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Crítica: ‘Westworld’ 3×01 — ‘Parce Domine’

‘Westworld’ homenajea a ‘Almuerzo sobre un rascacielos’ en este fotograma. (Fuente: HBO)

Westworld ha vuelto por todo lo alto. Y si bien su primer episodio no abusa de fuegos artificiales para impactar a los espectadores, sí consigue situarnos plenamente en la propuesta de la tercera temporada, sentando las bases del universo que se abre ante Dolores al abandonar el parque. Es un momento reinvención de la serie -muy necesario tras pasar tanto tiempo entre temporada y temporada-, pero no un completo reinicio, porque los temas que plantea y los objetivos de los personajes vienen heredados del camino recorrido antes.

La primera secuencia nos mete de lleno en este mundo futuro. Un empresario en su hogar ultratecnológico para que pensemos lo fácil que será para los robots realizar su rebelión con tantos tentáculos digitales rodeando la vida humana. Y la líder de dicha rebelión no es otra que una Dolores que sabe poner todo eso a merced de sus planes: desde utilizar las funcionalidades más cotidianas de la casa como cerrar y abrir puertas, a proyectar frente a su rival un auténtico infierno en forma de recuerdos dolorosos.

También aprendemos en esa secuencia cuál es el paso inmediato de Dolores para llevar a cabo su guerra, una empresa llamada Incite Inc., de la que aprenderemos más después, e incluso vemos una habilidad hasta ahora imposible para ella cuando desaparece y aparece en otro lugar. ¿Se ha proyectado? ¿Ya no es 100% corpórea?

Dejamos de lado un momento a nuestra heroína (si preferís considerarla como villana es cosa vuestra, pero yo soy #teamDolores) para conocer a Caleb Nichols, el personaje de Aaron Paul que parece que será capital en la trama de esta temporada. A priori es un operario de la construcción en la base de este sistema capitalista radicalizado, pero enseguida vamos descubriendo otras capas: se trata de un exmilitar atormentado por la muerte de un amigo (las referencias a Black Mirror en esta temporada parece que serán recurrentes, pero aquí es muy difícil no acordarse de aquel episodio llamado Ahora mismo vuelvo), con una madre hospitalizada y que busca dinero con trapicheos y robos (o quizás no solo eso, porque nos introducen también una trama de drogas de alto nivel de la que se explica poco).

Pero quizás lo más importante sobre Caleb es que está, básicamente, buscándole un sentido a la vida. “Seguiré con mi vida, encontraré algo, a alguien real”, le dice a su ya fallecido amigo Francis antes de cancelar la suscripción a esa especie de HBO-España-de-personas-muertas-que-te-hablan-por-teléfono. Al darse de baja de ese servicio, apaga la ilusión y comienza a buscar ese algo o alguien real. Y entonces llega Dolores, claro. Él la encuentra en un callejón malherida y la sujeta en sus brazos como en una tragedia shakesperiana.

Dejemos la imaginación volar. Está claro que el vínculo entre Dolores y Caleb será importante en la temporada 3 de Westworld, ¿pero cómo? Aunque ya hay quien teoriza sobre la posibilidad de que él sea también un robot, yo lo descartaría (es un giro ya utilizado por la serie y resultaría repetitivo). Me gusta más la idea de que son una especie de Romeo y Julieta, dos amantes de mundos distintos y enfrentados entre sí. Él, un humano. Ella, un robot que quiere aniquilar a los humanos. ¿Hasta que se enamore de él? ¿Será Caleb quien consiga hacer ver a Dolores que hay espacio para la compasión, como muchos otros han intentado hacerle ver sin éxito? ¿Acabará él en los brazos de ella moribundo al final de la temporada? Para mí, por ahí van los tiros, pero ya veremos.

“¡DOLOOORES! ¡LA REINA DEL MARTES SANTO! ¡EL BARRIO ENTERO PA TI!” (Fuente: HBO)

Volvamos a la trama de Dolores. Si todo el tema de Incite Inc. te ha dejado un poco tarumba, te recomiendo leer este artículo sobre el vídeo que salió hace un tiempo como parte de la promoción de la temporada. Pero, en resumidas cuentas, esa bola grande con lucecitas rojas es una gran inteligencia artificial que controla el mundo, desde el tráfico a los caminos que toma la gente en sus vidas. Los humanos han puesto su libre albedrío en manos de este chisme, de modo que si Dolores se hace con su control podría tener un poder brutal. Lo mismo que hizo en la casa del señor ricachón del principio, pero a escala global: ser la jefaza del mundo y nosotros a sus pies (amén).

De momento, no ha llegado hasta ahí, pero ha dado los primeros pasos. Más femme fatale que nunca (y con looks más guais), se ha camelado a Liam Dempsey, hijo del cofundador de Incite Inc., y aunque el plan no le ha salido como esperaba, al menos ha acabado con un buen puñado de enemigos y se ha hecho una copia de Conells, mano derecha de Dempsey.

Por su parte, Charlotte ha llegado a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Perdón, a una ciudad futurista sin identificar. No sabemos quién hay en su cuerpo, pero sí que todos en la compañía Delos creen que sigue siendo Charlotte y que ella (que es un robot sí lo tenemos claro) va a jugar esa carta a favor de Dolores. Quiere reabrir el parque y producir más anfitriones. Os lo traduzco: va a montar un ejército para acabar con todos nosotros (y súper a favor).

Y luego tenemos a Bernard. Dios, dame paciencia para aguantar a este señor. El científico-ahora-granjero-por-un-tiempo ha estado escondido, acusado de cara a la opinión pública de ser el responsable de la matanza del parque de la temporada anterior. Y su único objetivo es cristalino: tiene que pararle los pies a Dolores. Como hemos visto siempre en Westworld, desde que Bernard descubrió su naturaleza robótica, ha estado en la otra cara de la moneda de la heroína (que sí, que la voy a llamar así, aunque mate a medio planeta). Él es quien quiere proteger a la humanidad, aunque eso signifique cargarse a un par de figurantes con frase como mal menor.

Con Bernard despedimos la serie hasta la semana que viene con cliffhanger de episodio: va a volver al parque Westworld con una barquita muy poco tecnológica. ¿Será esto una pista de que está en una línea temporal diferente a la de Charlotte?

¡ESPERAD, QUE HAY MÁS! Escena postcréditos. Maeve desorientada. Un hombre muerto, un hombre atado y una ventana que nos deja ver un nuevo mundo. Bienvenidos a Naziworld.

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