Max y Lucas se preparan para la lucha final. (Fuente: Jackson Lee Davis/Netflix)
Los mejores momentos de Stranger Things llegan cuando todos los personajes principales empiezan a trabajar todos juntos para salvar Hawkins. Que se crucen los destinos de gente tan variopinta como Mike y sus amigos, Steve o Joyce Byers dejaba grandes momentos en la primera temporada, y vuelve a elevar la entrega en la segunda.
Los acontecimientos se precipitan en los últimos cuatro episodios y la lucha final contra el Mundo del Revés no puede demorarse más. Will está “poseído”, Nancy y Jonathan están dispuestos a destapar toda la verdad y conseguir justicia para Barb, Dustin se da cuenta de que ha metido la pata y Eleven tiene que resolver primero algunas cuestiones personales.
Hay algunos altibajos en esta recta final (el capítulo 7 está siendo bastante controvertido entre los fans), pero lo más destacado es que los hermanos Duffer no se cortan en absoluto a la hora de mostrar el gran clímax de la temporada. Y hasta dejan claro que sólo se ha ganado una batalla, pero no la guerra.
‘Stranger Things’ 2×06 — ‘El espía’
Will ya no es Will. (Fuente: Jackson Lee Davis/Netflix)
Yo no soy Will, soy el Monstruo de las Sombras. Como si hubiera salido de Howard el pato (otra película de los 80 que la serie podría homenajear), Will Byers está poseído por el Dark Overlord, el monstruo aterrador que quiere acabar con su realidad. El problema es que el resto de personajes tardan demasiado en darse cuenta de lo que está pasando realmente con él.
Joyce, Bob y Mike hacen lo más lógico al llevarlo a él y a Hopper, rescatado de los túneles del monstruo, al laboratorio, pero allí no tienen una idea más aproximada de qué hacer. Ni siquiera saben cómo cerrar la brecha que permite que el Mundo del Revés entre en su dimensión y se dedican, en su lugar, a quemar las raíces que el monstruo intenta extender por Hawkins. No sirve de nada porque Will actúa como los ojos de ese ente; sabe dónde atacar y cómo hacerlo. Es su puerta para la dominación completa de su mundo.
Las comparaciones con el juego de rol de Dragones y mazmorras siempre han sido muy evidentes, pero en la segunda temporada son hasta la clave para entender por qué los niños son quienes consiguen entender lo que está ocurriendo antes que los adultos. Forman un grupo, una partida, cada uno con su papel definido, y todos se ayudan cuando se encuentran en una situación delicada.
Y van a necesitar toda la ayuda posible. El asalto al laboratorio (que recuerda a veces a La cabaña en el bosque, para que no todo sean películas de los 80) es tenso y transmite enseguida la sensación de alto peligro en la que se encuentran todos. La revelación de que Will está dejando de ser él mismo añade aún más dramatismo, y con la alianza improbable entre Dustin y Steve para encontrar a Dart se consigue uno de los mejores episodios de la temporada.
Crítica: ‘Stranger Things’ 2×01–05, bienvenidos de nuevo a Hawkins
Comentamos con spoilers los cinco primeros episodios de la segunda temporadafueradeseries.com
‘Stranger Things’ 2×07 — ‘La hermana perdida’
Eleven empieza a unir todas las piezas sobre su pasado. (Fuente: Jackson Lee Davis/Netflix)
Nosotros sabemos que Eleven tiene la capacidad de cerrar esa brecha, pero Eleven está en Chicago, siguiendo las pistas de su propio pasado. Y encontrándose con Ocho, o Kali, su hermana perdida. Mejor dicho, su hermana en las armas, pues en el laboratorio las adiestraron a las dos juntas, y no es difícil ver por qué. Eleven (o Jane) tiene la capacidad de encontrar a cualquier persona en el mundo sólo con ver su foto, mientras Kali puede generar vívidas alucinaciones en esa persona.
Es un capítulo un poco desconcertante no por su objetivo, que es reconectar a Eleven con su pasado y, al mismo tiempo, recordarle que ya ha encontrado a su propia familia en Hawkins, sino por cómo se desarrolla. Funcionar como cliffhanger alargado del asalto al laboratorio de los demoperros (Dustin dixit) es un error porque rompe la inercia que la temporada había adquirido, y la exploración de los conflictos que Kali y sus compañeros pueden generar en Eleven se queda en el cliché.
Todos parecen sacados de Los amos de la noche, o del recuerdo lejano que alguien pueda tener de esa película. Sí, Kali está consumida por la venganza y, al mismo tiempo, enseña a Jane a canalizar su ira para aumentar sus poderes, pero no hay nada realmente interesante a lo que agarrarse ahí. Es la manera más maniquea posible de obligarla a regresar a Hawkins.
‘Stranger Things’ 2×08 — ‘El azotamentes’
Nancy y Jonathan encuentran otra cosa mientras buscan la verdad. (Fuente: Netflix)
En todo esto, nos hemos olvidado de Nancy y Jonathan buscando a ese Pistolero Solitario particular de Stranger Things para que los ayude a desacreditar al laboratorio. Murray parece sacado directamente de 1984 y es un conspiranoico realmente divertido por lo pasado de rosca que está, pero también expone un problema que la serie tiene con sus personajes femeninos al hacerle esas bromas con doble sentido a Jonathan sobre la noche que él y Nancy han pasado juntos.
En el grupo de los niños protagonistas nunca puede haber más de una chica, y ellos se pasan siempre horas y horas discutiendo sobre que no puede formar parte del grupo. Max, Eleven y Nancy son lo suficientemente independientes como para funcionar por sí mismas, pero la serie está tan obsesionada por repetir las convenciones del cine de los 80, que repite los patrones en los que caían sus mujeres, con bromas machistas incluidas.
Matt y Ross Duffer, los nuevos niños bonitos de la tele
Los creadores de ‘Stranger things’ son los guionistas de modafueradeseries.com
Además, la reunión de todos los personajes bajo el mismo techo saca lo mejor de la serie. Steve encaja a la perfección con Dustin y sus amigos, por ejemplo (está en una especie de versión alternativa de Aventuras en la gran ciudad), y el modo en el que todos trazan el plan para derrotar al Mundo del Revés expone dónde está el punto fuerte de la serie: en la unión de sus personajes en pos de un objetivo común.
‘Stranger Things’ 2×09 — ‘La puerta’
El señor del Mundo del Revés. (Fuente: Netflix)
El final de temporada es un episodio que cierra la historia por todo lo alto. Hay épica, relaciones entre los personajes muy efectivas (con homenaje no disimulado a Los Goonies incluido), resoluciones emocionales (sobre todo en la reconciliación entre Hopper y Eleven) y, de nuevo, un buen manejo de la tensión.
También hay una escena que no por arquetípica no resulta divertida, y hasta se presenta de una manera tirando a autoparódica: la seducción de la señora Wheeler a cargo de Billy para que le diga dónde puede encontrar a su hermana. Stranger Things nos deja ver por qué Billy es como es, pero eso no redime su pobre caracterización.
Donde sí que se echa el resto es en las tres líneas paralelas que centran el capítulo. Por un lado están Eleven y Hopper en el laboratorio, intentando cerrar el portal interdimensional; en la cabaña del sheriff se encuentran Joyce, Jonathan y Nancy “quemando” al monstruo en el interior de Will y, por último, los demás crean una distracción en los túneles bajo el campo de calabazas. El entrelazado de las tres da una idea de la enormidad de la tarea a la que se enfrentan todos y pone su granito de épica con la entrega total de Eleven tapando la brecha, de aventuras emocionantes con los chicos en los túneles y hasta de terror con el exorcismo de Will.
Stranger things sabe cómo acabar una temporada. El epílogo del baile de invierno aporta el punto emocional y de evolución de personajes suficiente para que sintamos que hemos visto una historia completa y satisfactoria. Sobre todo, destaca el gesto de Nancy, que saca a bailar a Dustin para que no se sienta triste y humillado al no conseguir que ninguna chica de su clase le haga caso. Hay unidad entre todos ellos; han sobrevivido juntos a una prueba terrible. ¿Se acordará la serie en la tercera temporada de esto? ¿Y era necesario recordarnos que el Monstruo sigue al acecho? ¿No está el Mundo del Revés un poco agotado?
Las notas de Fuera de Series:
En Fuera de Series puntuamos nuestros análisis en una triple escala de 1 a 5, inspirada en la que usa Little White Lies, en función de lo deseosos que estábamos de ver la serie (“Antes”), lo que nos ha parecido viéndola (“Durante”) y las ganas de ver más y de comentarla con más gente tras hacerlo (“Después”)
Antes: 3
Yo no soy fan fatal de ‘Stranger things’. La disfruto, pero no me obsesiona. Sí tenía curiosidad por ver si los hermanos Duffer conseguían mantener su truco de magia de homenajear al cine de los 80 contando una historia que no se viera vieja.
Durante: 3
La segunda temporada repite el esquema de la primera de no arrancar de verdad hasta la mitad, más o menos, y también intenta reeditar algunos de los “grandes éxitos” de la anterior, como ocurre con el mapa de los túneles de Will. Algunos de los nuevos personajes, como Max y Bob, funcionan muy bien, mientras Billy es un cliché con poco interés más allá de una muy efectiva presentación.
Después: 3
Los últimos dos episodios son trepidantes y sacan mucho partido a la reunión de todos los personajes principales de la serie. Los clímax emocionales también están muy conseguidos, pero ese cliffhanger final con el monstruo es bastante innecesario. Y los guiños ochenteros ya han perdido la gracia de la novedad.
La segunda temporada de ‘Stranger Things’ está disponible en Netflix.
