Esta crítica se ha escrito tras ver la temporada completa de ‘Typewriter’ y no contiene spoilers.
Que Netflix lleva tiempo apostando por producciones locales no es ninguna noticia, teniendo resultados muy dispares. Algunas han supuesto éxitos que llegan al mercado internacional convirtiéndose en auténticos fenómenos de masas, y otras ¿qué otras? Pues eso, no recordamos siquiera su nombre. El pasado 19 de julio se estrenó una de estas producciones locales cuya promoción se empeñó en relacionarla con una mezcla de Stranger Things y la mítica Scooby Doo. Hablamos de Typewriter, una miniserie india de cinco capítulos cuya pretensión (y no me cabe duda de ello) inicial era aunar dos géneros tan complejos y antagónicos como son el terror y el humor.
Calibrar en su justa medida cuándo y cómo el humor prevalece sobre el terror y cómo el terror ha de desterrar, en longevidad y concreción, al humor no es fácil. Si se hace bien, el resultado desemboca en una genialidad; ahora bien, cuando no se hace bien, o se apuesta por el exceso, el producto final logra que no te aterrorices cuando la escena lo requiere o que te rías a desgana (si es que ríes) cuando el chiste asoma.
Typewriter, me temo, se acerca más a ésta última: no conjuga ambos géneros con solvencia narrativa. Cierto que hay escenas de terror muy en la línea del género oriental de los últimos lustros, y también hay momentos divertidos (un poco a lo Bollywood) que te alertan para seguir viéndola, pero no es suficiente porque, además, hay otros lunares que deslucen el producto final.
Situémonos: Goa, en la actualidad. Un grupo de niños (Aarna Sharma, Palash Kamble, Mikhail Gandhi y Aaryansh Malviya), acompañados de su perro, que viven en Goa están obsesionados por los fantasmas. Cerca de sus casas hay una mansión, Villa Bardez, de aspecto espeluznante que les atrae hasta tal punto. que hacen novillos para vigilarla. En una de sus pesquisas observan a una familia que se muda a la villa: Sameer Kochhar, el padre, Palomi Ghosh, la madre, y sus dos hijos. La madre creció en la villa junto a su madre y abuelo, que era aficionado a escribir en una vieja máquina. La trama encuentra su centro en la vieja máquina de escribir en la que ahora reside un fantasma. El mismo que veía la niña hace años.
(Fuente: Netflix)
Los niños comienzan a desentrañar la historia del fantasma rebuscando en el pasado y reviviéndolo en el presente al descubrir que la propia ciudad donde viven conoce los horrores del espectro en forma de asesinatos escalofriantes.
El primer episodio es lo suficientemente atractivo, y bien presentado, para querer introducirte en la historia. Sujoj Ghosh, director y coguionista de la serie, aborda el comienzo con una buena presentación de los protagonistas, una cuidada puesta en escena de la villa y unos primeros 50 minutos ágiles y entretenidos. Sin embargo, tanto en el segundo como en el tercer capítulo, la narración deriva y naufraga: no consigue mantener el interés aun a pesar de la introducción de subtramas (que no aportan prácticamente nada) con personajes nuevos que están porque tienen que estar, pero sin añadir enjundia ni conflictos (Elli Avram y Sameer Kochha, por ejemplo).
Hasta el cuarto episodio, las dosis de terror son casi inexistentes y, como por ensalmo (o bien porque la serie ha de acabar en algún momento), se acelera inconsistentemente. Se forma un batiburrillo plagado de sucesos donde expresamente hay que dotarlos de un género para que tenga cierto sentido: pasamos de la comedia al terror en un suspiro, sin olvidarnos del drama o el suspense o el ocultismo, y todos hechos ad hoc.
Si a eso le sumamos el exceso de música para todo (hay ciertos pasajes donde, al cerrar los ojos, juraría escuchar la banda sonora de una película de la Hammer) y un quinto capítulo donde las resoluciones están pensadas más en una segunda temporada que en cerrar los arcos y tramas, el resultado final se me antoja escaso y pobre.
No tiene nada que ver ni con Stranger Things, ni con Scooby Doo, ni con La maldición de Hill House, aunque entiendo sus “supuestas” similitudes o referencias. A mí, particularmente, me recuerda más a algún libro de Los Cinco, Los Tres Investigadores o Los Hollister, si me apuran. Y puestos a escoger, en este caso, prefiero leer.
‘Typewriter’ está disponible completa en Netflix.
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