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Crítica: ‘Maigret’, la sorpresa de Mr. Bean

El inspector Maigret. (Fuente: Peket CoProduction LTD)

En todos los géneros hay una especie de Olimpo donde residen los personajes más relevantes y famosos de ese particular universo; en el caso que nos atañe, el de los detectives, están, como más conocidos, Holmes y Poirot, pero puestos a contabilizar las veces que han sido “publicados”, el número uno es, sin duda alguna, el paciente y reposado Comisario Maigret. Y es que, no en vano, desde 1931 hasta 1972, Maigret fue el protagonista absoluto de 75 novelas de la mano de su creador, Georges Simenon.

De igual modo, pocos personajes de la ficción literaria han sido llevados al cine y televisión más veces que Jules Maigret. Jean Gabin y Charles Laughton fueron los actores que más y mejor lo representaron en la pantalla grande. Pero fue en la televisión donde más relevancia ha adquirido con el paso del tiempo; desde la propia Gran Bretaña hasta Japón, pasando por Bélgica, Francia, Italia, Holanda e incluso (pásmense) la misma Rusia, encontramos adaptaciones. TV movies, miniseries y series episódicas.

La BBC, desde 1961 al 63, o la misma ITV, actual productora de la miniserie que nos reúne hoy aquí, en 1992, ya reprodujeron con acierto las andanzas del héroe de Simenon. Y es que el resto de producciones internacionales que abordaron esta empresa no salieron demasiado bien paradas (incluida la participación española de Telecinco y TV3 en dos TV movies en coproducción con la RAI: La trappola y L’ombra ciñese).

Situémonos: París, 1955. Hace diez años que finalizó la Segunda Guerra Mundial, y once que París fue liberado de la ocupación nazi. Jules Maigret (Rowan Atkinson) es el comisario jefe de la central de la Policía Judicial. Secundado por los detectives Lapointe (Leo Staar) y Janvier (Shaun Dingwall), Maigret aborda casos de toda condición en los barrios viejos de la capital francesa, sobre todo en Montmartre, valiéndose de una inusual empatía con los criminales, una paciencia a prueba de superiores y una mirada penetrante a las motivaciones de las personas que rodean cada caso. Y siempre ayudado por la abnegada Madame Maigret (Lucy Cohu).

Maigret es un tipo normal pero con un trabajo inusual. A diferencia de otros detectives de la literatura no es un excéntrico ni tiene esqueletos en el armario”.

— Rowan Atkinson.

Las producciones de época son “pan comido” para ITV, no cabe duda de ello, y trasladar París al centro histórico de Budapest tampoco debió suponer mayor problema (si se hizo con The Alienist y Nueva York, porqué no París). Tampoco el diseño de producción, pues hasta la música está acorde a los cincuenta parisinos (plena ebullición del jazz en Francia). Sin embargo, a mi juicio, el mayor riesgo que se planteaba cuando ITV abordó el proyecto fue quién interpretaba al peculiar detective y cuando saltó el nombre de Rowan Atkinson, más de uno se llevaría una gran sorpresa; ahora bien, la sorpresa la brindó Mister Bean.

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Pocos actores, a priori, están tan encasillados en un rol determinado como es este caso. La filmografía, shows en vivo o series de televisión de Atkinson así lo demuestran: es uno de los grandes cómicos británicos. Y asumir el papel del protagonista de las novelas de Simenon es trasladar ese peculiar rostro y sus tics a las antípodas de la interpretación. En un ejercicio de moderación impecable, Atkinson reprende su extravagancia natural para seguir religiosamente las pautas de Maigret. Paciencia, cautela, prudencia, empatía y razonamientos son las características del comisario francés y Atkinson las lleva a su punto justo sin que tal moderación suponga pecar de defecto. Todo lo contrario. Gracias a ese disección de Maigret, Atkinson logra trasladarnos a sus investigaciones con una fidelidad casi absoluta.

Un momento del rodaje de ‘Maigret’. (Fuente: Peket CoProduction LTD)

En dos capítulos de hora y media cada uno, Maigret desentraña el sórdido submundo parisino con una excelencia y elegancia poco usual. Desde Maigret tiende una trampa, donde investiga el caso de un asesino en serie de mujeres con el único nexo en común del color de su pelo, hasta Maigret y su muerto, donde un hombre vaticina su propia muerte el mismo día que reclama la ayuda del comisario.

¿Por qué hay que verla? Los dos estrenos, tanto en 2016 como en 2017, supusieron un éxito de audiencia para ITV: siete millones de espectadores.

Puntos fuertes: Rowan Atkinson, sin duda. Y la cuidada producción.

Claves de su éxito: Las aventuras de Maigret, de por sí, son un éxito.

‘Maigret’ está ya disponible en Filmin.

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