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Crítica: ‘Manhunt: Deadly Games’ es adictiva y sabe contar su historia

(Fuente: Starzplay)

Esta crítica se ha escrito tras ver los cuatro primeros episodios de ‘Manhunt: Deadly Games’ y no contiene spoilers.

Quienes ya peinen algunas canas quizás recuerden, aunque sea vagamente, la historia de la bomba en los Juegos Olímpicos de Atlanta ’96. Un artefacto explosivo estalló en un parque cerca del estadio olímpico, Centennial Park, y aunque murieron dos personas y hubo centenares de heridos, sus consecuencias fueron mucho menores de lo que podría haber sido gracias a que a un guardia de seguridad de la zona, Richard Jewell, le pareció sospechosa la mochila en la que estaba escondida la bomba, tirada debajo de un banco.

A los cinéfilos les sonará la historia porque centró la última película de Clint Eastwood, Richard Jewell, que cuenta cómo lo que parecía a primera instancia la elevación del guardia a la categoría de héroe nacional, terminaba convertido en una pesadilla cuando el FBI y los medios se fijaban en él como su único sospechoso. En una repetición de lo ocurrido anteriormente con Todo el dinero del mundo y Trust y, el año pasado, con El escándalo y La voz más alta, la segunda temporada de Manhunt cuenta exactamente la misma historia, pero de una manera diferente.

Manhunt: Deadly Games, que llega hoy a Starzplay, traslada a esa historia la misma mirada panorámica que aplicó al caso de Unabomber en su primera temporada. De hecho, hasta comparten algunas similitudes, desde agentes al cargo demasiado arrogantes para aceptar ayuda de otros que consideran menos importantes, a una narración paso a paso del caso que resulta muy adictiva a un sospechoso que se ajusta al perfil del “lobo solitario” conspiranoico y al que, al principio, todos subestiman.

La temporada entrelaza la historia de Jewell y su juicio mediático con la caza del verdadero terrorista. En la primera encuentra su gran baza en un estupendo Cameron Britton que transmite a la perfección el entusiasmo ingenuo de Jewell por ser de ayuda a la policía, que es un hombre no demasiado inteligente pero que tampoco es tonto. Es muy consciente de lo que le está ocurriendo, aunque no consiga comprender que el sistema en el que él cree ciegamente le falle de esa manera.

La otra parte de la serie, la persecución de ese terrorista solitario, se construye en parte sobre un típico enfrentamiento entre los agentes del FBI de Washington encargados del caso, que entran como elefante en una cacharrería, y dos investigadores de la ATF (agencia encargada de armas y explosivos) que se dedican a un trabajo minucioso y lento de estudio de las pruebas, algo reñido con las prisas y la presión por cerrar el caso que tienen dichos agentes del FBI.

El personaje que interpreta Arliss Howard es una versión mayor y un poco más avispada de Jewell, pero se ve sujeto a los mismos prejuicios que él por ser del sur, tener pinta de paleto de pueblo y pretender seguir con su trabajo sin dejarse llevar por la urgencia por lograr resultados que se adueña de todo el mundo. Al fin y al cabo, que los Juegos del centenario se celebraran en Atlanta no sentó demasiado bien entre algunos sectores, que creían que la ciudad se los había robado a Atenas, y el ayuntamiento estaba desesperado por demostrar que la urbe era moderna, que invitaba a ir allí y, por encima de todo, que era segura.

Las expectativas que hay sobre los personajes determinan muchas de sus acciones, y Manhunt se preocupa de que el espectador sea consciente de ello. La periodista Kathy Scruggs quiere ser relevante y quiere ser la mejor, a ser posible lejos del diario local de Atlanta; el agente Brennan del FBI está ansioso por lograr la aprobación del director de la agencia; Jewell desea con todas sus fuerzas llevar una placa de verdad y no ser más un “policía de alquiler”… Esos anhelos personales, más la situación en la que se encuentran, les llevan a pasar por alto cosas importantes y dejarse llevar por lo que encaja mejor en su idea preconcebida de lo que buscan. Sobre esa piedra se construye todo el drama.

(Fuente: Starzplay)

Manhunt: Deadly Games es sobria y efectiva. Va directa al grano de lo que quiere contar, con pocas florituras, y también se esfuerza en que comprendamos por qué sus personajes actúan como lo hacen. Los dos agentes de la ATF merecen una serie para ellos solos y, de hecho, es a través de ellos como resulta más fácil engancharse a la temporada.

Porque acaba resultando tan adictiva como Unabomber, aunque aquí sí que hay un componente de injusticia importante y que muestra lo peligrosa que puede ser la sociedad que solo busca respuestas rápidas y fáciles.

‘Manhunt: Deadly Games’ está disponible desde hoy en Starzplay.

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