Esta crítica se ha escrito tras ver los dos primeros episodios de ‘Solar Opposites’ y no contiene spoilers.
No siempre hace falta inventar la rueda. De hecho, en la maquinaria cultural de hoy, posmoderna hasta las trancas, se funden tan a menudo y con tanta insistencia tradición y ruptura que la distinción entre esas dos posturas creativas casi ha dejado de tener sentido. A veces basta con fijarse una meta concreta y caminar hacia ella con la mayor entereza posible. Vale con ponerle corazón, como le pone Solar Opposites, el estreno de animación adulta de referencia de Star (un canal recién incorporado a Disney+), a una fórmula que quizá nadie había perfeccionado tanto antes.
Todo en esta comedia grosera, pesimista y envenenada de ciencia ficción dura nos remite a Rick y Morty, la serie que hizo famoso a uno de sus creadores, Justin Roiland. El otro, Mike McMahan, es un guionista y productor asalariado también en las desventuras del abuelo científico y su nieto atontilado; quizá por eso Solar Opposites tiene tan poco margen de maniobra a la hora de distanciarse de su referente paterno. Temas, diseños, ritmo y diálogos son por momentos indistinguibles de los de la ficción que Roiland creara junto a Dan Harmon hace ya ocho años. En román paladino, el mérito del estreno de Star –original de Hulu– no está precisamente en la sorpresa.
¿Entonces qué tiene la serie de excelente? Pues nada menos que su finura, la exactitud pasmosa con la que cada uno de los orgánulos se reparten y ejecutan la historia de Korvo, Terry, Yumyulack y Jesse, unos alienígenas huidos del desaparecido planeta Shlorp llevando consigo un Pupa: una criatura amorfa que debe alimentarse hasta alcanzar el tamaño suficiente para destruir toda vida en la Tierra y permitir la prosperidad de su especie. Varados en nuestro planeta por accidente, los visitantes aprenden a base de hilarantes palos la negrura de la especie humana.
El rechazo al diferente asaetea a los extraterrestres y se ceba con ellos en un amplio abanico de rostros distintos que son el mismo, pasando de la ojeriza de los vecinos del barrio a los neonazis de un garito punk. La promesa de la exploración de esos fangos aparece velada en los dos episodios con los que la serie ha aterrizado en nuestro país, y significaría la maduración de un dechado de sitcom animada tan consolidado que ya produce copias.
Si en el caso de Rick y Morty la adultez del género se sublimaba en una innegable agudeza cómica que, en cambio, no parecía acabar de trascender una metafísica con olor a Doritos y buhardilla, Solar Opposites tiene por delante toda una temporada en la que decidirse por pisar terreno virgen o continuar circulando muy honorablemente por el carril que todos le auguran.
‘Solar Opposites’ puede verse bajo demanda en Disney+.