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El desprecio del primer capítulo

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El primer episodio de ‘The Witcher’. (Fuente: Katalin Vermes/Netflix)

Cuando lo que molaba en televisión empezó a ser tener tramas muy serializadas, nadie se tomaba demasiado en serio el primer capítulo. Las numerosas imitadoras de Perdidos que surgieron en la década de 2000 intentaban enganchar a los espectadores con un piloto que no hacía más que insinuar que algo gordo iba a pasar y que todo lo que estábamos viendo era un misterio misterioso de alto calado, pero se olvidaban de algo que aquel episodio doble con el que arrancaba Perdidos sí sabía hacer: creaba la necesidad de que viéramos el segundo.

Si las series de emisión semanal en abierto caen a menudo en este problema, no hablemos de las que se lanzan en streaming con su temporada completa. Los críticos estadounidenses llevan un tiempo lamentando que se haya perdido el arte de facturar un buen capítulo, que nadie se preocupe de que los episodios que forman la temporada tengan cierta entidad e interés por sí mismos. A lo que se dirigen todos los esfuerzos es a que la historia que se cuenta a lo largo de dicha temporada vaya enganchando porque se dosifica la información. Pero sólo con eso no se atrae a un espectador que puede aburrirse y abandonar en el segundo episodio.

Si Élite sorprendió tanto en su debut fue porque entendía perfectamente que sí, era importante estructurar bien su temporada para que alcanzara su clímax cuando debía, pero también era consciente de que, sin un primer episodio potente, poca gente seguiría. No dio por supuesto que los abonados a Netflix la verían simplemente porque el resto de capítulos estaban disponibles y se propuso que los devoraran justo porque el primero les había creado esa necesidad.

Ese ha sido un problema recurrente de muchas series de la plataforma de streaming. Consideran que tienen el público cautivo y que no pasa nada por arrancar tímidamente, con poca fuerza o hasta metiendo la pata en su presentación; ¿quién se va a resistir a la cuenta atrás para que empiece el segundo episodio?

Pero sí pasa algo por no prestar la suficiente atención al primer capítulo. The Witcher no empieza a contar algo que merezca la pena hasta el cuarto episodio, y el primero es directamente confuso y aburrido. Los fans lloran amargamente por las malas críticas que la serie ha recibido por parte de periodistas y espectadores que la descartaron justo en su arranque, pero es lo que pasa cuando das por supuesto que, sólo porque has estrenado la temporada completa, los suscriptores la van a ver. Si no te molestas en convencerlos de que merece la pena que pasen del primer capítulo, no puedes esperar entusiasmo automático.

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marina

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