familia, desbordada por la enfermedad de una hija con la que no se entiende y con un marido que se pinta directamente como un ogro (pero el pelo lo lleva siempre impecable porque: prioridades). Hay pocos matices y menos lecturas en su historia más allá de la búsqueda de la lágrima fácil. Tampoco en la de Olivia, médica a la sombra de su madre, que acaba siendo una Mary Sue con la que es complicado conectar (“tienes que cambiar o te vas a convertir en una solterona con gato”, le dicen en determinado momento).
Cuando se presentó inicialmente la serie, se hizo con el título de Madres; posteriormente se le añadió lo de Amor y vida (probablemente porque un título tan genérico se lleva fatal con el registro de marcas y el posicionamiento en Google). Sin embargo, la elección de ese subtítulo representa bien lo que no funciona en la serie: es extremadamente genérico. Amor y vida podría aplicarse a cualquier cosa (Las chicas del cable: Amor y vida, Outlander: Amor y vida), pero aquí se hace reduciendo a las protagonistas al rol de abnegadas cuidadoras que tienen pocas dimensiones más que mostrar.
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