(Fuente: Apple TV+)
Esta crítica se ha escrito después de ver la temporada 1 de ‘Servant’. Contiene spoilers.
Quizá se deba a que tenía asumido que Servant no respondería todas las preguntas por lo que el final de esta primera temporada, a pesar de dejar varias cosas en el aire, me ha resultado muy satisfactoria
Supongo que esa sensación dependerá de las expectativas de cada espectador con la serie. En mi caso, como los personajes hicieron tantas referencias -la mayoría innecesarias- a la noche en la que murió Jericó, y evitando decir lo que realmente había pasado, decidí tomarme esos comentarios casi como una broma recurrente. Por eso, cuando ese misterio (que era el que más me interesaba) fue resuelto en el penúltimo episodio, y de qué manera, ya me di por servida.
Este thriller psicológico con tintes de terror sugirió desde el principio la existencia de elementos sobrenaturales, y así se ha mantenido hasta el final, pero el relato que siempre ha estado en el fondo es el del trauma y el sentimiento de culpa. Y cuando somos testigos del origen del trauma de Dorothy, el personaje alrededor de quien se articula toda la incómoda farsa que guía a la serie, solo podemos rendirnos ante un sentimiento de profundo desasosiego porque está totalmente anclado en la realidad. Una realidad que a nadie le gustaría vivir.
Puede que Servant se haya tomado su tiempo en resolver las dudas que ha planteado, y que no todas hayan ofrecido respuestas concluyentes, pero el viaje ha sido tan inmersivo y claustrofóbico que nos ha mantenido en sus redes durante sus diez episodios. En ninguno de ellos faltó una escena (por lo menos) cargada de extrañeza, algo que podíamos interpretar como una consecuencia de la presencia de algo sobrenatural y, al mismo tiempo, como la representación del estado emocional trastornado de los protagonistas.
Servant comparte la paranoia y la atmósfera asfixiante de películas como La semilla del diablo o Mother!, obras de terror que tienen relatos sobre la maternidad y sus miedos en su centro, y como en aquellas, en la de serie de Tony Basgallop, la dirección (M. Night Shyamalan estuvo tras la cámara de dos episodios) y la puesta en escena juegan un papel fundamental en la narración, y aquí es un gran acierto que la acción central nunca salga de esa casa y que todo lo que veamos del exterior sea a través de pantallas. En cuanto al guion, la dirección y el montaje, el 1×09 es extraordinario; el mismo nivel de terror que alcanza en lo emocional.
(Fuente: Apple TV+)
Entre las otras respuestas que nos da la temporada, en el último episodio confirmamos que las personas a quien Lyanne llama tíos no son tales sino miembros de una secta. La tía, como líder de secta que es, la necesita a su lado; ya sea porque realmente tiene poderes o porque le conviene que así lo crean sus seguidores, le recuerda que es la servant de su “familia”, no de los Turner, y la manipula para que los abandone porque no merecen una segunda oportunidad.
Al final, no hay una confirmación definitiva de que Lyanne tenga poderes, aunque así pueda sugerirse por lo ocurrido con el perro. No así con el muñeco Reborn, porque ahí se deja abierta la posibilidad de que haya podido traer al bebé consigo dentro de la maleta, tal como entendemos que vuelve a llevárselo al final. Ese bebé podría ser suyo, algo en lo que preferimos no pensar ahora que sabemos que ha crecido en una secta, pero no hay que pasar por alto que en la serie se hacen varias menciones a sucesos en los que han desaparecido niños, algunos de ellos en los reportajes que hace Dorothy o en la alerta naranja que los pone a todos tan nerviosos en la fiesta del bautizo.
La serie está renovada para una segunda temporada (aunque ha recibido una demanda por plagio que habrá que ver cómo evoluciona) en la que tiene un mundo de posibilidades por explorar (tantas como puertas por abrir en la casa) en lo referente a las supuestas habilidades de Lyanne, a la causa de la muerte de sus padres y a cómo procesan los Turner la nueva desaparición de Jericó, ahora que Dorothy parece haber recordado lo que ocurrió, justo cuando Sean había aceptado al bebé como suyo pero también se había entregado a la idea de que la niñera ejercía su poder sobre él.
No sé vosotros, pero para mí la trama menos importante es la sobrenatural (o no), lo que me atrapa en Servant es la mirada cínica que tiene la serie hacia esos personajes privilegiados, lo perturbados que están a nivel emocional y las retorcidas dinámicas que se establecen entre ellos, así que ahí estaré en la próxima entrega para descubrir si la pareja tiene por fin una conversación real sobre lo ocurrido, cómo intentan recuperar a un bebé que saben que no les pertenece o si Lyanne los considera dignos de una segunda oportunidad.
‘Servant’ está disponible en Apple TV+.