Isaki Lacuesta en el rodaje de ‘Bajo escucha. El Acusado’. (Fuente: Movistar+)
El cliché de los documentales aburridos para echarse la siesta es cosa del pasado. Las historias reales narradas de una forma atractiva y estimulante se abren paso entre los contenidos predilectos de los espectadores, especialmente en plataformas bajo demanda, siguiendo la estela que marcó Making a murderer y otras producciones posteriores, tanto de true crime (historias de crímenes) como de otras aproximaciones a realidades rocambolescas como puede ser Wild Wild Country.
Sumándose a esta tendencia, que ya siguió Netflix en España con El caso Alcàsser y HBO España con El Pionero, Movistar+ presentó la semana pasada una batería de llamativos proyectos: “Para nosotros es una declaración de intenciones. Queremos enfocarnos en este tipo de contenidos con ambición de ser relevantes y de que sean superproducciones”, nos comentaba María José Rodríguez, gerente de contenidos de #0. Para lograrlo, apuestan por una receta con tres ingredientes: “Tiempo para investigar, producirlas y conseguir el mejor material; presupuesto para hacer producciones de gran calidad; y que se cuenten con voces de creadores necesarias para que marquen un modo de narrar con su propia emoción y punto de vista”.
Entre esas voces que darán a estos títulos el estatus de contenido “de autor” se encuentran nombres como Jon Sistiaga con ETA, el final del silencio, Isaki Lacuesta con Bajo escucha. El acusado o Santiago Posteguillo con El corazón del imperio. Serán quienes lleven a televisión historias sorprendentes que no nos son lejanas: “A veces todavía tenemos ese complejo de que las grandes historias pasan fuera o de que las producciones grandes tienen que ser de fuera”, comenta David Beriain, productor de Espías, “Tenemos que creérnoslo: los narradores tenemos que pensar que es nuestro momento y podemos contar el mundo desde nuestro país”.
¿Son los documentales las nuevas series?
La llegada de series documentales internacionales de nueva generación, pensadas para su consumo en plataformas bajo demanda y en maratón, ha potenciado que se utilicen en este género técnicas narrativas asociadas a la ficción seriada, como una determinada forma de presentar a los personajes o el uso del cliffhanger. “No me atrevería a decir que son técnicas solo de ficción, porque el periodismo las ha usado de toda la vida. Pero, desde luego, sí que la forma influye”, comenta Isaki Lacuesta. “Una premisa de la que partía de Bambú y de Movistar+ era salir de ciertos del amarillismo y apostar por otros códigos narrativos y de estilo”.
Recreación de la serie documental ‘El Palmar de Troya’. (Fuente: Movistar+)
“La gran diferencia es el tratamiento de los personajes y sus arcos de desarrollo, que cogemos muchas herramientas de la ficción, pero realmente los elementos narrativos con los que convivimos son los de siempre: la recreación, estaba ya inventada, las entrevistas, los archivos… La diferencia es cómo dosificamos la información a lo largo de la historia”, expone Israel del Santo, director de El Palmar de Troya. Su compañero, el investigador Daniel Boluda, añade: “El hecho de que esté seriado condiciona la narrativa. Un programa de reportajes de prime time suelen ser 50 minutos y aquí tienes que mantener la atención en cuatro episodios, utilizando elementos de final de capítulo que te den ganas de ver el siguiente”.
Por otro lado, Boluda incide en la importancia de la inversión de dinero que se traduce en tiempo: “A nivel de investigación es la noche y el día: en otros programas tienes un equipo de cuatro o cinco reporteros con cinco o seis días hábiles de investigación y aquí estamos hablando de cinco o seis meses. No es solo la habilidad para investigar, es tener ese tiempo para hacerlo”.
Un periodismo más llamativo
“Lo que nosotros hacemos es esencialmente periodismo”, plantea Beriain, “Pero muchas veces el periodismo ha cometido el error de, persiguiendo un dogma o una supuesta pureza, coger una realidad que es fascinante, terrible, sangrante, cómica y dramática y la convertimos en 80 páginas de puro tedio o una hora de un experto hablando muy serio. Mi pregunta es dónde está la vida. Cuando lo vives es fascinante y eso hay que hacérselo sentir al público. Nuestras historias periodísticas merecen ser contadas con la misma calidad narrativa que una serie de ficción”.
Para este productor, la receta del éxito es consiste en maridar los mejores cazadores, los reporteros, con los mejores cocineros, los guionistas y editores, y, al igual que Del Santo, incide en la importancia de los personajes: “Hemos vivido una explosión de la ficción en los últimos años básicamente definida por unos personajes que son todo menos blanco o negro. Se ha abrazado la complejidad del alma humana y tenemos personajes alucinantes como Walter White que no sabemos qué sentir ante ellos; sentimos muchas cosas diferentes, muchas veces, en todos los capítulos. Nos atraen porque son humanos y reflejan nuestra complejidad. Puedes ser una buena persona y un hijo de puta todos los días, varias veces. El periodismo debería ser el verdadero experto en esos grises de la naturaleza humana y se había abonado al blanco y negro. Por eso ahora apostamos por abrazar lo que está haciendo la ficción”.
Otra de las claves de este tipo de productos es que no sirvan solo para narrar un caso concreto, sino para plantear una reflexión social más amplia: “Eso es algo que debe formar parte del documental”, dice David Miralles, productor de Bajo escucha. El acusado, “El caso es, de alguna manera, el hilo conductor que amplifica una historia más grande. En el nuestro son círculos concéntricos; cómo ha afectado al pueblo de Almonte y cómo nos podría afectar a nosotros una tragedia de este tipo y ahí es donde entra la mirada del creador”.
Maratón de serie documental: ¿sí o no?
A diferencia de las series originales de ficción de Movistar+, que siempre se lanzan temporadas completas bajo demanda y posteriormente se ven emitiendo en #0, la primera ventana de estos documentales será el canal lineal: “Siempre lo vamos a estrenar en #0 y normalmente vamos a ir semana a semana, aunque sí hay algunos casos en los que valoraremos otras opciones”, expone María José Rodríguez.
La que pide a gritos ese consumo en modo maratón es, por supuesto, El Palmar de Troya, aunque no hay nada decidido aún. “Hay una reflexión general en todo el mercado sobre qué conviene más. Tiene algo muy bueno, porque pones todo a disposición del cliente y lo ve cuando quiere, pero también te pierdes la sensación de verlo en el momento y también la conversación semana a semana”, concluye.
Crítica: ‘El caso contra Adnan Syed’ es una impecable muestra del true crime
La serie tiene una voz ágil y clara que atrapa desde el primer momentofueradeseries.com