Esta crítica se ha escrito tras ver dos episodios de ‘The Nevers’ y no contiene spoilers.
Adentrarse en el mundo de The Nevers es meterse de lleno en el universo de Joss Whedon, ideólogo de muchas otras historias y director de algunas ajenas. De todas ellas bebe esta nueva serie, cuya primera mitad de la primera temporada se estrena el próximo lunes HBO España. Buffy, Cazavampiros suele ser el título sumado a la muletilla «creador de» que siempre acompaña a este guionista y director borrado del mapa (aunque su nombre aparezca hasta cuatro veces en los créditos) tras el escándalo ahora público de su comportamiento en los rodajes. Cazadora a un lado y polémicas a otro, el aroma que desprende The Nevers se parece (mucho o poco dependerá de cómo avance) a Firefly, aquel western espacial con Nathan Fillion a los mandos de la nave Serenity.
Aquí no hay una nave espacial que pilotar ni con la que contrabandear, pero sí un orfanato regentado por una mujer con visiones del futuro. Ella es quien ha convertido una gran casa con patio del Londres victoriano en refugio para los que son como ella. Esa es su nave. Sus huérfanos, su tripulación. La premisa de la que parte The Nevers nace de un evento extraordinario que dota de poderes a una serie de personas y los «tocados», como se les llama, son sobre todo mujeres, aunque también hay algún que otro hombre.
Esta elección, en principio arbitraria, de un o unos dadores misteriosos genera una subdivisión dentro de la población. A pobres y ricos (de escalas sociales también hay mucho en esta historia) se une la de seres humanos con habilidades especiales y seres humanos ordinarios. Y, a su vez, entre los primeros, los que solo intentar salir adelante mientras son perseguidos por quienes quieren aniquilarles y los que se aprovechan de su adquirida ventaja para hacer el mal. Como los mutantes, en el fondo lo que buscan (en su mayoría) es la aceptación, la integración y la supervivencia; ese sentimiento de pertenencia que a unos les daba la escuela para jóvenes talentos de Charles Xavier y aquí proporciona un orfanato.
En el lado de los buenos, hablando en términos maniqueos, es donde mejor está desarrollado el guion en esos dos primeros capítulos. Porque ahí es donde se presenta la serie y sientan las bases de la amistad entre Amalia True (Laura Donnelly) y Penance Adair (Ann Skelly). La primera ejerce como protagonista y directora de la institución que protege a los tocados bajo el auspicio de la rica en lo económico Lavinia Bidlow (Olivia Williams). La segunda funciona como coprotagonista, sidekick, amiga y mejor apoyo de una líder un tanto oscura que, además de su poder visionario, sabe cómo ganar una pelea cuerpo a cuerpo. Por su parte, Penance hace gala de un carácter mucho más dulce y afable y su comprensión de la energía la convierte en una inventora adelantada a su tiempo.
La fórmula: época más ciencia ficción
Una buena parte de esos artilugios futuristas que chocan con la ambientación victoriana de The Nevers son obra suya, de Penance. La amistad entre ambas es uno de los puntos fuertes de la serie y uno de los grandes alicientes, como lo es el planteamiento nada novedoso de mezclar los géneros de ciencia ficción y época. Lo han hecho otras series antes. La mencionada Firefly hacía gala de eso. Era ciencia ficción espacial ambientada en el siglo XXVI con planetas a visitar y por descubrir. Todo envuelto en una estética muy de western. Funcionaba y, como en esta, ese choque de géneros hacía que fuese muy potente y atractiva en lo visual. Aquí la acción arranca en Londres, en 1896, pero hay superpoderes, mucho invento y una gigante.
Amistad, estética y mezcla de géneros como alicientes junto al hecho de encontrarse con actores de rostro conocido y talento reconocido. La mencionada Olivia Williams (Counterpart), pero también Ben Chaplin como un policía terco y crepuscular; Pip Torrens (Preacher) haciendo de un Lord que odia a los tocados y Eleanor Tomlinson (Poldark) en el papel de una joven con una voz mágica. También está James Norton (Grantchester) metiéndose en la piel de un aristócrata ambiguo de muchas maneras.
El principal problema al que se enfrenta The Nervers es la complejidad de la historia que se trae entre manos. Porque, aunque de entrada todo pueda resumirse en diferentes perseguidos por una oscura organización y el odio a una minoría, se presenta a tantos personajes y se abren tantas subtramas que puede resultar complejo encajarlo todo. La pareja formada por Amalia y Penance se ganan a pulso el interés que despiertan. Lo que les rodea pasa a ser secundario, pero eso no exime a la serie y sus responsables de la necesidad de esforzarse porque funcione.
‘The Nevers’ se estrena el 12 de abril en HBO España.