De izquierda a derecha, ‘Murphy Brown’ y los regresos de ‘Roseanne’ y ‘Will & Grace’.
En la televisión ya están teniendo la misma sequía de ideas que en el cine. Con esta frase se acogió ayer, casi de forma unánime, el anuncio de CBS de que estaba en desarrollo un revival de Murphy Brown, comedia de finales de los 80 centrada en una periodista de televisión que lanzó al estrellato mundial a Candice Bergen y que llegó a tener sus encontronazos con algunos políticos a principios de los 90.
Deadline apuntaba que la cadena había pedido directamente trece episodios para la próxima temporada y que Diane English, la creadora de la serie, iba a estar al frente de esta continuación. Bergen retomará su papel y, al parecer, se está negociando con otros actores de la emisión original para que regresen a la serie.
La excusa que se ha dado es que ya se intentó traer de vuelta Murphy Brown para las elecciones presidenciales de 2012, y que el nuevo clima político en Estados Unidos, más cómo ha cambiado el periodismo en los casi veinte años que la serie ha estado fuera de emisión, crean el momento propicio para que la serie regrese. La idea de un reboot de La ley de Los Ángeles que su creador, Steven Bochco, lleva tiempo barajando se justifica sobre la misma premisa. ¿Pero hacen falta tantos remakes de series que se estrenaron hace veinte o treinta años?
‘Día a día’ es una nueva versión de una clásica sitcom de los 70. (Fuente: Netflix)
La cuestión no es si hacen falta esos remakes. En Hollywood se han hecho nuevas versiones de películas de éxito (y de menos éxito) desde el principio; la Ben-Hur que todos conocemos es ya la segunda adaptación de la novela de Lewis Wallace y, cuando empezó a trabajar en Estados Unidos, lo primero que hizo Ingrid Bergman fue un remake en inglés de Intermezzo, la película que la dio a conocer en Suecia.
Intentar aprovechar un éxito pasado como una manera más segura de repetirlo es el modus operandi de muchas industrias, no sólo de Hollywood, y se recurre a él cuando se atraviesa una época de incertidumbre. Las cadenas en abierto estadounidenses llevan en caída libre de audiencias en directo prácticamente una década; las networks perdieron un 11% de espectadores en conjunto en la semana del estreno de la nueva temporada 2017/18 con respecto al año anterior, y la tasa de éxitos de las series nuevas es bastante baja.
Esto lleva a que las cadenas busquen modos de detener esa sangría, en la medida de lo posible, y de minimizar el riesgo inherente a estrenar una nueva serie. ¿Cómo? Tirando de títulos con los que los espectadores estén familiarizados. El esfuerzo promocional no tiene que ser tan intenso como con una serie completamente nueva y original porque ya hay una base de antes.
‘Roseanne’ es la última serie que se suma a la moda del revival
ABC la ha confirmado para su estreno en 2018fueradeseries.com
“La aversión al riesgo ha funcionado, y los estudios y las productoras han tomado nota. La industria ha tenido últimamente una racha sólida de éxitos que relanzan o actualizan contenido del pasado. Ésta es una estrategia de aversión al riesgo. Apuestas por contenido del que la gente ya tiene una idea de los personajes, tiene una idea de cuál es trama, cuál es la historia”, afirmaba a ABC News Walt Hickey, analista de cultura pop para la web estadística FiveThirtyEight. Si ya te suena, es más probable que le vayas a echar un vistazo, ya sea un remake como la nueva S.W.A.T. o un revival como Expediente X.
En esta situación, las compañías tiran de lo que se conoce como IP, propiedad intelectual, productos suyos que hace tiempo tuvieron éxito y que, como son de su propiedad, puedan relanzar sin tener que negociar con terceras partes. Cuando Viacom empezó a estudiar la conversión de Spike TV en Paramount Network, enseguida echó un vistazo a sus IPs para ver cuáles podían revivir en televisión. La respuesta fue, entre otras, Heathers, comedia negra de instituto que se basa en la película Escuela de jóvenes asesinos, y que en Estados Unidos generó a su alrededor un seguimiento de culto que aún se mantiene.
Imagen de ‘Heathers’, uno de los primeros estrenos de la nueva Paramount Network.
Esa lógica es la que está detrás de todos los remakes de series antiguas que están llegando a las parrillas de las networks estadounidenses. Para ABC resulta un movimiento de negocios bastante sencillo dar luz verde a un revival de Roseanne para suplir los huecos que dejan las comedias familiares que se les están acabando, como ocurre este año con The Middle o pasará el que viene con Modern family. Y NBC lleva mucho tiempo buscando una comedia que llegue a un público más amplio de lo que era habitual hasta ahora, por lo que era lógico que acabara resucitando Will & Grace.
Además, en tiempos del Peak TV, de las 500 series emitidas en un año en Estados Unidos, todavía resulta más comprensible que se opte por estos revivals. Es muy difícil destacar en medio de esta sobredosis de televisión; series que, en otro panorama, podrían haber triunfado, aunque fuera moderadamente, son canceladas tras los primeros trece episodios porque nadie les ha hecho caso. Pero si esas series son una nueva versión de Murphy Brown, por ejemplo, ya tienen algo ganado sobre su competencia; hay un sector del público al que le suena ese nombre y sabe qué esperar de él.
La saturación de las “series de prestigio”
¿Hay una burbuja también de “series de calidad”?fueradeseries.com
Lo que no quiere decir que todos los remakes vayan a ser siempre una mala idea. Día a día, por ejemplo, hizo suyo el concepto de la sitcom original de los 70 y le dio su propia personalidad, y Battlestar Galactica consiguió trascender la copia de Star Wars de finales de los 70 que reimaginaba. A veces, sí que hacen falta estas resurrecciones.