A veces, los críticos nos convertimos sin darnos cuenta en los peores enemigos de las series que queremos alabar. Nuestros elogios pueden crear la percepción de que un título como Territorio Lovecraft es una Serie Importante, una que analiza de manera certera la realidad social estadounidense y hasta la compleja historia europea con el continente americano, con sus conquistas, exterminios, monopolios y expolios y tráficos de personas.
Esa percepción parece estar jugando en contra de la acogida de esta primera mitad de la temporada por parte de algunos espectadores. Todas las críticas hablaban de la reapropiación de los monstruos racistas de H.P. Lovecraft para mostrar la experiencia de sus protagonistas afroamericanos en una sociedad que fomenta la posición privilegiada de los blancos, y el primer episodio construye muy bien esa tensión. Lo que quizás se nos olvidó enfatizar fue que Territorio Lovecraft también es una serie muy friki que solo quiere pasárselo bien.
Da la sensación de que estamos viendo sus capítulos con el monóculo de los Productos Culturales que Definen una Era. Hasta Watchmen, que es un poco más seria, incluye sus momentos tontorrones y no se resiste a unos cuantos chistes de pedos y consoladores. La tesis de Territorio Lovecraft es que sus protagonistas jamás habrían tenido la opción de verse dentro de las historias de aventuras y terror que les gustan, así que los zambulle de lleno en ellas. El género del que se reapropia, el pulp, era el más popular y barato de principios del siglo XX. Lovecraft escribió sus historias para revistas que querían muchos alienígenas asquerosos que amenazaran a chicas guapas.
Las peripecias en los sótanos del museo del cuarto episodio son, tal vez, el ejemplo más claro de ese espíritu de diversión. Sí, está jugando con temas muy serios de opresión de pueblos nativos y de mercantilización colonialista, pero se atreve a entregar una escena en un barco hundido que podría haber salido perfectamente de Los Goonies o la saga de Piratas del Caribe. ¿Y cuál es el problema? La virtud de la serie es saber cuándo ponerse intelectual y cuándo homenajear al cine de casas encantadas ochentero más gore.
Territorio Lovecraft es una aventura. Está anclada en las raíces del racismo en Estados Unidos, pero lo que Tic y Leti viven podría haberlo protagonizado Indiana Jones sin mayor problema. La diferencia es que con ellos adquiere unos matices diferentes porque no disfrutan de los mismos privilegios que un profesor universitario blanco de buena familia. Ellos son negros, y eso afecta a sus interacciones con el mundo que los rodea porque existe toda una historia de opresión que no puede obviarse. Ahí está el quid de la cuestión.
P.D.: Esta columna es mi último tema para Fuera de Series. Ha sido un placer hablar de series aquí durante estos tres años y medio. May we meet again, que dicen en Los 100.
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