Esta crítica se ha escrito después de ver los dos primeros capítulos de ‘Wisting’. No contiene spoilers.
Una localidad muy apacible y un invierno muy desapacible; un entorno semisalvaje, ciudadanos muy cívicos, tonos azulados y níveos, con noches o días -según sea la época- excesivamente largos. Y, de repente, un crimen grotesco y macabro. ¿Lo han adivinado? Sí, Wisting es otro nordic noir, noruego para más señas, y ambientado en una ciudad real, Larvik, al sur de Oslo.
La serie toma el nombre de uno de los personajes más populares de la novela negra escandinava actual cuyo autor, Jørn Lier Horst, alterna este género con otro bien distinto: los libros infantiles (en España es conocido por este último género; hasta la fecha, de su popular saga negra, sólo se han publicado en español Cerrado en invierno y Perros de caza). Sin embargo, Wisting alberga ciertos detalles que le alejan del nordic noir al uso.
La temporada, que consta de 10 episodios, abarca dos libros de la saga (la propia Perros de caza y El cavernícola). Jørn Lier Horst fue detective jefe en Vestfold, como lo es William Wisting, detective de la localidad de Larvik, siendo esta población la localidad natal del propio autor. Hay un poso de veracidad en la serie que proviene directamente de los libros; aunque la adaptaciones siempre juegan con multitud de factores y peculiaridades que nacen, por lo general, del departamento de producción, Wisting apuesta por la fidelidad a las obras originales. No en vano se ha convertido en la producción más cara de la ficción noruega.
Estamos en Navidad. Un cuerpo aparece en una granja y William Wisting (Sven Nordin) es el detective al que asignan el caso. A pesar del excelente estado de conservación, las primeras pesquisas hacen pensar que lleva allí mucho tiempo. Otro cuerpo aparece sin vida en una casa, la víctima es un hombre solitario que no tenía apenas contacto con nadie. Como las circunstancias del primero de los casos guarda similitudes con el de un asesino en serie norteamericano, el FBI se interesa por lo sucedido en la pequeña ciudad noruega y envían a una afamada agente, Maggie Griffin (Carrie-Anne Moss).
El asesino en serie tiene un modus claro, pero a la vez extraño: secuestra mujeres jóvenes y rubias, abusa de ellas y las arroja a un pozo. Paralelamente, la hija de Wisting, Line (Thea Green Lundberg), es una periodista que trabaja en un reportaje sobre personas mayores que viven y mueren solas. Las líneas de trabajo de padre e hija comienzan a cruzarse.
Wisting presenta varias diferencias con respecto a otros clásicos del género, en los que, generalmente, los protagonistas tienen un pasado ominoso que arrastran minuto a minuto y que se desvela por partes; como entregas coleccionables, a medida que transcurre la historia. Pero William Wisting es un hombre normal, con sus desvelos normales, divorciado, y cuya vida transcurre con tranquilidad; una tranquilidad que sólo vulnera cuando se enfrenta a un caso.
Los entornos agrestes son otra de las marcas de la casa (Fortitude y Jordskott son claros ejemplos de ello), pero la serie noruega apuesta por un entorno más urbano. Esto redunda en otra de las diferencias sustanciales con el nordic noir: el ritmo. Wisting presenta un ritmo ágil, quizás por la presencia del FBI y sus modus, dinámico, todo lo contrario que solemos ver en producciones escandinavas, donde la narración es parsimoniosa, resultando en ocasiones demasiado lenta.
Los dos primeros capítulos aventuran una mezcla de estilos o, al menos, una alternativa a los parámetros de este subgénero puramente nórdico. Teniendo en cuenta que cada libro adaptado abarca la mitad de la temporada, resultará interesante saber cómo acaba la historia del asesino en serie y qué nos depara el segundo bloque. Como amante del género, créanme, yo devoraré los ochos restantes.
‘Wisting’ está disponible en Filmin.