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‘El Ministerio del Tiempo’ abre sus puertas renovado para la temporada 4

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Rodolfo Sancho es uno de los regresos a ‘El Ministerio del Tiempo’. (Fuente: RTVE)

Durante cinco años, el número 2 de la plaza del Duque de Alba en Madrid ha sido el lugar donde podían peregrinar los fans de El Ministerio del Tiempo para sacarse fotos delante de su fachada y fantasear con que ahí, en un viejo claustro oculto en las profundidades del edificio, existía de verdad una escalera de caracol que llevaba hasta unas puertas que conectaban nuestro presente con diversos momentos de la Historia de España.

En esos cinco años, ese edificio, el palacio de la Duquesa de Sueca, ha pasado de estar abandonado y con su puerta de madera repleta de pintadas (perfecto camuflaje para el Ministerio) a ser rehabilitado y lucir un aspecto ideal para caer presa de la especulación inmobiliaria, así que no sorprende que, cuando se anunció que El Ministerio del Tiempo iba a volver, más de dos años después de que se viera su último episodio en La 1, parecía claro que regresar también al Rastro madrileño iba a ser complicado.

Así que, en palabras del propio Javier Olivares, cocreador de la serie junto con su hermano Pablo, la gentrificación obliga al organismo a buscar una nueva sede, otro edificio que pueda albergar sus puertas, a sus agentes, el despacho de Salvador, la cafetería y, por supuesto, la mesa de Angustias. Y esa nueva sede está a casi 30 kilómetros de la antigua, en dirección a Morata de Tajuña y Chinchón, en un edificio de RTVE que, para no perder las buenas costumbres, está en desuso y es el centro neurálgico de El Ministerio del Tiempo para su cuarta temporada.

La nueva fachada del Ministerio. (Fuente: FDS)

El Centro Emisor de Onda Corta de Radio Nacional de España, inaugurado en 1954, llama mucho la atención desde la A-3. Es una mole enorme con varias grandes antenas detrás (sostén muchas de ellas de nidos de cigüeña) y, al otro lado de la carretera, se encuentra otro complejo de edificios, bastantes de ellos en ruinas, que en su momento fueron las viviendas de los trabajadores. Hasta puede distinguirse una iglesia y, junto al edificio principal, se levanta un depósito de agua. Lleva años prácticamente abandonado, pero sus antenas sí funcionan; RNE las utiliza de apoyo, así que sí se realiza cierto mantenimiento de sus instalaciones.

Jorge de Soto, director de arte de la cuarta temporada, confiesa que, como vive por la zona, siempre se había fijado en la construcción y se había preguntado qué habría allí dentro. El logo moderno de RTVE en su fachada indicaba que, de algún modo, la corporación le estaba dando uso. Uno de ellos, desde hace un par de años, empezó a ser plató de rodaje. De Soto tuvo oportunidad de trabajar en él para Velvet, y quienes estén siguiendo La Valla en Atresplayer también han visto aparecer su gran escalinata principal.

La primera impresión al entrar es la de estar, de alguna manera, en un lugar que se ha quedado suspendido en el tiempo, y eso es justo lo que el director de arte y su equipo buscaban: “no buscábamos un ministerio super moderno, super actual, porque no existe el Ministerio del Tiempo que nosotros estábamos haciendo. Buscamos algo que tenga texturas, que esté ambientado, obsoleto (…). No queríamos un ministerio recién construido”.

El Centro Emisor de Onda Corta les proporcionaba exactamente eso. Buena parte del “atrezzo” ya estaba allí, sólo tenían que moverlo a otros espacios donde era más necesario, como los 3.000 libros de su biblioteca técnica, desplazados de los que iba a ser el despacho de Salvador, en la segunda planta, a lo que se transformó en el archivo, en la primera. “No sabíamos dónde íbamos a hacer el despacho, no sabíamos dónde íbamos a hacer el archivo, no sabíamos dónde íbamos a hacer las puertas, pero sí que veíamos que esas texturas y ese ambiente un poco en decadencia lo tiene el edificio: los tiradores están sucios, las puertas están melladas… Eso nos interesaba”, explica Jorge de Soto.

Un detalle de las luces de las escaleras. (Fuente: FDS))

Reconstruir de nuevo los decorados de la serie habría sido mucho más caro que rodar en un edificio ya existente, pero una localización natural también acarrea sus inconvenientes. El equipo de arte veía que había mucho potencial en su nuevo “hogar” y muchas ventajas. En palabras de De Soto, “ganas en credibilidad, ganas en relación de los espacios. Podemos hacer que un personaje, desde que entra por la puerta hasta que llega al despacho de Salvador, lo puedes rodar entero. Eso crea más amplitud en la serie y una continuidad que da mucha credibilidad”.

Pero entran en juego otros elementos con los que hay que aprender a convivir para conseguir esa mayor credibilidad: “El frío, para empezar. Aquí hemos rodado en invierno y hace mucho frío, y luego que contamos con luz natural, y eso también es importante. En un plató, controlamos la luz y aquí no, aquí, la luz está por encima de nosotros. Entonces, tienes que buscar las horas del día donde puedas rodar mejor o tapar las ventanas. También tienes sonido que te puede influir”.

El mayor reto para el equipo de De Soto fue, precisamente, la creación del archivo. La estancia donde se optó por situarlo es una gran sala vacía, con varios generadores en las paredes, que da al centro de emisión. Ese enorme espacio se ambientó con archivadores (en los que aún se guardan las viejas fichas del archivo sonoro de RNE), con los miles de libros de la biblioteca y se construyeron unas estanterías falsas, con libros también de mentira, que se colocaron encima de los generadores. Aquella estructura tenía que ser lo más ligera posible y los trampantojos de libros debían pintarse uno a uno para que dieran el pego. El director de arte confiesa que “a la vista, los puedes ver y decir “hay algo diferente”. Pero el ojo de la cámara, con la profundidad de campo, lo arregla”.

Y, después, se instaló una gran estructura de iluminación en el techo, a seis metros de altura, que se tuvo que ocultar con una lámpara. Fue uno de los grandes problemas que dirección de arte tuvo que solucionar en una serie que, además, puede moverse entre tres épocas históricas diferentes en un solo capítulo.

El equipo de arte, en plena faena. (Fuente: Twitter/Jorge de Soto)

“La línea a seguir es credibilidad; aunque estemos viajando en el tiempo, tiene que ser creíble, tenemos que creernos las épocas y tiene que ser todo lo más coherente posible con respecto al tiempo. La Historia está muy presente en esta serie, así que hay que tratar de no cometer gazapos, estar muy concentrados para que haya una coherencia en lo que estás contando”, explica Jorge de Soto sobre lo que implica trabajar en El Ministerio del Tiempo: “todo el mundo, cada vez que decía que iba a entrar en El Ministerio del Tiempo, decía ‘enhorabuena. Te vas a cagar’”.

Es una ficción que infunde respeto por su trayectoria y por su seguimiento, y que obliga a todos los involucrados en ella a esforzarse para entregar un trabajo de la mayor calidad. Y en el caso del diseño de producción y el departamento de arte, viene con la dificultad de, precisamente, ser rigurosos con la ambientación histórica en el tiempo disponible en el rodaje de una serie de televisión. De Soto lo explica de esta manera: “Documentarse de tantas épocas en tan poco tiempo me parece muy complicado, porque el ritmo de producción es frenético y yo necesito más tiempo para saber cómo era la vida de Fernando VII. A mí, eso me cuenta. Toda la documentación es muy deprisa y siempre hay cosas que tienes que hacer a última hora. Te sale un orinal, ¿cómo eran los orinales? Te sale una firma, o cómo estaban iluminados. Pero es que no es solo eso; es eso en 1940, en 1584. Son diferentes épocas y eso, en un primer momento, teníamos los tres primeros capítulos y había muchas cosas que investigar”.

Las primeras promos que TVE ha lanzado de la cuarta temporada dejan ver esos nuevos espacios, como la sala de generadores eléctricos del sótano que da paso al ascensor por el que se baja al pasillo de las puertas. Allí, sorprende encontrarse esas enormes máquinas y que no sean “de mentira”, una construcción del equipo de Jorge de Soto para ambientar el lugar. No ha hecho falta; de hecho, El Ministerio del Tiempo hasta va a conservar el letrero de Radio Nacional de España sobre la entrada de su nuevo edificio. La historia de RTVE también ha sido siempre muy importante para la ficción.

La cuarta temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’ se estrenará próximamente en La 1.

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marina

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