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El síndrome de Estocolmo de Netflix

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Chris Evans y Michelle Dockery en ‘Defending Jacob’, serie de Apple TV+. (Fuente: Apple TV+)

En el último Watchlist, el podcast en el que la redacción de Fuera de Series comentamos qué series nos han convencido más del mes, y echamos un vistazo a lo que se va a estrenar en el siguiente, Valentina Morillo habla sobre Defending Jacob, thriller legal de Apple TV+, y en cómo la emisión semanal de sus ocho capítulos puede ayudarle menos a enganchar al público que el lanzamiento de la temporada completa. Hasta casi el final, la serie transcurre de manera más o menos convencional y, entonces, en sus dos últimos episodios se cuenta algo que le da a la serie un interés mayor.

Apple TV+ estrenó sus tres primeros capítulos de golpe y, después, ha ido a un ritmo de uno nuevo cada viernes. Que su arranque transcurra como un drama legal más o menos tradicional puede hacer que algunos espectadores abandonen en esos siete días de espera entre un episodio y el siguiente. Sin embargo, si tuvieran a su disposición la temporada completa, probablemente la verían hasta el final aunque realmente no hubiera ningún aliciente para hacerlo. A ese comportamiento se le ha denominado en Twitter “el síndrome de Estocolmo de Netflix” porque en esa plataforma es más habitual.

Pensad en lo habitual que es leer comentarios en redes sociales de “me terminé esta serie porque, total, como tenía todos los capítulos”. No es que realmente estuviera gustando o fuera adictiva; como Netflix reproduce automáticamente el siguiente episodio, pues lo vemos. Vista esta, check. A por la siguiente. La desidia es la motivación principal para acabar la temporada, aunque luego decidamos que, para justificar esas diez horas de nuestra vida que ya no volverán, tenemos que afirmar que es un serión y que mejora a partir del séptimo capítulo.

Este síndrome de Estocolmo tiene también un apetito voraz porque va liquidando temporadas y ficciones completas como una plaga de langosta. Ninguna le estimula especialmente, pero no va a dejarlas a medias, así que va pasando por el catálogo de las plataformas un poco como el caballo de Atila. Y, por supuesto, si una serie igual de mediocre que las que se ha tragado sin rechistar se emite semanalmente, al segundo capítulo abandonará alegando que es infumable. El modo en el que nuestro cerebro percibe determinadas cosas siempre será fascinante.

Porque somos rehenes de la plataforma de streaming y estamos a su merced. Lo que ella quiere es que pasemos el mayor tiempo posible en su servicio, y nosotros caemos todas las veces en la cuenta atrás para el siguiente episodio. Ni siquiera es necesario que la serie en cuestión nos guste.

Crítica: ‘Defending Jacob’, un thriller legal solvente con un reparto de lujo
La serie de Apple TV+ cumple con los giros que exige el género y mantiene el interés con una sombra de la duda…fueradeseries.com

marina

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