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Crítica: ‘The Boys’ es una sátira feroz de las corporaciones codiciosas

La Reina Maeve y Homelander, dos de los superhéroes de ‘The Boys’. (Fuente: Amazon)

Esta crítica se ha escrito tras ver los cuatro primeros episodios de ‘The Boys’ y no contiene spoilers.

Si los superhéroes de las películas de Marvel fueran reales, probablemente estarían supervisados de la misma manera que los Siete de la Corporación Vought. Sus índices de popularidad, sobre todo en la demográfica a la que se le puede vender más merchandising, son muy importantes; se avisa a las cámaras de televisión cuando tienen alguna salida para impedir actos delictivos y en sus apariciones públicas nunca se les ve sin el traje. Y, por supuesto, siempre ofrecen una imagen de buenos americanos, ciudadanos ejemplares que buscan constantemente el bien común. Aunque, en el fondo, sean tan codiciosos, mezquinos y hasta sociópatas como cualquiera de sus fans.

Así son los superhéroes de The Boys, la adaptación del cómic de Garth Ennis y Darick Robertson que Amazon estrena hoy con los ocho capítulos de su primera temporada. Entran dentro de una tendencia en televisión de virar el enfoque desde el que se cuentan historias de justicieros con capa a algo más cínico, más en consonancia con la manera en la que los cómics las habían mostrado a través de, por ejemplo, Watchmen, The Authority o esta The Boys.

Para la serie supervisada por Eric Kripke, el Mal es esa empresa multinacional que posee a esos superhéroes y que es la que juega a ser Dios, juez y verdugo. Decide qué crímenes son más rentables, a qué precio pueden las ciudades “alquilar” a uno de sus justicieros y aplica el lema de “sólo son negocios” a todos los aspectos de la vida de un país. Todos. No hay nada que no pueda ser expresado en cifras y con lo que no se pueda ganar millones de dólares.

Ahí está el quid de la serie. La sátira de los superhéroes hace tiempo que dejó de ser original, pero su unión con la crítica de la “América corporativa” del capitalismo salvaje neoliberal es lo que da a The Boys su toque diferencial. La deconstrucción de ese sosias de Superman que es Homelander (Antony Starr) es realmente interesante en ese aspecto. Sí, entramos en el grupo a través de la joven ingenua, pero poderosísima, que cree que todo es maravilloso y de verdad trabajan para salvar el mundo, y lentamente veremos cómo Vought corrompió lentamente todas esas buenas intenciones en todos los “supes”.

Hugh es el detonante de toda la historia. (Fuente: Amazon)

“Supes” es como los llama a todos Butcher (Karl Urban), un tipo que lleva años envuelto en una cruzada contra ellos que se ha vuelto muy personal, y que “recluta” para su misión al pobre Hugh (Jack Quaid). Él sufre directamente las consecuencias de que los Siete actúen impunemente y en su búsqueda de justicia se adentra en un mundo en el que no existe la tentación del poder, pero sí la de la venganza a cualquier precio.

La primera mitad de The Boys muestra el proceso de reunión de ese grupo dispuesto a meter en vereda a unos héroes fabricados y producidísimos. En ese aspecto, la serie funciona como una historia muy típica de, por ejemplo, ladrones juntando de nuevo a la banda para dar un gran golpe, o de soldados de una patrulla que vuelven a asumir una misión por los viejos tiempos. Butcher tiene carisma y, aunque sea un arquetipo, funciona, pero es mucho más interesante la trama de la Corporación Vought en el arranque de la serie.

Y eso que Jack Quaid da bien el tipo del chico dulce y un poco apocado arrastrado a una situación que le va a hacer descubrir que también tiene un lado agresivo, pero el grupo de Butcher es, quizás, lo que necesita más trabajo para que se salga un poco de los clichés.

Sin embargo, las maniobras en la sombra de Stillwell en Vought están presentadas de un modo más efectivo. Stillwell es una mujer de negocios dispuesta a prácticamente todo para contentar a su junta directiva, a sus accionistas y a la empresa, en general. Elisabeth Shue le confiere un tono de tiburón de Wall Street sin escrúpulos, pero que nunca alza la voz ni pierde la sonrisa, que la afianza como una villana a la altura. Porque, al fin y al cabo, los superhéroes son sus juguetes. Algo que, por supuesto, tiene sus complicaciones.

Madeleine Stillwell es la verdadera villana de la serie. (Fuente: Amazon)

The Boys quiere ser muy gamberra en todo lo referente a las actividades de Butcher y su equipo, pero el humor negro funciona ahí sólo a ratos. También lo hace intermitentemente con otros personajes, como The Deep. Quiere mantener la irreverencia de Garth Ennis, pero ahí, es otra adaptación de su material como Preacher la que acierta más con el tono.

Lo que funciona en esta serie es la sátira capitalista (si alguien quiere trazar paralelismos con cómo funciona Marvel, salvando las distancias, podría hacerlo). Sus “supes” son despreciables y amorales, pero se siembran ciertos detalles de descontento en algunos de ellos que pueden dar juego más adelante, sobre todo teniendo en cuenta que Amazon la renovó por una segunda temporada antes de que se estrenara la primera.

Acercaos a The Boys por la sátira de los superhéroes; quedaos por la crítica a la falta de escrúpulos de las grandes corporaciones.

La primera temporada de ‘The Boys’ está disponible completa en Amazon Prime Video.

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