Fotograma del primer episodio de ‘Guerrilla’. (Foto: HBO España)
Jas es una joven de ascendencia india que trabaja como enfermera en un hospital de Londres en 1971. Su novio, Marcus, es un profesor negro de lengua inglesa que tiene dificultades para encontrar trabajo porque las instituciones han decidido que es “problemático”, ya que anima a sus alumnos (casi todos hijos de inmigrantes) a que peleen por sus derechos.
Los dos se mueven en círculos de intelectuales negros y activistas del Black Power, y se van sintiendo cada vez más frustrados y enfadados por la manera en la que el gobierno británico, y la mayoría de su sociedad, los trata. De ahí a entrar en acción de una manera más radical sólo hay un paso.
Más o menos, ése es el punto de partida de Guerrilla, la miniserie de seis episodios que John Ridley (American Crime) ha creado para Sky y Showtime, y que en España se puede ver en HBO. Es, probablemente, su obra televisiva más política y directa hasta el momento porque dramatiza justo un movimiento, el del Black Power británico, que algunos historiadores de las islas han alertado de que está cayendo en el olvido porque muestra que, pese a lo que ellos crean, el Reino Unido nunca ha sido una sociedad que fomentara el “juego limpio”.
Los dos primeros capítulos de Guerrilla consiguen presentar bien el estado mental en el que se encuentran Marcus y Jas, y el ambiente social que tienen en contra. Se repiten las frases de que ellos son los hijos del Imperio británico, de las colonias, pero que la metrópoli prefiere ignorarlos, y se muestra la dicotomía en el centro del movimiento: plegarse a las normas para no alterar a los políticos (blancos) u optar por métodos más disruptivos para llamar su atención.
El idealismo con el que Marcus y Jas se meten de lleno en un plan que no han pensado del todo bien (y la admiración por grupos terroristas de extrema izquierda como la Baader-Meinhof) y cómo ese plan obliga a otras personas a dar un paso adelante es lo que se ve en los dos primeros episodios, en los que a veces parece notarse la sombra del Ken Loach de Agenda oculta.
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La serie acaba teniendo también unos paralelismos con la actualidad que Ridley afirma que no son buscados a propósito, pero que son inevitables. Desde la represión brutal de la policía de las protestas a la ley anti inmigración contra la que se manifiestan los personajes en el primer episodio (que restringía drásticamente los derechos de los inmigrantes de la Commonwealth), se acaba también entendiendo cómo alguien como Marcus puede acabar radicalizándose ante todas las injusticias que va sufriendo.
La serie, por otro lado, se ha visto envuelta también en cierta polémica por el retrato que hace de la participación de las mujeres negras en el primer capítulo, sobre todo. Hijos de activistas del Black Power británico le han echado en cara que la protagonista principal sea de origen indio y que, al principio, la única mujer negra que se ve trabaja para la policía.
En el segundo capítulo empieza a perfilarse otro personaje, interpretado por Zawe Ashton, con cierta ascendencia en el movimiento, pero habrá que esperar al final para comprobar hasta dónde llega la miniserie.
‘Guerrilla’ está disponible todos los jueves en HBO España.