Los Hijos de la Libertad son los principales villanos de esta temporada de ‘Supergirl’. (Fuente: The CW)
Cuando se estrenó la cuarta temporada de Supergirl, lo que más llamó la atención era cómo apostaba con decisión por reflejar en pantalla algo que Estados Unidos lleva viviendo desde que Donald Trump fue nombrado presidente, que es que los grupos de población más xenófobos y racistas se han animado a salir a la calle, actuar y dejarse ver de una manera mucho más abierta y desafiante que antes. Que el propio Trump aliente esos sentimientos con discursos anti inmigrantes (y con políticas como la separación de familias en la frontera con México) los ha envalentonado y ha creado un clima de crispación y polarización política al que el país no estaba acostumbrado.
La ficción, a veces, puede ofrecer explicaciones y respuestas a situaciones sociales determinadas de una manera más efectiva que otros formatos. Al mismo tiempo, sus guionistas no están aislados en una burbuja cuando escriben los capítulos, por lo que no es extraño que reaccionen a lo que ocurre a su alrededor. Y en The CW parecen haber decidido que es, además, algo que puede distinguirlos del resto de series en abierto.
Cuentan con la ventaja de que su parrilla está compuesta, en su mayor parte, por superhéroes e historias de género fantástico que se prestan muy bien al comentario social. Las metáforas y paralelismos directos son, en ocasiones, mejor aceptados en esas narrativas que en dramas contemporáneos realistas, y muchas veces están ahí desde la misma concepción de los personajes y de la historia.
Ben Lockwood es el ideólogo detrás de los Hijos de la Libertad. (Fuente: The CW)
Supergirl, por ejemplo, es directamente una refugiada alienígena en la Tierra, y lo que sus responsables han querido hacer en la cuarta temporada es mostrar cómo el ascenso de la ultraderecha cala en ciudadanos que se dejan llevar por el miedo, porque creen que los derechos que tienen están siendo amenazados, y les parecen razonables las ideas de un hombre educado, con facilidad de palabra y con aspecto de ser tu vecino de al lado como Ben Lockwood, el villano de la temporada.
Lockwood parece un tipo corriente que sólo quiere que su familia tenga una vida mejor, y aprovecha ese aspecto para trenzar su discurso anti alienígena y, en la sombra, liderar a esos Hijos de la Libertad que actúan al estilo de los Camisas Negras de Mussolini (con unas máscaras metálicas que recuerdan a los Hijos de la Arpía de Juego de tronos, otro grupo paramilitar). Supergirl está consiguiendo así reflejar cómo en bastantes partes del mundo crece el discurso del odio al otro.
No es la única serie de The CW que traza esos paralelismos. Roswell: New Mexico también tiene alienígenas entre sus personajes, e hispanos, por lo que el comentario acerca del muro de Trump o del clima social generado por sus discursos en los estados limítrofes con México es inevitable. Y simplemente por tener protagonistas negros con superpoderes, Black Lightning ya está haciendo todo un discurso sobre diversidad racial. Las convenciones de los cómics permiten que series como Arrow dediquen un episodio entero a debatir sobre la necesidad de una ley de control de armas más estricta.
Gina Rodríguez, en ‘Jane the virgin’. (Fuente: Movistar+)
Y después tenemos Jane the virgin, a la que probablemente le ha venido muy bien emitirse en The CW para hablar sobre los hijos de inmigrantes y sus dificultades para integrarse en una cultura que, en el fondo, los rechaza. Supergirl o las nuevas Embrujadas pueden ser la punta de lanza de esta apuesta por afrontar el mundo real desde la ficción, pero no son las únicas. Y que su cadena no sea de las que analizan al milímetro por parte de los críticos sesudos les da todavía más alas para incluir estos comentarios en sus tramas.
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