Del incidente de Palomares, lo que quedó en el imaginario colectivo fue el baño en la playa de Manuel Fraga, quien quiso con aquello aparentar normalidad ante la ciudadanía. La anécdota esconde detrás uno de los accidentes nucleares más graves de la Historia, silenciado por el franquismo y ocultado hasta ahora. Esa historia, la de una maniobra de repostaje fallida de las Fuerza Aérea de EEUU que hizo que cayesen 4 bombas termonucleares en los alrededores de un pequeño pueblo de la provincia de Almería, es lo que viene a contarnos la serie documental Palomares.
El primero de sus episodios, de un total de cuatro, se estrenó el pasado jueves en Movistar+, precedido por la promesa de que veríamos salir a la luz material inédito y hasta ahora clasificado. Y quizás esa promesa juega en contra del arranque de esta propuesta: de momento, asistimos a una exposición meticulosa y rigurosa de los hechos, que nos sirve para aterrizar a los espectadores que no nos hemos puesto al día con la Wikipedia, pero no deja ver nada de esos secretos impactantes. A falta de saber qué sorpresas nos han guardado para más adelante, Palomares no se presenta como una de esas series documentales que te vuelan la cabeza.
A diferencia de El Palmar de Troya —con la que comparte parte de su equipo—, que bebía sin esconderse de Wild Wild Country, Palomares es un documental que hace una aproximación a su tema con un enfoque más periodístico y menos de espectáculo narrativo. Aquellas producciones tenían en sus personajes (Sheela en uno, Nieves en otro), además de en los giros argumentales, sus mejores bazas, mientras que aquí cada uno de los protagonistas y narradores parecen estar más al servicio de la historia, con el periodista y vecino de Palomares José Herrera destacando especialmente (pero también la investigadora Barbara Moran o Loli Sánchez, viuda de Alfonso Simó).
El acercamiento es más sobrio (normal, tal vez, teniendo en cuenta que aquí no hay falsos papas ciegos de jamón), pero no por ello deja de ser interesante. En lo formal, eso sí, cabe destacar que las recreaciones tienden al exceso y eso es un arma de doble filo, pues uno no sabe si está viendo un documental muy cinematográfico o una serie sin diálogos, y puede llegar a ser un incordio porque esas escenas lo que hacen es retrasar el avance de la trama. Estaremos atentos a las siguientes emisiones, expectantes del momento en el que el conejo asome por la chistera.
‘Palomares’ se emite los jueves en Movistar+.