La idea detrás de Genius, serie de National Geographic, es contar en cada temporada la vida de un genio de la historia universal, alguien que no sólo fue brillante y que logró avances en su campo profesional que resultaron decisivos para la humanidad, sino que, además, es reconocido fácilmente por el público como tal. La serie arrancó siguiendo la vida de Albert Einstein y, para la segunda temporada, ha decidido contar la de Pablo Picasso. Ante la tercera, que ya se verá el año que viene, sus responsables querían centrarse en una mujer, y la elegida ha sido Mary Shelley.
Ken Biller, showrunner de Genius, explicaba no hace mucho que encontrar a una “genia” para su serie era más difícil no porque no las hubiera, sino porque sus nombres eran menos conocidos. “No es que no haya habido mujeres brillantes durante toda la Historia, sino que la Historia no ha reconocido a las mujeres de la misma manera que ha reconocido a los hombres”, apuntaba, y quizás por eso se hayan quedado con la autora de Frankenstein, alguien cuya figura es tan fascinante como su obra.
Es tan fascinante, de hecho, que Genius va a unirse a una larga lista de obras de teatro, libros y películas sobre ella. Teniendo en cuenta que este año se cumplen dos siglos de la publicación de su novela más famosa, no es extraño que Shelley haya visto cómo se reavivaba el interés en su persona. En 2012 hubo un montaje teatral en Inglaterra sobre su juventud y su romance con el poeta Percy B. Shelley, y en los próximos meses se estrenará una película, protagonizada por Elle Fanning, centrada casi en la misma historia. Y luego está Remando al viento, la película de Gonzalo Suárez sobre ese encuentro en el lago Ginebra de Mary, Percy y Lord Byron que daría pie a Frankenstein.
Fotograma de la película ‘Mary Shelley’.
Mary Shelley tuvo una vida llena de drama, como buscaban los responsables de Genius. Hija de la escritora feminista Mary Wollstonecraft y del filósofo radical William Godwin, su infancia se vio marcada por la rápida muerte de su madre y el nuevo matrimonio de su padre con una vecina. Su relación con su madrastra no fue buena y, además, Mary se enamoró con 17 años de Percy B. Shelley, un poeta aristócrata de ideas radicales en cuanto a lo económico y que era un fiel seguidor de Godwin, y que estaba casado.
Ambos se fugaron a Francia junto con la hermanastra de Mary, Claire Clairmont, y todo ese periplo da para varias series, de hecho. A su vuelta a Inglaterra, Mary descubre que está embarazada, pero Percy ya tiene hijos de su primera mujer y, además, es muy posible que él y Clairmont fueran amantes. Cuando Shelley tuvo el bebé, fue prematuro y murió a los pocos meses, lo que la sumió en una depresión que algunos estudiosos afirman que está detrás de la creación de Frankenstein.
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Mary y Percy tendrían otro hijo, William, con el que viajarían en 1816 al lago Ginebra a encontrarse con Lord Byron, que tenía una aventura con Claire Clairmont y la había dejado embarazada. En ese viaje es en el que se empezaron a plantar las semillas de Frankenstein al hablar sobre la posibilidad de que el galvanismo pudiera reanimar cadáveres utilizando electricidad, basándose en los estudios de Luigi Galvani sobre los impulsos eléctricos del cerebro. Mary tuvo un vívido sueño de Victor Frankenstein y su criatura que la impulsó a escribir la historia, pero aún ocurrieron muchas más cosas en su vida a partir de ese momento. Sobre todo, porque aún no había cumplido los 20.
Danny Boyle dirigió en 2011 a Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller en una adaptación al teatro de ‘Frankenstein’ en la que ambos se turnaban como el científico y la criatura.
Los Shelley tardaron años en casarse y vivieron una existencia casi nómada entre Inglaterra e Italia, motivada por las deudas, los escándalos familiares y las conexiones con muchas personalidades de la época. En Italia, aunque Mary perdió a dos de sus hijos cuando eran pequeños, desarrolló una gran actividad intelectual y creativa, una obra que, aunque entonces estuvo bien reconocida, caería en el olvido hasta casi los 70, cuando el movimiento feminista empezó a rescatar y a analizar los escritos de Shelley desde otra óptica.
La novelista siempre mantuvo sus ideas políticas radicales y la creencia de que la colaboración entre los individuos, sobre todo entre las mujeres, podía cambiar la sociedad y mejorarla. En contra de las tesis del Romanticismo, centradas en lo individual, Shelley apostaba por la comunidad.
Murió a los 53 años, probablemente por un tumor cerebral, dejando tras de sí un legado de fidelidad a unas ideas (no creía en las instituciones familiares tradicionales, por ejemplo), una vida repleta de acontecimientos de todo tipo y una obra que va mucho más allá de Frankenstein que la convierten en una opción muy evidente, y también muy acertada, para ser la protagonista de la tercera temporada de Genius.
La segunda temporada de Genius se estrena esta noche en National Geographic.