El doctor Swann (izquierda) intentará salvar a su mejor amigo de la enfermedad. (Fuente: Netflix)
Esta crítica se ha escrito tras ver los dos primeros episodios de ‘V Wars’ y no contiene spoilers.
Decir que tenía esperanzas puestas en V Wars sería mentir descaradamente. Y, no obstante, el resultado no es en absoluto deficiente. La serie, que Netflix acaba de estrenar, adapta los cómics y novelas de Jonathan Maberry a un paquetito aceptablemente envuelto y de contenido, como mínimo, entretenido. Que ya es mucho.
La curiosidad que esconde en su premisa es la presentación de los vampiros no como orden ancestral de engendros chupasangres, sino como verdaderas víctimas de una infección. Unos priones milenarios, encerrados en un glaciar y liberados por el deshielo de los polos, son los responsables de extender la patología, que despierta en los humanos la sed de sangre. El paciente cero, Michael, es el mejor amigo del protagonista, el doctor Luther Swann (Ian Somerhalder), que intenta encontrar un remedio para la epidemia antes de que no haya vuelta atrás.
En las series sobre apocalipsis varios (ya sean zombis, vampiros o tornados los causantes), lo realmente interesante no es ver cómo se desintegran las estructuras civilizatorias, incapaces de absorber el cambio, sino observar a los que intentan reconstruir algo del orden pasado en medio del desastre. En V Wars, como en otras historias del estilo, hay una adictiva tensión entre el instinto de salvación personal y un abstracto bien común que no se escribe con la misma tinta ni sobre el mismo papel que antes del caos.
(Fuente: Netflix)
Una fábula política
A pesar de su limitado rango expresivo, Somerhalder tira con bastante pericia de una serie que dialoga bien con su género. V Wars hace de unos efectos especiales algo trasnochados una bandera de pura excentricidad, como es costumbre en el fantaterror más desprejuiciado. La textura de película tostada y el tono bajo en la luz (abstenerse detractores de La larga noche) rematan una identidad visual que da varios pasos al frente para hablar, a través de sus imágenes, de la familia, del Estado y de otras tantas grandes instituciones que se ponen en cuestión en esta fábula política.
En eso, la adaptación de los relatos de Maberry destaca por una colorida ambigüedad, mostrando a los vampiros como depredadores implacables, pero también como un pueblo incipiente que no quiere ser aniquilado solo por el hecho de existir. Si La guerra de los mundos de 2005 era una condensación de la paranoia de la Norteamérica post-11-S, herida pero orgullosa de los sacrificios que consideraba necesarios, V Wars propone un fin del mundo que deja espacio para cantar a la diversidad (y, en cierto modo, a la necesidad del contacto/conflicto para salvar las diferencias) en plena era Trump.
La primera temporada de ‘V Wars’ está disponible completa bajo demanda en Netflix.
La serie ‘Locke & Key’ ya tiene fecha de estreno en Netflix
La adaptación del cómic de Joe Hill llegará el 7 de febrero a la plataformafueradeseries.com