Esta crítica se ha escrito tras ver los tres primeros episodios de ‘Surcando los cielos’ y no contiene spoilers.
Se nos ofreció y accedimos. Esa podría ser la frase que enarbolaron Albert Plesman y Anthony Fokker, allá por 1919, cuando lideraron el nacimiento de la KLM (Koninklijke Luchtvaart Maatschappij) o Compañía Real de Aviación Holandesa, la aerolínea más antigua que aún opera con su nombre original. Y es de lo que trata Surcando los cielos (Turbulent Skies o Vliegende Hollanders, en sus títulos internacionales), una serie holandesa estrenada en Filmin que narra la historia de la rivalidad entre dos hombres con diferentes estilos de vida y mentalidades, pero con una pasión en común: la aviación.
Por una parte, Albert Plesman, un recto padre de familia y teniente durante la Primera Guerra Mundial, y, por otra parte, Anthony Fokker, piloto y fabricante de aviones, vividor y mujeriego. Su apellido así lo indica. Ellos son la esencia de una serie que no mira más allá de sus dos protagonistas, de sus luchas internas por hacerse notar -bien ante el consejo de inversores o ante la familia que te considera una oveja negra- como los pioneros de la aviación europea tras la finalización de la Gran Guerra. La contienda acabó con el Tratado de Versalles, y por ende, con la salida de Alemania de esa carrera por surcar los cielos. O eso creían.
Sin embargo, la principal virtud de la serie, esa lucha de egos entre Fokker y Plesman, es también su mayor defecto. Las idas y venidas de acciones e intenciones de Fokker desdibujan en cierta media al personaje, por no hablar del don de la ubicuidad que posee: una mañana está en Ámsterdam y casi la misma noche en Nueva York en una época en la que sobrevolar el Canal de la Mancha era una proeza.
Asimismo, en sus primeros capítulos se echa en falta alguna que otra subtrama relacionada con personajes secundarios que puedan aportar un poco más de background a los personajes principales y la serie; historias que no se resuelvan en un mismo episodio con un par de planos y unas miradas cómplices. Es el caso de la mujer de Plesman, Suze, de la que me gustaría conocer un poco más y que su intención de participar en el primer voto femenino de Holanda (del cual también se ha cumplido un siglo recientemente) no se quede sólo en eso, una mención y ya.
En octubre de 2019 se conmemoraron los 100 años de creación de la KLM y en mayo de 2020 fue el centenario de su primer vuelo con transporte de personas. Dos periodistas volaron en un DeHavilland DH-16, alquilado a los británicos, entre Ámsterdam y Londres. Dadas las circunstancias para poder sacar pecho ante tal cita, no extraña el elevado presupuesto con el que cuenta Surcando los cielos, la cual se ha servido de algunas de las ayudas que Netherlands Film Production Incentive invirtió durante 2020.
La factura técnica, decorados o vestuario, así como el uso de vídeos de archivo histórico, muy bien enlazados y justificados en la serie, engrandecen este drama de entreguerras dirigido por Joram Lürsen. Mención aparte de las recreaciones de los ya clásicos aviones Fokker y sus coetáneos que harán las delicias de los amantes de la aeronáutica. Ahora que tanto añoramos volar y que nos viajamos encima, conocer de primera mano -aunque con ciertas licencias históricas- el nacimiento de los vuelos comerciales y postales, tal y como los conocemos a día de hoy, se antoja una historia entretenida y con cierto toque divulgativo.
‘Surcando los cielos’ está disponible en Filmin.