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Graham McTavish: “Actuar no es algo que se aprenda, o sabes o no sabes”

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Este es Graham McTavish en ‘Preacher’. Casi todo el tiempo. (Fuente: AMC)

Saltando el Atlántico a través del teléfono, la voz de Graham McTavish es a la vez la de un escocés que te invitaría con gusto a una birra (más) con él y su apatatada nariz rosa y la de un tejano que te metería una bala en el cráneo antes de que pudieras decir “hermanos Coen”. Él, el actor, es como el primero. El segundo es el Santo de los Asesinos, el cowboy trágico al que da vida en Preacher, serie que aquí podemos ver en HBO España.

Como un niño que creció en el Reino Unido, nunca se imaginó calzándose botas con espuelas y fusilando escupideras, pero reconoce que un vaquero es un “sexy character”. Que el atractivo es algo que viene con su tragedia, inherente al personaje. Algo tendrá que ver él también, cuando su Dougal Mackenzie (villano en Outlander) es un verdadero icono sexual en algunos nichos.

Igual de guaperas que los pistoleros, dice muy serio, son los vampiros. A Drácula lo ha resucitado dos veces, una sobre las tablas y otra como actor de doblaje para Netflix. Y puestos a contar, pon también un buen puñado de voces y motion captures para videojuegos. Porque le sobra escuela; pero la dura, la de las manos en la masa y no los codos en la mesa. Según él, la de verdad. Para Graham, aunque reconoce lo polémico de lo que dice mientras lo dice, lo de actuar se puede entrenar pero no aprender. O lo tienes o no lo tienes. Muy fácil decirlo, cuando has nacido con ello. Será más un crush pelirrojo que un Stanislavski para algunos, pero lleva comiéndose la pantalla en cada puñetera escena de Preacher desde hace tres temporadas.

Bueno, ‘Preacher’ llega a su fin. Menudo viaje demente para el Santo de los Asesinos, ¿no?

Mi personaje es un hombre complicado. Creo que lo fácil es mirarlo desde el blanco o negro, como una manifestación física de la venganza al estilo Nuevo Testamento, pero me parece importante no verlo siempre como ese Terminator descerebrado. Tenía una meta, reunir a su familia, y esa posibilidad le fue arrebatada. En esta última temporada lo vimos, por fin, abrazar completamente el hombre que una vez fue, en el clímax. Es complicado, pero me gusta asegurarme de que la gente entiende que no es solo un asesino.

Sueles decir que no ves a tus personajes como simples malvados [ha hecho montones, le llaman “villano crónico”], sino como personajes apasionados y complejos. Necesito de veras que me convenzas de que hay algo bueno dentro de ese monstruo.

A lo que me refiero es a que no hay sentimentalismos en lo que hace. No es personal; y, sin embargo, siente algo de empatía por Eugene [el único pobre diablo inocente en esa locura de cruzada/guerra mundial/cuento fantástico que es la serie de AMC] e incluso por Jesse. Creo que eso es lo interesante de Preacher en su conjunto: que ninguno de los personajes, con la excepción de Eugene, es completamente bueno. Todos hacen cosas bastante malas y todos racionalizan su comportamiento de una forma u otra. Pero bueno, yo hago del Santo de los Asesinos, así que tengo que intentar ver algo bueno en él [y sentencia su defensa de un carnicero despiadado con una risotada gravísima, gutural].

De niño solías hacer tus propios cómics con amigos del colegio. Imagina que puedes viajar en el tiempo: ¿Preferirías escribir o dibujar ‘Preacher’, el tebeo original, o te quedas con el presente?

Dios, esa es una pregunta difícil. La verdad, envidio a la gente como Garth Ennis [que escribió el guion del cómic en los 90 para los lápices de Steve Dillon]. Y, por contra, suele pasar que la gente como Garth envidia a la gente como yo. Así es como funciona el mundo. Me siento muy afortunado de tener el papel, pero me habría encantado crearlo, ya sabes, de la misma manera en la que Garth fue capaz de poner en palabras esa gran idea que era Preacher, y después pasar a otra cosa.

Tu personaje es un ‘cowboy’ bastante trágico. Y la propia ‘Preacher’ tampoco se queda corta en conexión con ese género. ¿Cómo te llevas con el western? Porque es algo que te pilla culturalmente lejos, mucho más americano que escocés.

Crecí viendo westerns, como un montón de gente en el Reino Unido. No es una creación enteramente única de Estados Unidos, pero es cierto que ha servido mucho a la mitología moderna americana. Los westerns siempre han jugado un papel extraordinario en su cultura. He visto los obvios, como los de Leone; me encantó Open Range, con Kevin Costner… Vi todas esas películas antes de hacer Preacher, porque eran una muy buena referencia para un personaje como el mío [más cercano al Bardem de No es país para viejos que a los clásicos de John Wayne].

Como niño que se crió en el Reino Unido, nunca me imaginé vestido como un cowboy y es un sueño hecho realidad. Estoy seguro de que es el sueño de cualquiera, pero siendo de esta parte del mundo no es algo que te esperes: ir por ahí montado a caballo, pistola en mano. Todos me envidian solo por el sonido que hacen las botas. Es el sonido más guay del mundo. Y también la forma en la que la música se acerca a él: solo oyes esta especie de ritmo de metrónomo cuando el pistolero camina.

En vampiros sí que te has curtido: llevas dos a tus espaldas (en teatro y en Netflix), y tu colega Joseph Gilgun se te suma con el nosferatu de la serie, Cassidy.

Es cierto que los vampiros atraen una fascinación increíble, es difícil saber por qué. Supongo que es el poder. También porque, admitámoslo, son sexis. La gente los encuentra sexis, y estoy muy seguro de que los lectores de la novela de Bram Stoker también lo sintieron cuando la leyeron. Y, por supuesto, está todo relacionado con la tragedia; porque sí, tienes la vida eterna pero acarrea ese coste terrible. Creo que esa es una paradoja interesante, que fascina a la audiencia. Si pudieras tener exactamente lo que deseas pero tuviera un precio, ¿qué harías? Drácula no lo duda, y creo que esa es una de las razones por las que conquista tanto. Hay que leer la letra pequeña.

¿Crees que los productores consiguieron trasladar todo el espíritu crítico y el extremismo desagradable del cómic? ¿Crees que se quedó algo por el camino a la hora de adaptar?

Creo que hicieron un trabajo increíble, mateniéndose muy fieles al cómic. Mi personaje, de hecho, es uno de los más cercanos a su versión del papel. Aunque sí se tomaron libertades, como la inclusión de Adolf Hitler, que no está en los libros. La verdadera dificultad estaba, sobre todo, en capturar esa historia tan loca. Intenta condensar toda la trama de Preacher en una sola línea: es imposible. Hay otras series con las que sí puedes hacerlo, pero esta es una historia mucho más difícil de describir y creo que Sam Catlin, Seth Rogen and Evan Goldberg [los showrunners] hicieron un trabajo asombroso.

Llama la atención que nunca fuiste a una escuela de interpretación ni recibiste entrenamiento profesional. ¿También hay sitio para los y las potenciales intérpretes que piensan que la educación tradicional no es lo suyo?

Sí, creo que depende mucho de cada persona. Estuve a punto de ir a la escuela de interpretación, pero no tenía acceso a ayudas financieras, así que decidí no acudir. Creo que me ha ido bien así. Actuar, en su parte más esencial, es algo sencillo, en serio. Va de decir la verdad y mantenerte fiel a lo que el personaje es y trata de reflejar, y creo que el excesivo entrenamiento técnico a veces puede ponerse en medio de ese camino.

Actuar requiere completa confianza en uno mismo, y mi ignorancia resultó ser un beneficio en algunos papeles. Me curtí buscando trabajo, actuando sin cobrar… No te sujetaría para que no fueras a una escuela de interpretación, pero yo aprendí los aspectos técnicos de la actuación en el propio trabajo; y creo que no hay mejor entrenamiento que hacer algo de verdad. En cierto modo, no creo que se pueda enseñar a la gente a actuar. Puedes aprender de la experiencia, pero o sabes o no sabes. No es algo que se aprenda. Sylvester Stallone me dijo en Rambo que a los mejores actores del mundo nunca los conoceremos porque nunca harán nada; simplemente, no han tenido la oportunidad. Es una industria extraña.

‘Preacher’ ya puede verse completa bajo demanda en HBO España.

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antonio

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