Angela Bassett, Peter Krause y Connie Britton protagonizan ‘9–1–1’. (Fuente: Fox Life)
Durante los diez episodios de 9–1–1 hemos seguido a estos policías, bomberos y paramédicos que responden a las llamadas que filtra una operadora del servicio de emergencia de Los Ángeles, y nos lo hemos pasado en grande. Esta serie de Fox podría haber sido simplemente otra más de las varias que hay de su estilo, pero no, el equipo de guionistas tiró sus pelucas al aire, y con ellas cualquier atisbo de realismo, y decidió que lo que querían hacer era entretenimiento puro y descarado.
Abby, el personaje interpretado por Connie Britton, la trabajadora más eficiente y sobrecualificada del planeta, es la encargada de responder las llamadas y redirigirlas a los que acuden al rescate. Ellos son el equipo de bomberos y paramédicos liderado por Bobby, interpretado por Peter Krause; y la policía, la maravillosa Angela Bassett. La clave es que ellos, tres actores solventes y muy creíbles como héroes sin capa, son las cabezas de cartel de las situaciones más rocambolescas que veréis este año en televisión.
Cuando vimos el primer episodio no podíamos imaginar los grandes ratos que nos iba a dejar 9–1–1. Nos dejó con ganas de más y Fox sabía que así iba a ser. Por eso la renovó en su segunda semana de emisión. Mientras llega la nueva temporada, aprovechamos para hacer repaso y recordar los mejores episodios y momentos que nos dejó su primera entrega.
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Los mejores episodios
En 9–1–1 todo está interconectado. Primero, los personajes; lo que empieza con grupos aislados, termina en colegueo, en romance o en la confianza que te permite llamar al 911 para pedirle a tu operadora amiga que te haga un favor personal. El grupo, por supuesto, se convierte en una gran familia.
Pero si algo ha funcionado bien esta temporada son los nexos temáticos de los episodios, que van desde la metáfora menos sutil, que fuerza conceptos como estar atrapado, a grandes celebraciones o el calendario lunar.
Se merece todo lo que le pasa.
En este sentido hay tres episodios que todo fan de 9–1–1 recordará sin esfuerzo: el de San Valentín (1×06), con momentos de comedia como el del amante clandestino que llama al servicio de emergencias cuando se hace daño al tirarse del balcón de su amada, y otros de peli de terror; el de la luna llena (1×07) con las mujeres embarazadas que rompen aguas en un estudio de yoga; y el del karma (1×08), un episodio de flashbacks, de flashbacks dentro de flashbacks que a Nolan le habría gustado escribir, y que a nosotros nos encantó ver, porque todos los malos reciben su merecido. Diversión sin fin para todos.
El caso de la temporada
En 9–1–1 hemos visto todo tipo de situaciones. Escenas gore, que incluyen bebés saliendo de tuberías, largos gusanos extraídos de orificios humanos, cuerpos mutilados por la mitad, varas de metal que atraviesan cabezas o cuerpos quemados que no ofrecen resistencia y parecen pura grasa derretida ante la presión de una mano. Escenas espectaculares, como un accidente de avión. Otras de alivio cómico, o las de pura satisfacción, como las del episodio 8, porque Karma is a bitch.
Pero de todos los casos nos quedamos con el de Melora del episodio de San Valentín, porque es tan desquiciado como su protagonista. La llamada la responde Athena; unos vecinos han llamado porque han escuchado ruidos y la policía quiere saber si la mujer se encuentra bien. Melora la invita a pasar y antes de que nos demos cuenta, Athena está inconsciente atada a una silla. Melora ha matado a su novio infiel, ha engañado a las otras mujeres de su vida para que vinieran a su casa y las ha secuestrado. Su plan es usar el buen corazón de Athena para unirlo a su novio muerto con pegamento y crear así el novio perfecto.
Cuando descubrimos que la sangre de Bobby salva vidas
Episodio 1×08.
El drama personal de Bobby es intenso. Es un ex alcohólico que carga con la culpa de la muerte de su familia y desde entonces se dedica a llevar la cuenta de las vidas que ha perdido y las que salva, porque ha decidido que cuando llegue a la cifra que equilibre la balanza se irá de este mundo.
Durante una campaña de donación de sangre descubrimos que Bobby nunca ha donado porque le tiene miedo a las agujas. Al final se anima y lo hace, pero lo llaman del hospital porque han visto algo en los análisis de lo que tienen que hablar personalmente. Todos nos tememos lo peor, y Bobby sufre, pero porque si está enfermo, no tendrá tiempo de saldar sus cuentas. Entonces, nos enteramos de que su sangre puede ayudar a mujeres embarazadas y a los bebés con incompatibilidad Rh. Después de una crisis existencial, entiende que ahora podrá salvar las vidas de muchos niños, aunque no sean los suyos, y recupera las ganas de vivir.
Cuando Athena llama a Abby para que organice su rescate
Episodio 1×09
Angela Bassett es una diosa y todas sus cualidades divinas se traspasan al personaje de Athena. Tiene el estoicismo y la entereza para dominar situaciones tensas y repartir justicia en un avión en crisis. También se deja ver vulnerable y permite que su amor de madre la lleve a cometer errores, como cuando sigue a la compañera de clase que ha acosado a su hija y entra como representante de la ley a su fiesta para detenerla por posesión de drogas. Su grave error parece que tendrá graves consecuencias, como sería de esperar, pero afortunadamente esto es 9–1–1 y todo se olvida en el siguiente episodio.
Esta sabia decisión de los guionistas nos da la oportunidad de disfrutar de su momento top de la temporada, cuando llama a Abby, nuestra operadora amiga, para que llame a su esposo, consiga el teléfono de Hen y le diga que vaya a rescatarla de una situación en la que no está en peligro, pero de la que no puede escapar. La explicación está en el primer gif que ilustra estos párrafos que dedicamos a su personaje.
Y no olvidemos ese momento en el final de temporada, cuando resuelve el misterio de la mujer que está hablando de repente con acento británico y deduce que puede ser síntoma y reacción de un infarto cerebral. Su comentario en Twitter a esta escena confirma lo gloriosa que es.
Cuando Abby aparece para resolver los crímenes que la policía no es capaz
Abby le da a los espectadores de la serie la confianza de saber que cuando necesiten el servicio de emergencias encontrarán a alguien como ella al otro lado de la línea. Les devuelve la fe en el sistema, en todas las instituciones y en el futuro de la especie humana.
Abby sabe escuchar y no permite que la descripción de su puesto de trabajo limite las vidas que puede salvar. Siempre está atenta y dispuesta a dar un paso más allá. Como cuando llama a Buck para avisarle que la chica de la avioneta no está teniendo un paro cardíaco. Abby había llamado al doctor de la víctima (por qué se le ocurrió hacerlo y cómo consiguió la información tan fácil y tan rápido no es lo importante, no nos distraigamos) y este le dijo que estaba tomando medicación para la tiroides y, si se asusta muy fuertemente, como fue el caso, los síntomas pueden parecer los mismos.
O cuando está buscando a su madre en compañía de Buck y se encuentran con una emergencia en la que, afortunadamente estaba ella con su sabiduría e instinto, porque Buck se iba a tirar a la piscina en un delfín inflable para el rescate. O cuando realiza una traqueotomía de emergencia y salva la vida de Buck durante su cita de San Valentín.
Tantas opciones… Pero su momento estrella es otro. El del episodio 1×06, cuando colabora con el detective de homicidios que la visita para escuchar la grabación de la llamada de emergencia de una mujer que fue asesinada mientras Abby intentaba ayudarla.
La policía ya tiene un sospechoso y da por cerrado el caso, pero a ella no le termina de convencer el asunto y, como no le prestan la atención que se merece, decide iniciar su investigación paralela. Recurre al archivo histórico de llamadas, elimina frecuencias de audio, le pide un reporte policial a Athena y en un par de horas arma un puzzle del que el FBI no habría encontrado ni una pieza. Abby resuelve un crimen, salva la vida de dos mujeres y, gracias a su ayuda, la de muchas más, porque el verdadero culpable ha pasado a mejor vida. El detective le pide disculpas por no haberla escuchado.