Fuente: Jorge Alvarino/Netflix
“Buenos tiempos, malos tiempos, los he visto todos y, querido, aún estoy aquí”. El verso inicial de I’m still here, el solo del musical Follies que corresponde a la artista consagrada y de vuelta de todo (que en la versión del Teatro Español de Madrid interpretó Massiel) se ajusta bastante bien a lo que es Paquita Salas, la comedia de Javier Calvo y Javier Ambrossi que, en su segunda temporada, se ha mudado desde Flooxer a Netflix.
Su protagonista es una mujer que pasa de los 50, que ha dejado atrás la etapa más exitosa de su carrera y que tiene que decidir si acepta que, además, se ha quedado desfasada también en la vida. Paquita se esfuerza por seguir adelante, por sobrevivir a toda costa en un negocio en el que la juventud es lo que prima, y lo hace sin renunciar a su dignidad. Paquita Salas no se va a arrastrar.
Esa dignidad es lo que más destaca del retrato que tanto el actor Brays Efe como Calvo y Ambrossi hacen de esta representante de actores en la segunda temporada. Vuelven a ser cinco episodios de menos de media hora, como en la primera, y también se mantiene ese humor a veces un poco almodovariano, pero Paquita Salas tiene ahora, además, cierta sensación de melancolía, cierto ligero sentimentalismo que ya estaba presente en la película de La llamada. La evolución de su personaje principal, y una mayor profundidad en su retrato, es lo más destacado de una temporada que hace reír, sí, pero que también arranca alguna que otra lágrima.
Paquita y Lidia San José viven una temporada bastante intensa. (Fuente: Tamara Arranz/Netflix)
De unas cuantas de ellas tiene la culpa Lidia San José, la revelación de esta entrega. La serie le dedica un episodio sólo a ella, un episodio en el que explora lo que significa de verdad que te consideren un has-been, como dicen los anglos, alguien que fue famoso en su momento, pero ha dejado de serlo, y qué ocurre cuando te ofrecen una nueva oportunidad. San José ya se subió por completo al carro del metacomentario en la primera temporada (esos treinta Pasapalabras…) y, ahora, tiene la oportunidad de expandir su personaje y darle un empaque emocional que va a cimentar su posición como favorita de los fans.
Por qué aún tienes que ver ‘Paquita Salas’
Netflix ha anunciado una segunda temporada de la serie creada por Javier Calvo y Javier Ambrossifueradeseries.com
También Magüi tiene grandes momentos, sobre todo en el primer episodio, y para lo que aprovechan también Calvo y Ambrossi es para reírse de algunos métodos del coaching, de polémicas muy recientes en el audiovisual español a cuenta de sentimientos más o menos patrióticos, del comportamiento de la gente que está en la cima con los que la han abandonado, del ambiente de los rodajes… Hasta introducen algunos elementos autobiográficos a través del personaje que interpreta Anna Castillo.
Paquita Salas es más que sus frases memorables y sus chistes a costa de los recurrentes problemas con la tecnología de su protagonista. La segunda temporada, además de contar con un presupuesto mayor y un impresionante nivel de cameos y apariciones especiales, profundiza en el viaje emocional de sus personajes, sobre todo los de Paquita y Lidia San José. Y, en ese aspecto, el tercer episodio y el quinto son los dos más destacados de la entrega.
Paquita empieza a notar el peso de la mala racha que atraviesa desde hace demasiado tiempo, aunque pelee como gato panza arriba por revertirla, y lo que vemos es el camino de una mujer que está llegando al final de sus capacidades y de su paciencia y no se da por vencida. Como escribió en su momento Stephen Sondheim para Yvonne De Carlo, “sobreviví a todo el año pasado, y estoy aquí. Dios sabe que al menos estuve allí, y aún estoy aquí”.
Notas al margen
- La sintonía cambia ligeramente con respecto a la de la primera temporada. Se mantienen las imágenes de Macarena García ganando el Goya a mejor actriz revelación y de Lidia San José en Pasapalabra, pero ya no es Alberto Jiménez, de Miss Cafeína, quien la canta, sino Rosalía.
- El quinto capítulo es un verdadero festival de cameos y artistas invitados. Da la sensación de que Javier Calvo y Javier Ambrossi aprovecharon la campaña de los Goya del año pasado, en los que La llamada tenía varias nominaciones, para “fichar” a nuevos colaboradores.
- El café Moderno, que aparece en uno de los episodios, existe realmente en Madrid.
- Sí, Paquita consigue finalmente ir a El secreto de Puente Viejo. No vamos a decir qué ocurre allí para preservar la sorpresa.
Las notas de Fuera de Series:
En Fuera de Series puntuamos nuestros análisis en una triple escala de 1 a 5, inspirada en la que usa Little White Lies, en función de lo deseosos que estábamos de ver la serie (“Antes”), lo que nos ha parecido viéndola (“Durante”) y las ganas de ver más y de comentarla con más gente tras hacerlo (“Después”)
Antes: 5
La expectación por los nuevos episodios de ‘Paquita Salas’, alimentada también por la gran campaña de promoción que ha hecho Netflix de la serie, con Paquita metiéndose en todos los líos imaginables en Los Ángeles.
Durante: 4
La mayor apuesta por el viaje emocional de los personajes puede descolocar un poco, pero se mantienen los momentos incómodos y Belén Cuesta tiene, probablemente, el mejor gag de toda la temporada durante una sesión absurda de coaching.
Después: 4,5
Un plano muy de Pedro Almodóvar cierra una temporada que deja con ganas de ver cuál será el nuevo capítulo en la vida de Paquita, de Magüi, de Lidi y de Belén, la nueva representada. El equilibrio entre humor y corazón está bastante conseguido.
La segunda temporada de ‘Paquita Salas’ se estrena mañana en Netflix.