Hurley, Jack, Artz, Kate, Rousseau y Locke, en la primera temporada de ‘Perdidos’. (Fuente: ABC)
Entre 2004 y 2010, no había aficionado a las series que no estuviera obsesionado con Perdidos. La serie, creada por J.J. Abrams y Damon Lindelof, había irrumpido en el panorama televisivo con una mezcla de géneros y una apuesta por un amplio reparto de actores, en general, semidesconocidos que, contra todo pronóstico, atrapó desde el principio el interés de unos espectadores que se lanzaron a buscar respuestas a sus múltiples misterios a través de internet.
La emisión de la serie coincidió con la aparición de las redes sociales y, de algún modo, contribuyó enormemente a convertir a la ficción televisiva en lo que es hoy, convirtiendo los visionados de cada capítulo en una experiencia que no estaba completa si después no se comentaba lo que acaba de ocurrir con otros fans a través de los foros lostianos o, más adelante, de Twitter y Facebook.
Asomarse ahora a Perdidos desde su primer episodio puede ser una gran oportunidad para que quienes no la vieran nunca puedan acercarse a una de las series más entretenidas y adictivas de los últimos tiempos, y descubran también todas las cosas que obsesionaron a sus fans durante sus seis temporadas.
Damon Lindelof: “No tengo que pedir perdón por el final de Perdidos”
El guionista habló sobre esa serie y ‘The Leftovers’ en el festival Séries Mania de Parísfueradeseries.com
El oso polar
Que en el piloto de la serie, los supervivientes del accidente de avión se encuentren con un oso polar en una isla tropical fue uno de las más grandes sorpresas para los espectadores. No es raro que se pasaran años intentando explicar cómo era posible aquello.
Los libros de Sawyer
Sawyer, el timador egocéntrico que luego resultaba tener buen corazón, se pasó buena parte de las primeras temporadas de Perdidos acumulando cosas con las que poder “comerciar” y leyendo en la playa. Sus libros, de hecho, se convirtieron en pistas con las que los fans intentaban averiguar los misterios de la isla. Y hasta la Biblioteca Pública de Seattle publicó el listado de todo lo que fue leyendo en seis años.
La escotilla
Una escotilla en medio de la selva y Make your own kind of music, de Mama Cass. Ningún aficionado a Perdidos necesita saber más.
Jack contra Locke
El hombre de ciencia contra el hombre de fe. Jack y Locke representaban los dos polos opuestos de Perdidos: quien quería entregarse a los misterios y los poderes místicos de la isla, y quien quería salir de allí cuanto antes. Su rivalidad fue la columna vertebral del tramo final de la serie.
El humo negro
Qué era el humo negro fue uno de los grandes enigmas que los fans intentaron dilucidar. También era un claro homenaje, reconocido por sus responsables, a El prisionero.
Los números
4, 8, 15, 16, 23, 42 (más ese 108 final). A medio camino entre el misterio más longevo de Perdidos y un guiño recurrente, los números se convirtieron enseguida en una de las mayores obsesiones de los fans, que los buscaban compulsivamente en todos los fotogramas.
El pie de cuatro dedos
¿Qué pinta ese pie de una estatua en la playa? ¿Por qué sólo tiene cuatro dedos? Cuando se resolvió esa cuestión, aún generó más preguntas.
Ben Linus
Todavía hoy, su presentación y su evolución es de las mejores vistas en la televisión reciente. Y convirtió a Michael Emerson en alguien famoso.
Los Otros
La culpa de que Juego de tronos decidiera llamar Caminantes Blancos a quienes George R.R. Martin denomina en los libros los Otros la tiene esta serie. Sus Otros eran unas misteriosas personas que se dedicaban a hacerle la vida imposible a los náufragos. Y que escondían más de una sorpresa.
Los nombres de los personajes
En la búsqueda de pistas para explicar lo que ocurría en la isla, los fans se dedicaron a diseccionar hasta los nombres de los personajes, lo que hizo que muchos se familiarizaran con las ideas de filósofos como Locke, Rousseau o David Hume (que era el apellido de Desmond) y de científicos como Faraday o Hawking.
Las orientaciones de Dharma
Los vídeos de orientación de la Iniciativa Dharma fueron otra de las grandes obsesiones de los seguidores de la serie. Ampliaban enormemente la mitología de la serie y, como era obligatorio en Perdidos, generaban nuevos interrogantes. Y, como ocurría con los mismos episodios, a veces era necesario verlos más de una vez.