Esta crítica se ha escrito después de ver el primer episodio de la octava temporada de ‘Homeland’. Contiene spoilers.
Los nuevos episodios de Homeland han tardado dos largos años en llegar pero parece que la espera ha valido la pena. Para la temporada final, la serie vuelve a reinventarse, y qué mejor manera de hacerlo que recuperando la tensión del conflicto de su primera entrega, pero poniendo ahora la sombra de la sospecha en la protagonista.
Mientras Carrie se está recuperando de las consecuencias físicas y psicológicas de su cautiverio y tortura, Saul no duda en reclutarla para facilitar las negociaciones con G’ulom. Lo hace en contra de todas las recomendaciones médicas y estratégicas, porque no hay nadie en quien confíe más, pero al interrumpir su proceso de recuperación está aceptando sacrificar su salud mental porque, como siempre, la seguridad nacional es lo más importante.
La vuelta a las tareas de campo le dan a Carrie el chute de adrenalina que necesita más que el aire para respirar, pero la misión se presenta difícil desde el inicio. Todos sus movimientos y decisiones son cuestionados y, lo peor de todo, es que tampoco puede confiar en sí misma, porque en esos 180 días de los que no conserva recuerdo no sabe si reveló información sensible a sus torturadores. Y en su primera excursión por Kabul todo apunta a que así fue.
(Fuente: IMDB)
Al estrés postraumático y la tensión de las situaciones de peligro en las que se enfrenta en su trabajo, se suma la incertidumbre de lo que pasó en ese largo período de tiempo que no recuerda y el sentimiento de culpa por las vidas que puso en peligro. Parece una receta perfecta para el fracaso diseñada por el enemigo.
Hay mucho en juego en esta temporada y, por todas las implicaciones que tiene para la política exterior de Estados Unidos y el pasado de la serie, volver a Afganistán tiene todo el sentido del mundo para cerrar la historia. La serie no ha perdido tiempo y se lanzó directamente a la acción, puso a su protagonista en una situación límite en su primera noche en Kabul y a la mañana siguiente la enfrentó al trauma de volver a ver a Yevgeny, su torturador, saliendo del despacho de G’ulom. Un encuentro que la desorientó aún más de lo que estaba.
El centro de esta historia siempre ha sido Carrie e inevitablemente el desarrollo de esta misión afectará directamente su relación con Saul, es imprescindible que esta parte funcione como un reloj, pero el resto de tramas y conflictos también están siendo efectivos desde el principio. Las escenas entre Tanseem Qureishi y Saul están cargadas por la tensión de la larga historia entre los personajes, y hasta la aventura de Max nos mantiene en vilo.
Homeland ha recuperado su esencia y muy mal tienen que ir las cosas para que esta última temporada no sea de las mejores de la serie. No sé vosotros, pero yo pienso remar con más fuerza que nunca en el barco de Carrie.
‘Homeland’ se emite los domingos, a las 22:00 h., en Fox España.
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