Patrick Stewart (centro), en ‘Star Trek: Picard’. (Fuente: Amazon)
Esta crítica se ha escrito tras ver el primer episodio de ‘Star Trek: Picard’ y no contiene spoilers.
El estreno de cualquier serie que recupere escenarios, historias o personajes de otras finalizadas hace tiempo acarrea siempre la misma pregunta. Los espectadores que se asoman de nuevas a ella quieren saber si necesitan haber visto las siete temporadas de la ficción anterior para poder ver la nueva sin perderse. Generalmente, la respuesta siempre es sí, es posible disfrutar de esos capítulos sin conocimiento previo de los personajes porque la serie te irá contando lo que necesitas saber. Y es exactamente lo que ocurre con Star Trek: Picard.
Nacida al calor de esa nueva franquicia que CBS All Access está construyendo a partir de Star Trek: Discovery, ésta tiene su origen primero en Star Trek: La nueva generación y en el capitán de la Enterprise en aquellos años, Jean-Luc Picard, un papel que hizo famoso a Patrick Stewart y que relanzó con gran éxito una saga que había continuado viva en el cine, pero que llevaba más de dos décadas fuera de juego en televisión. Picard fue, para toda una nueva hornada de trekkies, su capitán, y su serie se convirtió en la piedra angular de un universo conectado que CBS está queriendo revivir ahora.
Sin embargo, no es necesario ser un experto en todas las peripecias que Picard y la Enterprise vivieron en los 90 para subirse a Star Trek: Picard, y eso es porque la serie huye todo lo que puede de la nostalgia. Con el novelista Michael Chabon al frente, el arranque de esta nueva aventura de Picard está marcado por el peso de una tragedia del pasado, sí, y las consecuencias que aún tiene en el presente, pero no tiene ningún interés en los guiños cómplices a los fans de siempre o en crear una versión de La nueva generación con los destellos luminosos de las películas de J.J. Abrams. Picard va a contar su propia historia y va a ser su propia serie.
(Fuente: Amazon)
El primer episodio deja bien establecidas las líneas maestras del resto de la primera temporada, desde qué llevó a Picard a abandonar la Flota Estelar al detonante que le obligará a volver a la acción. Está conectado con su pasado y, teniendo en cuenta que es un hombre en el último tramo de su vida, es perfectamente lógico que el conflicto del personaje gire alrededor de la asunción de las decisiones que tomó, de hacer las paces con sus actos pasados y de no quedarse atrapado en la culpa y los remordimientos que siente al mirar atrás. Picard, como su serie, debe apostar por el presente.
Hay un misterio conectado con uno de los antiguos compañeros del capitán (ahora, almirante), hay acción y el esfuerzo por dejar claro que, aunque este Jean-Luc no sea el mismo de antes, seguimos estando ante una serie de Star Trek, pero del siglo XXI. Ahí se nota un poco la sombra de Discovery, en el cuidado en lo visual y en el ritmo al que se cuenta el principio de la historia.
Los veteranos de La nueva generación reconocerán algunas cosas que pueden darles pistas de lo que está ocurriendo (o pueden confundirlos más), y los novatos no se perderán porque el arranque explica de manera sencilla algo que podría resultar bastante complicado. Star Trek: Picard echa a volar de una manera bastante prometedora, dejando claro que si te acercas a ella buscando nostalgia, mejor que te pongas episodios antiguos de La nueva generación.
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‘Star Trek: Picard’ está disponible todos los viernes en Amazon Prime Video.