Wavyy Jonez y Marcc Rose, como Notorious B.I.G. y Tupacv Shakur en ‘Unsolved’. (Fuente: USA Network)
En los últimos años, las cadenas estadounidenses se han puesto a explorar algunos de los casos criminales más mediáticos de la década de los 90. El éxito de The people vs O.J. Simpson, la primera temporada de American Crime Story, probablemente tuvo algo que ver con esta tendencia porque, desde entonces, se han sucedido las miniseries y las series de antología que se han fijado en asesinatos muy mediáticos y que representaron hitos culturales en los Estados Unidos de aquella década.
De los hermanos Menéndez a los davidianos de Waco, las historias basadas en casos reales se han multiplicado, y una de las cadenas que más se ha animado a probar ese formato antológico es USA. Además de The Sinner, el canal ha lanzado este año Unsolved, que en cada temporada debe contar un casi sin resolver y que, para estrenarse, eligió los asesinatos de los raperos Tupac Shakur y Notorious B.I.G. en 1996 y 1997, respectivamente.
Las recientes muertes en sendos tiroteos de otros dos raperos, XXXTentacion y Jimmy Wopo, otorga nueva vigencia a esta Unsolved: Tupac & Biggie, que lleva al espectador a uno de los puntos álgidos del gangsta rap y de la violencia entre artistas de este género musical, que han estado asociados muy a menudo a un estilo de vida en el que las armas tienen bastante prevalencia.
Y en el que los feuds, las rivalidades entre raperos, son utilizadas como poderosas herramientas de promoción, más allá de que realmente haya mala sangre entre ellos. O, mejor dicho, ahora pueden no ser más que estratagemas de marketing, como todas las que Drake mantiene mes sí, mes no, pero en los 90 podían llegar a ser letales.
Tupac contra Biggie
La historia de Unsolved es la de la enemistad entre dos artistas que marcaron a toda una generación de jóvenes afroamericanos, sobre todo, y cuya sombra en el hip-hop actual aún se deja notar. Cada uno representaba la sensibilidad de una costa de Estados Unidos y hasta simbolizaban, también, el poder de dos sellos discográficos enfrentados por la hegemonía del rap: Death Row en Los Ángeles y Bad Boy, de Sean “Puff Daddy” Combs, en Nueva York.
Death Row, fundada por Suge Knight y Dr. Dre (de N.W.A.), editó en su momento a MC Hammer y Snoop Dogg, entre otros, mientras Bad Boy es ahora más conocida por ser la discográfica de Janelle Monae. En los 90, las dos estaban alcanzando el punto más alto de su enemistad, creada a partir de la relevancia del hip-hop de la costa Oeste, que estaba comiéndole al terreno al de la costa Este y, más en concreto, el de Nueva York, en cuyo barrio del Bronx había surgido ese estilo musical a finales de los 70 (un nacimiento que está reflejado en The Get Down). Con el ascenso a la fama de Tupac Shakur y Biggie Smalls, ambos sellos aumentaron todavía más la intensidad de su enfrentamiento, que se escenificaba en cruces de declaraciones y canciones de unos contra los otros.
Shakur (que llegó a hacer sus pinitos como actor en el cine) rimaba sobre las dificultades de la vida en el gueto de los barrios pobres de las ciudades de California, una vida marcada por la pobreza, la violencia, las bandas y el racismo. The Notorious B.I.G. también tocaba esos temas en sus canciones, pero su estilo era mucho más relajado y hasta melódico. Y jamás habrían reconocido sus respectivos talentos.
La nostalgia de los 90 llega a las series
La televisión estadounidense se apunta a recordar sucesos impactantes de aquella décadafueradeseries.com
La bola de nieve cada vez fue haciéndose más grande, hasta culminar en el asesinato de Tupac, el 7 de septiembre de 1996, en Las Vegas. Mientras estaba parado en un semáforo en rojo, le dispararon desde un coche que pasó a su lado. De la misma manera moriría, el 9 de marzo de 1997, Biggie cuando salía de la entrega de los premios Soul Train, en Los Ángeles. Ambos asesinatos llegaron a estar investigados por un grupo especial de la policía que creía que estaban relacionados, pero que no consiguió detener a ningún sospechoso.
Y eso que no faltaron teorías de la conspiración, muchas fomentadas por dos de los investigadores, Russell Poole y Greg Kading. ¿Había tenido algo que ver que Tupac estuviera involucrado con bandas angelinas? ¿La rivalidad entre discográficas se había ido de las manos? ¿O era todo obra de gente mucho más cercana a los raperos, con otros intereses?
Unsolved: Tupac & Biggie entrelaza la investigación con el enfrentamiento entre ambos y aspira también a mostrar la cultura en la que se movían Shakur y Notorious B.I.G., la de un gangsta rap en el que la violencia verbal era muy habitual.
‘Unsolved: Tupac & Biggie’ está ya disponible en Netflix.