Esta crítica se ha escrito después de ver el final de la temporada 21 de ‘Cuéntame cómo pasó’ y contiene spoilers.
Toda esta temporada 21 ha sido la crónica de un adiós. Cada uno de los episodios de este año de Cuéntame cómo pasó ha bebido de eso que se oye roto por dentro cuando recordamos a los que ya no están. Antonio se ha ido en una escena espectacular para la que hay que tener mucho oficio y lo ha hecho como otros muchos este año, aunque lo suyo haya sido porque es lo que tocaba y no por la maldita pandemia. Y lo ha hecho feliz, con las cuentas hechas desde 1993, con la conciencia tranquila, solo, pero con sus hijos alrededor y la mujer de su vida en la cabeza.
Vimos descender a los infiernos al matrimonio Alcántara, erosionado por un machismo que pudre todo por lo que pasa y que limitaba a Mercedes. Nos enrabiamos con su marido y deseamos que ella creciera lejos de él, pero la gente cambia, o algo así parece que nos quieren hacer ver desde la serie. Él por fin ha entendido que se debe dejar hacer y ser compañía, no rival, que la vida no gira entorno a uno y que el futuro de las relaciones es que se rompan si no dejas que sus raíces tengan sitio. No estoy muy conforme, no creo que Antonio haya cambiado tanto, y cómo sigue tratando a sus compañeros de empresa me parece que lo evidencia, pero el amor vence en una historia de cuento a la que es muy difícil no sentirse ligado si has seguido la serie.
Hablamos de 21 años; todos éramos distintos cuando se estrenó Cuéntame cómo pasó, los de mediana edad han pasado a la tercera edad y los chavales hemos dejado la juventud con ellos. Es muy complicado que hayas visto más o menos lo que iba pasando en la serie y no desarrolles un apego por sus protagonistas. El genio del producto empezó siendo la frescura de sus personajes, la capacidad para mostrar la época del franquismo y ese despertar recuerdos en el espectador. Sin embargo, dos décadas después hay mucho más que nos une; incluso a los que Antonio no nos cae bien nos emociona despedirle y toda esta temporada ha sabido apelar a ese verse reflejado en la pantalla de una forma muy emotiva.
Esta temporada he llorado en cada capítulo. En todos. No sabía muy bien la lógica de mostrar dos momentos temporales en paralelo y a ratos me ha parecido una pequeña decepción, pero haciendo balance ha sido para bien. España es un país de emigrantes, pocos viven en el mismo lugar que sus abuelos; casi todos tenemos un Sagrillas y nos hemos tenido que plantear si volver o no. Desde ayer sabemos mucho más del final de ese cuento de añoranza por una tierra y de cómo una casa de familia une, separa y puede convertirse en el lugar de la reconciliación si las partes lo desean. Ayer se marcó un antes y un después en la serie, todo lo que venga después será sabiendo hasta dónde vamos a llegar y mucho de cómo son los Alcántara de mayores, lo que ahora queda es rellenar huecos de un relato al que nos han dejado ver las últimas páginas, que no es moco de pavo.
Toni es mucho más hijo de su padre de lo que a él le gustaría, Inés por fin encontró un lugar en My Darling (en algún momento tendremos que hablar de la justicia que se ha hecho con un personaje eternamente maltratado por la vida), Carlos se reconcilia con su papel de heredero, María crece y los demás no podemos más que emocionarnos al ver a Antonio y Mercedes conocerse tan bien y llegar acompañados al final. Solo espero que no nos arrepintamos de la reconciliación y que cuando toque dar el adiós de Herminia sea, al menos, tan emotivo como el de Antonio, pero ese es otro drama que tendremos que vivir más adelante y para el que aún no estamos preparados.
‘Cuéntame cómo pasó’ está disponible en Amazon Prime Video.