(Fuente: NRK1)
Esta crítica se ha escrito después de ver las dos primeras temporadas de ‘Norsemen’. No contiene spoilers.
¿Conflictos maritales? ¿Problemas de identidad de género? ¿Infidelidades, líos amorosos fuera del matrimonio? ¿Amistades decepcionantes? ¿Disputas familiares? ¿Ínfulas artísticas y creativas? ¿Luchas de poder? ¿Herencias disputadas? Aunque todo así descrito pueda parecer parte de un guion de Woody Allen en la consulta de un psiquiatra neoyorquino, no, no es así: son los problemas cotidianos de una comunidad de vikingos allá por la Noruega del siglo VIII. Bienvenidos a Norsemen (Vikingane), los otros vikingos.
Navegando por Netflix (sí, también se navega por Netflix), hace ya algunos meses, apareció en la pantalla un avance de esta serie, producto de la cadena noruega NRK1, donde muy crípticamente anunciaba una serie de vikingos en tono de comedia. Así, sin más. Yo soy muy fan de The Last Kingdom o Vikingos, así que tardé poco en ponerme con la primera temporada. Y también tardé muy poco en devorarla porque sólo son seis capítulos de media hora (como pasa con la segunda), porque si ves el primero, ya no te detienes, y porque te ríes mucho. Pero mucho.
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Orm, cuya homosexualidad disimula porque no es de vikingos, está casado con la guerrera Froya, pero el matrimonio no funciona por la falta de pasión. Froya, asidua en las expediciones, se enamora de Arvid, gran guerrero y saqueador, cuya mujer, Hildur, le reprocha constantemente su afán por violar y saquear, instándole a que se quede en casa y se convierta en agricultor. Por su parte, Orm, ayudado por Rufus, planea una conspiración para derrocar a su hermano, convertirse en líder y dedicarse a su gran pasión: el arte. Paralelamente, Jarg Varl, líder de la tribu rival, urde un plan para hacerse con el famoso mapa, propiedad de Norheim, que revela las famosas y ricas rutas hacia el oeste…
(Fuente: NRK1)
Con un humor que deambula entre el anacronismo y el absurdo, Norsemen fue calificada genéricamente como comedia dramática, pero créanme, lo de drama se les va a olvidar enseguida. Es como si en un cóctel mezclaras drakkars, valkirias y el Valhalla con un cómic de Astérix y el humor irreverente y caótico de los Monty Python. Siendo así, se antoja muy complicado no emborracharse. Eso sí, no es un humor para todo tipo de estómagos ni sensibilidades: alterna gags divertidos y ciertamente inocentes con otros de corte muy escatológico o políticamente nada correctos; y es esa mezcla de “humores” lo que resulta siempre eficaz.
Incluso, a veces, se sorprenderán de lo que puede hacerles esbozar una sonrisa o estallar en una carcajada. Más allá de la parodia, Norsemen es un retrato en clave de humor de la sociedad en la que vivimos, usando como marco algo tan fuera de lugar y tiempo como es la sociedad vikinga de finales del siglo VIII.
Norsemen está escrita y codirigida por Jonas Torgersen y Jon Iver Helgaker (ambos con una carrera dilatada en la tele noruega) y cuenta con un elenco bastante conocido por aquellos lares como Kåre Conradi, Silje Torp, Øystein Martinsen, Trond Fausa o Nils Jørgen Kaalstad, entre otros. La primera temporada tuvo un éxito arrollador en Noruega, lo que impulsó rápidamente una segunda que contó con la distribución de Netflix. Olvídense de épicas atronadoras, músicas rimbombantes, duelos honorables y fiestas con cerveza e hidromiel y déjense seducir por estos otros vikingos y vikingas.
Las dos temporadas de ‘Norsemen’ están disponibles en Netflix.
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