El póster retro del episodio musical de ‘Riverdale’. (Fuente: Movistar+)
Carrie: The Musical es uno de los fracasos más notables en la historia reciente de Broadway. Escrito por el guionista de la película de Brian De Palma, Lawrence D. Cohen, y Michael Gore, tardó cuatro años en conseguir financiación; en sus primeras representaciones de prueba en Inglaterra, en 1988, la actriz que interpretaba a la madre de Carrie (una leyenda de Broadway como Barbara Cook) sufrió un accidente casi mortal en el escenario que la llevó a abandonar el show; se eliminaron canciones y se introdujeron otras sin parar y, para cuando el musical llegó a Nueva York, en mayo de ese mismo año, parecía claro que los premios Tony no estaban en el horizonte.
Las críticas fueron terribles y, aunque la venta de entradas iba muy bien, los que ponían el dinero se retiraron y, tras sólo cinco representaciones oficiales, Carrie: The Musical echaba el telón. Sin embargo, la obra ha terminado generando, como era de esperar, un culto que culminó en un revival Off-Broadway en 2012 y que la convertía en perfecta para Riverdale. Y todavía más para que Cheryl Blossom fuera esta Carrie.
De hecho, con su gusto por homenajear todos los géneros cinematográficos clásicos de Hollywood, parecía raro que la serie no se animara a hacer un musical. Y lo cierto es que encaja bastante bien. Es el mejor episodio de una segunda mitad de la segunda temporada que se ha visto deslavazada; la exploración de ese erróneo sentido del deber de Archie, de su propia masculinidad tóxica, no ha resultado tan interesante como parecía.
Quizás porque en Riverdale, los personajes que realmente tienen algo más que contar son los femeninos.
Cheryl Blossom, como Carrie. (Fuente: The CW)
Con la excusa de que Kevin va a montar este musical, y que quiere que Jughead grabe todos los ensayos y lo que ocurre alrededor de la obra, la serie va entrelazando las canciones con las situaciones vitales que atraviesan todos ellos. Cada personaje interpreta a su arquetipo en la obra: Archie es el chico perfecto; Betty, la chica de buen corazón; Veronica, la “chica mala” del instituto, y todos van reconociendo que esas definiciones no encajan exactamente con ellos.
Lo que este A night to remember hace es reconducir las relaciones entre sus protagonistas principales, muy dañadas en las últimas semanas de maquinaciones de los Lodge. Betty y Veronica se reconcilian, precisamente, con la canción de amor del musical, Archie hace también las paces con su padre y, por fin, empieza a darse cuenta de que Hiram Lodge está, a lo mejor, manipulándolo un poquito, y todos están así preparados para que los últimos capítulos de la temporada recuperen el misterio con el que empezó, el de la Capucha Negra.
El episodio es, también, el momento en el que Cheryl intenta, de nuevo, ganar algo de independencia dentro de su casa. Su aparición convertida completamente en Carrie, empapada en sangre y con el candelabro en la mano, para amenazar a su madre e impedir las estratagemas que está poniendo en marcha con su cuñado casa con el gusto por lo melodramático de los Blossom, en general, pero también muestra que Cheryl es un personaje que ha ido dando tumbos en estas dos temporadas.
Ella ha estado, en su mayor parte, apartada de la trama principal de los planes de los Lodge para construir una prisión privada en Riverdale y hacerse millonarios, una trama que se ha dedicado a emponzoñar la relación entre los cuatro personajes principales. Sobre todo, le ha hecho un flaco favor a Jughead; presentado como el “indignado” definitivo, el Guerrero por la Justicia Social que resulta más cansino que otra cosa, demasiado intenso y, como le dice algún personaje, que se preocupa enormemente por un sitio que no sólo casi ni conoce, sino del que quería escapar en cuanto lo mandaron allí, como era el instituto de Southside.
Por suerte, Jug no es más que un observador en la producción del musical de Carrie. La historia pertenece a Cheryl, a Betty, a Veronica y a Alice Cooper, que es una de las grandes revelaciones de la serie desde que, a mitad de la primera temporada, los guionistas se dieron cuenta de que Mädchen Amick podía hacer bastante más que ser una de las malas del pueblo. La relación entre Alice y Betty es una de las pocas cosas que se mantienen constantes, como lo es que todos los adolescentes de Riverdale tengan problemas con sus padres.
Betty y Veronica, durante uno de los números musicales. (Fuente: The CW)
La serie tira de la excusa del montaje del musical para que las canciones se integren de un modo más natural en la historia, y acaba funcionando. Hasta termina resultando de lo más plausible que la obra no pueda representarse porque Midge aparece asesinada en el escenario. ¿Culminará ahí la trama del inquietante Chic?
La segunda temporada de ‘Riverdale’ se emite los jueves en Movistar Series.