(Fuente: Netflix)
Esta crítica se ha escrito después de ver tres episodios de la temporada 2 de ‘Sex Education’. No contiene spoilers.
Cuando Netflix estrenó Sex Education hace justo un año nadie imaginó que podría tener el éxito que finalmente ha tenido. Con su cartel de rostros juveniles semi desconocidos, la imagen típica de pasillo de instituto y uno de los títulos más genéricos y descriptivos de la historia de la ficción, podría decirse que decidimos verla solo porque llegó en una época de pocas novedades, pero la serie solo necesitó que empezaramos a verla para hacer su magia.
Esa primera temporada nos conquistó por su naturalidad al hablar abiertamente de temas relacionados con la salud y el placer sexual, los conflictos de identidad, el abandono familiar o el aborto, todo mezclado en su justa medida con humor y ternura. Y en la segunda mantiene todo aquello que la hace especial.
Para los nuevos episodios regresan todos los personajes que ya conocemos y se incorporan otros nuevos para hacer juntos un viaje de autodescubrimiento en el que no solo están embarcados los jóvenes sino también los adultos, porque en Sex Education todos tienen algo que aprender y siempre encontrarán a alguien que los ayude en el proceso, porque la serie sabe que la base de toda relación es la buena comunicación.
(Fuente: Netflix)
Aunque según la sinopsis oficial de la serie el protagonista es Otis, cada uno de nosotros tenemos nuestros personajes favoritos y, afortunadamente para nosotros, el equipo de guionistas sabe aprovechar a todos sus secundarios dándoles tramas propias y permitiéndoles brillar. En estos primeros episodios empezamos a conocer a los nuevos personajes a través de las relaciones que establecen con los habituales (también tienen más presencia algunos padres y profesores) y todas esas nuevas parejas, románticas o no, funcionan y abren tramas con mucho potencial de desarrollo.
Como toda serie juvenil, Sex Education no escapa de algunos clichés del género, como el del triángulo amoroso, que se establece aquí entre Ola, Otis y Maeve, y aunque en un principio puede parecer muy convencional, dada la experiencia que tenemos con la primera temporada confiamos en que tendrá una resolución que se aleje de los estereotipos. Porque ya lo hizo, por poner un ejemplo, con el personaje de Adam, que en un principio parecía cumplir simplemente el papel del típico bully del instituto y nos reveló que había mucho más.
En el momento de sentarme a escribir esta crítica solo he podido ver los tres primeros episodios y entre ellos hay uno del que espero hablemos mucho conforme vayáis viendo la serie. Con esa trama Nunn y su equipo vuelven a poner sobre la mesa conversaciones importantes y demuestran tener la empatía y sensibilidad para hacerlo de la mejor forma posible. Sex Education es una joya y ha regresado divertida, tierna, inteligente y con las cosas muy claras. No os la perdáis.
La temporada 2 de ‘Sex Education’ ya está disponible en Netflix.