Portada del libro ‘Antihéroes’, editado por Nocturna Ediciones.
La literatura juvenil está en buena forma. Y las adaptaciones seriéfilas de obras literarias también. Hace poco conocíamos la noticia de la producción de Memorias de Idhún en serie de animación por parte de Netflix y, hoy mismo, hemos sabido que Globomedia ha adquirido los derechos para producción audiovisual de Antihéroes.
Pero ¿qué tienen los libros juveniles para que sean un buen nicho? De entrada, que se venden bien y de una forma fiel. Sus seguidores hacen mucho ruido y están dispuestos a hacer la cola que haga falta para seguir a sus escritores favoritos, a los que admiran como los referentes que son en sus vidas. Con una base semejante consolidada, es normal que sus obras estén en el radar de las productoras.
En el caso español, además, encontramos una relación muy estrecha de las autoras (y autores) con sus fans. Los alientan para generar ilustraciones, historias derivadas, a ir a las presentaciones de sus libros disfrazados de sus personajes favoritos y, en general, a todo lo que sea alimentar a esos seguidores y su hambre de pasiones. Se sienten atendidos y escuchados, lo que no hace más que aumentar su satisfacción.
El caso de Iria G. Parente y Selene M. Pascual es ejemplar en ese sentido. Con diez novelas editadas a sus espaldas, es uno de los dúos literarios más prolíficos de la literatura juvenil actual. Antihéroes, publicada hoy hace justamente un año, ha sido de esas historias que ha recibido mucha atención por parte de los lectores, llegando al punto en que nos encontramos, con la compra de sus derechos por parte de Globomedia.
Su sexualidad y su entendimiento del género es más complejo que el clásico chico conoce a chica. En las historias juveniles actuales, chica puede conocer a chica, y amarse, y besarse y descubrir la sexualidad de una forma abierta. O puede no identificarse con el género asignado al nacer, o tener despertares políticos y críticas hacia la sociedad. Todo tiene cabida.
Los tiempos han cambiado (si es que alguna vez han dejado de hacerlo), y la literatura juvenil ha sabido entender ese cambio y dar un servicio a sus lectores. Entiende que el público que tiene enfrente no es el mismo que hace 20 años y su contenido va en esa dirección. Las historias son distintas, más adultas en muchos sentidos, y conectan completamente con sus consumidores. Hablan de historia, de amor, de aspiraciones vitales y de deseos de ver mundo. Y lo hacen sabiendo que el joven que les lee al otro lado demanda una obra que le entienda. Los chavales consumen cultura, bastante, de hecho, pero tienen otras necesidades distintas a las que satisfacer. E Iria Parente y Selene Pascual son muy buenas entendiendo qué necesita escuchar un joven de hoy en día.
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Quim Gutiérrez, Clara Lago, Laura Gallego, Carlos Montero, Elena Anaya o Ángela Molina son algunos de los implicadosfueradeseries.com