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Las series españolas ya estaban de moda antes de ‘La casa de papel’

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‘El tiempo entre costuras’ ha sido uno de los grandes éxitos internacionales recientes de la ficción española. (Fuente: Pipo Fernández/Atresmedia)

1 de 2. Este artículo forma parte de una serie de dos, en el que hablamos sobre el éxito internacional de las series españolas, sus orígenes y causas.

La cosecha de los frutos del trabajo de mucho tiempo. Con esta frase explicaba Sonia Martínez, directora de Ficción de Atresmedia, lo que había representado que La casa de papel ganara el pasado mes de noviembre el Emmy Internacional a mejor serie dramática, un galardón que ninguna ficción española se había llevado desde que, en 1973, La cabina obtuvo el de mejor tv movie. Era un premio que, de algún modo, culminaba el fenómeno en el que se había convertido esa serie de Antena 3 desde que, al entrar en el catálogo de Netflix, había pasado a estar disponible automáticamente en unos 190 territorios.

Espectadores de Brasil, Turquía, Italia, Argentina, Francia, Reino Unido y hasta Estados Unidos se enganchaban al atraco perfecto urdido por el Profesor, creaban un fenómeno fan a nivel mundial y convertían La casa de papel en la viva imagen de algo que la ficción española llevaba ya algunos años viviendo, pero que no había cristalizado en un ejemplo tan concreto hasta ese momento: el interés creciente de las televisiones internacionales por sus series.

En el Mipcom de Cannes celebrado en octubre del año pasado, uno de los mercados de formatos y productos televisivos más grandes, se había reservado uno de los preestrenos mundiales en el Palais des Festivals precisamente para la siguiente creación de Alex Pina y Esther Martínez Lobato, El embarcadero (los otros tres fueron Fuga en Dannemora, la rusa Trigger y la japonesa Way too Kawai!!), y Pina participó en una mesa redonda sobre innovadores en la ficción televisiva con Lorenzo Mieli (The young Pope) y Eric Newman (Narcos). Recibía el mismo tratamiento que los creadores de moda de series estadounidenses, británicas o nórdicas.

“La concatenación de varios casos de éxito de nuestras ficciones en el exterior, encabezados por La casa de papel y otros éxitos anteriores como Gran Hotel o Pulseras Rojas vendidos y adaptados en diferentes países, han convertido a la ficción española en un referente mundial”, apunta Pablo Conde Diez del Corral, Director de Moda, Hábitat, e Industrias Culturales de ICEX, sobre este cambio de percepción y enfatiza algo que resulta fundamental para comprender el estatus que han alcanzado las series españolas en la actualidad, y es que La casa de papel aprovechó una coyuntura ya madura para dar el salto al nivel del fenómeno masivo mundial.

‘Velvet’ ya fue en su momento un gran éxito internacional. (Fuente: Atresmedia)

Porque los medios podemos haber prestado más atención a la buena salud de las ventas internacionales de ficción nacional a partir de la serie de Antena 3, ahora en Netflix, pero antes de ella ya hubo varios títulos que abrieron camino y que fueron construyendo una imagen de marca y una relación de confianza con los compradores que ha terminado explotando ahora.

Teresa Guitart, jefa de Relaciones Internacionales y Ventas de TV3, lo resume explicando que “hace más de cinco años, las series españolas ya estaban muy bien posicionadas. Estaba Pulseras rojas, que fue un éxito inesperado y que nos posicionó muy bien en el mercado internacional. En aquel momento también estaba Los misterios de Laura, que estaba funcionando muy bien. Había tres o cuatro títulos españoles que estaban dando vueltas por ahí, que se estaban vendiendo bien”.

Uno de ellos, y que fue el gran éxito internacional hasta que llegó La casa de papel, era El tiempo entre costuras. “Fue la primera serie española en llegar a Japón y se vendió a más de 56 países. Era un momento en el que no existían las plataformas SVOD y las ventas se hicieron directamente a canales de televisión”, señala José Antonio Salso, director de Adquisiciones y Ventas Internacionales de Atresmedia. La miniserie se emitió en la cadena pública japonesa NHK en 2015 y dio el salto a China y Taiwán, mercados en los que no es tan sencillo entrar. Fue, de algún modo, la bisagra entre la manera tradicional de salir al mercado internacional y la actual, en la que las plataformas digitales tienen un gran peso.

De hecho, cuando títulos como Un paso adelante, Los Serrano o El internado se vieron en Francia, Finlandia o Italia, lo hicieron en la televisión tradicional. Y lo hicieron con bastante éxito. Cuenta atrás, una serie policiaca de los inicios de Cuatro, funcionó bastante bien en su emisión en el país galo y Silvia Cotino, responsable de ventas internacionales de Mediaset, cuenta una anécdota que da una idea de que las ficciones españolas ya calaban entre el público en la década pasada: “Yo tengo amigos finlandeses y en Finlandia hablaban castellano porque veían la serie Los Serrano. Se han ido produciendo hitos a lo largo de los años que han ido marcando la diferencia”.

Muchos de estos títulos llegaban a países tan lejanos como Rusia en forma de remake. El internado y El barco tuvieron versión propia allí, de Escenas de matrimonio se hizo un remake en Francia que todavía está en emisión (se estrenó en 2009), Cuéntame cómo pasó se ha adaptado en Italia (como Médico de familia), Argentina y Portugal, y éste último país tuvo hace un par de años su propio El Ministerio del Tiempo. Turquía produjo una versión de Los Protegidos que fue la primera de una serie española, y la pica en Flandes definitiva fueron los remakes estadounidenses de Pulseras rojas y Los misterios de Laura, aunque duraron poco en antena.

Imagen de ‘Red Band Society’, versión estadounidense de ‘Pulseras rojas’. (Fuente: FOX)

Éxitos o fracasos, todas esas series que se exportaban iban generando un interés creciente en las producciones españolas que las posicionó bien para aprovechar el momento actual de globalización del mercado. “Yo había ido a conferencias en las que se decía que los mejores creadores o productores de series eran británicos, argentinos y españoles”, recuerda Teresa Guitart, que añade que “se notaba que los compradores internacionales mostraban más interés y que las series españolas eran más buscadas. Era algo que llevaba trabajándose ya más tiempo y que eclosionó alrededor de 2013”.

Lo que se vendía entonces era “la lata”, el producto terminado. La serie se producía para el mercado interno y después se vendía fuera. Y se vendía bien porque, en palabras del productor Alfonso Blanco, uno de los responsables de la próxima Hierro en Movistar+, “en España se produce muy para el público. Y ese contenido, sin ellos saberlo, al ser un producto blanco, dramedias, era un producto que viajaba bien”. Blanco sitúa en El tiempo entre costuras y en lo que él denomina “el efecto Bambú” dos de los puntos de inflexión del éxito internacional de las series españolas. ¿La clave? Ofrecer un contenido que nadie más estaba haciendo.

“Se entró en un nicho en el que no había contenido a nivel global. Se empezó a hacer high concept, thriller, y de repente, el público familiar, femenino, estaba desatendido”, apunta. Así es como Gran Hotel y Velvet encontraron un público fuera de España que estaba buscando, precisamente, series de ese tipo, dramas románticos de época con buenos valores de producción. Velvet, de todos modos, ya se benefició de la presencia de las plataformas digitales, como explica José Antonio Salso: “su venta a Direct TV y Netflix hizo que la serie se convirtiera en todo un fenómeno, especialmente en Latinoamérica”.

Cartel promocional de ‘El embarcadero’ en el pasado Mipcom de Cannes. (Fuente: elaboración propia)

El otro hito que allanó el camino al fenómeno de La casa de papel fue El Príncipe. La serie de Telecinco mezclaba una trama criminal y una romántica que le ganó numerosos fans en Latinoamérica, Portugal, Italia y hasta llegó a producirse una versión alemana. Y en esta acumuacióbn de éxitos internacionales no hay que olvidar que Amar en tiempos revueltos fue la primera ficción española que se emitió en Telemundo y el caso de otra serie diaria que es un fenómeno en Italia: El secreto de Puente Viejo.

De hecho, el éxito de esa ficción llevó a que otras telenovelas nacionales encontraran una segunda vida allí, como Acacias 38, cuya buena acogida en Canale 5 facilitó su renovación inicialmente.

El camino que lleva al fenómeno de La casa de papel está jalonado de series que llamaron la atención de los compradores internacionales por el buen nivel de producción logrado con ese nivel de inversión, en palabras de Alfonso Blanco, y que encontraron un público que demandaba ese tipo de historias en ese momento. “A pesar de que nosotros las desarrollamos para nuestros canales, son historias universales”, explica Silvia Cotino, y estaban en una buena situación cuando las plataformas digitales cambiaron la manera en la que las ficciones se ven, se venden y hasta se producen. Pero eso merece su propio reportaje.

En esta serie…

marina

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