“Fuego y Sangre” es el lema de la casa Targaryen, pero nadie parecía enterarse. (Fuente: HBO)
“No estoy loca, estoy hasta el coño” es una frase de Paquita Salas, pero podría ser de Daenerys Targaryen como apuntaban en un meme que circulaba por Twitter antes del episodio 8×05. Y con este capítulo la idea se refuerza porque, a pesar de que lleva anunciando desde hace varias temporadas cómo sería su conquista de Poniente, son muchos los espectadores que se empeñan en tirarla a los pies de los caballos y decir que está cucú.
Daenerys no está loca. A Daenerys no le ha aparecido, de repente, el gen Targaryen de su padre Aerys II. Daenerys ha hecho lo que tenía que hacer, lo que siempre quiso hacer, lo que dijo que iba a hacer. Otra cosa es que no te guste porque tú esperabas que conquistase Desembarco del Rey con flores y besitos o porque a ti no te importasen las pobres almas inocentes de la ciudad hasta que el guion las señaló en boca de Varys y Tyrion o hasta que te mostraron los horrores de la guerra a través de los ojos de Arya. Otra cosa es que nunca hubieses pensado en los daños colaterales cuando apoyaste a la Khaleesi en su empresa.
PERO:
Daenerys anunció lo que haría en la temporada 2 de ‘Juego de tronos’.
“¿Por qué quema todo si han tañido las campanas? ¡Menuda loca genocida!”. Pero vamos a ver. Daenerys lleva queriendo quemar Desembarco del Rey años, pero antes de hacerlo: a) postergó su objetivo para ayudar a Jon con los Caminantes Blancos, esto es: tan mala no será, b) consumió la vía diplomática que Tyrion le propuso para acabar viendo a Missandei decapitada delante de sus ojos, esto es: tan mala no será. Ahora que por fin hacía lo que tanto había esperado, era iluso pedirle medias tintas. ¿La ciudad se ha rendido? ¿Cómo puede ella saberlo? No olvidemos que Cersei ha demostrado ser una maestra de la argucia, ya le engañó prometiéndole sus huestes en el Norte, ¿por qué no iba a tañer las campanas para que Daenerys bajase la guardia y luego atacarla? Bien podría ser un engaño.
Por supuesto que quemar Desembarco del Rey de cabo a rabo está mal. Eso es obvio, pero no es tan blanco o tan negro. Daenerys no podía llegar al poder sin un baño de sangre (y fuego) y ahí están los grises. Porque, aunque muchos no lo sepan ver, lo que Juego de tronos nos ha contado todo este tiempo no es la historia de una heroína mesiánica y bondadosa, sino todo lo contrario.
La serie trata sobre el poder y cómo este saca, inevitablemente, lo peor de las personas. O cómo para llegar hasta él y mantenerse arriba hay que hacer sacrificios, a veces personales y otros manchándose las manos de sangre. De los primeros Daenerys lleva unos cuantos (ha sido violada, ultrajada y ha perdido a sus hijos y amigos) y esta vez le tocó lo segundo. Y aunque Daenerys hasta ahora siempre había sido sanguinaria con enemigos frontales (los amos de la Bahía de los Esclavos, los Hijos de la Arpía, los ejércitos rivales), la masacre de Desembarco del Rey, inocentes incluidos, no es más que otro peldaño en la escalera de su ascenso al poder. Para subir hay que pagar un peaje y no te puede temblar el pulso. El problema estaba en considerarla “heroína”, una etiqueta que le puso el público, no la serie.
Todas las guerras son sanguinarias. Todas las conquistas son sanguinarias. Todas las revoluciones son sanguinarias. Lo hemos visto en Poniente y, oh, sorpresa, lo hemos visto en la Historia de la Humanidad. Por buenas o malas que fuesen las intenciones de quienes acometían las guerras, libertadoras u opresoras, siempre se segaron vidas inocentes por el camino. Eso es lo que vemos cuando seguimos a Arya en la guerra a pie de calle; Daenerys no se podía librar de esa parte y, lejos de desdibujar el relato, le da dimensión y grandeza.
Con esto Juego de tronos no trata (creo) de pintar a Daenerys como una villana de forma maniquea, sino hablarnos de que la Historia está condenada a repetirse y de que el tiempo es cíclico. Unos tiranos se sustituyen por otros, incluso cuando quien viene es conocida como La Rompedora de Cadenas y tiene la intención de romper la rueda. Si tras el aniquilamiento de la capital Daenerys finalmente sube al poder e instaura un régimen pacífico y justo, quizás la perspectiva histórica asuma esas muertes como un mal menor para alcanzar la paz que vino después. Si no lo hace, será vista como una villana más.
Así es como se escribe la historia. Y, salvo que el episodio final diga lo contrario, nos queda una lección: es imposible romper la rueda. Ni siquiera pudo Daenerys, quien suma a su larga colección de sobrenombres uno más: la Reina de las Cenizas.
Podcast: Recap — ‘Juego de tronos’ 8×05 — ‘Las campanas’
Francis Arrabal, Álvaro Onieva y Valentina Morillo comentan uno de los mejores episodios de la seriefueradeseries.com