Esta crítica se ha escrito después de ver seis episodios de ‘Little Fires Everywhere’. No contiene spoilers.
En la primera escena de Little Fires Everywhere sabemos que en algún momento la casa de Elena Richardson arderá en llamas. Descubrir quién, cómo y por qué causó el incendio está planteado como el misterio de la temporada, y forma parte del clímax de la serie, pero no es lo más importante. En realidad, es lo que menos importa.
Hay secretos más interesantes y conflictos mucho más potentes en esta historia centrada en Elena y Mia, los personajes que interpretan Reese Witherspoon y Kerry Washington. La primera tiene lo que muchos describirían a simple vista como una vida perfecta, una familia de postal en una casa enorme y cero preocupaciones económicas. La segunda lleva una vida nómada, que cada cierto tiempo la obliga a trasladarse con sus pocas pertenencias y su hija adolescente a un nuevo lugar para empezar de nuevo. Cuando sus caminos se crucen, los prejuicios que cada una tiene con relación a la otra, hará que pongan en perspectiva las decisiones que las han llevado adonde están.
Lo único que tienen en común Elena y Mia es que ambas son madres. Parece un vínculo anecdótico, pero Little Fires Everywhere usa la maternidad para hablar de su intersección con conflictos de raza y de clase; de pérdida de identidad, frustraciones y situaciones de privilegios. También de cómo la libertad de elección es una ilusión, porque realmente depende de las oportunidades que se tienen, y de la facilidad con la que se juzgan las decisiones de otros sin tener en cuenta sus contextos sociales. Hay pequeños fuegos por todas partes.
(Fuente: IMDB)
Estos temas se abordan no solo a través de las dos protagonistas y Bebe, un personaje que introduce una trama secundaria que resultará ser muy relevante en la serie, también con sus hijos adolescentes y las relaciones con sus compañeros. En un principio los conflictos de los más jóvenes pueden parecer muy convencionales, pero poco a poco se van ganando su lugar y demuestran que el espacio que ocupan está bien aprovechado, porque siempre se miran a través del prisma de los asuntos que le interesan a la serie.
Aunque Witherspoon y Washington son el principal atractivo y el motor de Little Fires Everywhere, el mejor episodio es el sexto, uno en el que no aparecen las actrices. AnnaSophia Robb y Tiffany Boone se encargan de interpretar a sus personajes 20 años antes, en una época en la que Elena y Mia tomaron decisiones que definieron sus vidas. El trabajo interpretativo que hacen ambas en cuanto a inflexiones en la voz y los gestos es espectacular; impactante en el caso de Boone. Ese episodio de flashback funciona muy bien dramáticamente y cumple la función de poner en perspectiva las motivaciones personales de cada una en el presente de la historia.
AnnaSophia Robb y Tiffany Boone son Elena y Mia en la juventud.
A falta de ver el final de la temporada, mi valoración general es que Little Fires Everywhere es una serie con un discurso muy potente y mucha calidad pero, probablemente, no tiene lo que hace falta para despertar pasiones. No es un incendio que llegue para quemarlo todo, pero sus pequeños fuegos os dejarán varios momentos memorables.
‘Little Fires Everywhere’ está disponible en Amazon Prime Video.
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