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Crítica: La química entre Aziraphel y Crowley es lo mejor de ‘Good Omens’

La química entre Crowley y Aziraphel es indiscutible. (Fuente: Amazon)

La historia de Buenos Presagios es de esas que ha tenido magia desde el principio. Sir Terry Pratchett y Neil Gaiman comenzaron a enviarse textos que iban completando al teléfono. Con la novela se unían dos de los maestros adorados por la literatura de género de las últimas décadas. Humor y oscuridad en las mismas páginas. Luego Pratchett murió y todos los fans quedamos algo huérfanos, pero quedaba una última sorpresa. Terry Pratchett se apagó poco a poco, lo que le dio tiempo a dejar muchas cosas acordadas. Fue de esas marchas dolorosas que fuimos presenciando a poquito, pero que tuvo el regalo de poder escribir la última novela de Mundodisco siendo conscientes de que no habría más, o de cerrar el acuerdo que traería Good Omens a la pantalla.

El título que han producido entre Amazon Prime Video y BBC ha sido de esos tratados con cariño por Gaiman y seguidos de cerca. El espíritu de la obra original se nota en cada escena, pese a que el salto a la pantalla ha permitido explotar más ciertas cosas. Por ejemplo, Adan es más complejo, ver cómo reacciona, cómo se va transformando nos permite entenderle mejor y al enfrentarte a la imagen eres aún más consciente del surrealismo que es dejar el apocalipsis en manos de un preadolescente.

Magia entre Aziraphel y Crowley

Pero sin duda el mayor salto es el de la pareja de ángeles. Su relación en el libro es bonita, cercana y extraña. Sin embargo en su versión en pantalla tiene otra dimensión por la complicidad con la que se tratan, las miradas, ese querer acercarse a alguien y no poder se ve en cada momento.

De hecho, la escena en la glorieta del tercer episodio es una clara conversación en la que Aziraphel se enfrenta al tener que luchar por un amor prohibido (en realidad toda la primera mitad del episodio es una preciosidad). Es imposible ver cómo se relacionan sin que salten las chispas entre los seguidores shippeandolos fuertemente y generando contenido derivado. Internet se ha convertido en un goteo constante de fanarts con imágenes, cómics y relatos que fantasean con un lugar en que por fin los dos ángeles puedan disfrutar de su química. La red desea que puedan dar rienda suelta a su amor, bien sea de una forma romántica, o no. Y yo también.

Un gran complemento para su obra original

Relación protagonista al margen, Good Omens está trufado de momentos que son una joya, como ese en que el ministro debe aprobar que entren en la central nuclear a controlar qué sucede, mientras está en la cama con otro hombre. Son esas pequeñas pinceladas constantes que tiene la obra de Pratchett y Gaiman, como cuando se dirigen a Dios como “ella” o cuando la Muerte habla en mayúsculas en la obra original (un evidente guiño al universo de Mundodisco).

Es difícil replicar esa complicidad del original escrito y sin embargo lo han logrado en buena medida. Aunque con un aire distinto. Pratchett es quizás más reconocible en la obra escrita (quienes hayan leído el postfacio en el que se explica cómo llevaron el proceso de escritura entenderá por qué), sin embargo es a Neil Gaiman a quien vemos claramente en la versión televisiva de Good Omens. La oscuridad general y el carácter de Crowley huelen a él.

El que haya tenido a uno de sus creadores en el desarrollo, ha hecho que sea una producción que bebe de su obra original, pero que no se limita a replicarla. Cada personaje está hecho para acompañar al libro, dando como resultado una entrada fresca para los recién llegados y un complemento fantástico para aquellos que ya estaban enganchados al título.

La temporada de ‘Good Omens’ está disponible en Amazon Prime Video España.

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