Entre 1918 y 1920, la mal llamada gripe española causó la muerte de más de 40 millones de personas extendida por todo el mundo, principalmente, por los soldados que regresaban a sus casas de la Primera Guerra Mundial. Es, hasta el momento, la pandemia de gripe más letal de la historia. En 2008, cuando BBC estrenó la serie Survivors, no era la única epidemia de un virus respiratorio que había vivido el planeta; cinco años antes, en 2003, el SARS había causado alarma por su rápida expansión, sobre todo en Asia.
El remake de una ficción original de 1975 del guionista Terry Nation, a cargo esta vez de Adrian Hodges, iba a tirar del recuerdo del SARS y de varios brotes de gripe aviar posteriores para armar su historia: la de los supervivientes de un letal y rapidísimo virus de la gripe que mata a gran parte de la población mundial y causa el colapso de la civilización. El mundo en el que se mueven esos supervivientes carece de gobierno, de fuerzas del orden y de nada parecido a una sociedad organizada; es un sálvese quien pueda.
La historia de Survivors es curiosa porque lo que sus responsables no podían prever es que vivirían una pandemia real, la de la gripe A de 2009, que haría que su ficción lo fuera un poquito menos, algo que jugó en contra de su supervivencia.
De qué iba ‘Survivors’
El primer episodio de Survivors mostraba una pandemia de gripe europea de rápida expansión y con una elevadísima tasa de mortalidad. Quien se contagia recibe prácticamente su sentencia de muerte. Sin embargo, hay una mujer, Abby, que es la única, junto con su hijo Peter, que se recupera del virus sin poseer una inmunidad preexistente. Sólo hay un pequeño problema; Abby sale de su convalecencia encontrándose un mundo postapocalíptico (de manera similar a Rick al principio de The Walking Dead) y su hijo ha desaparecido.
El motor de la primera temporada es la búsqueda de Peter. Abby se encuentra con un grupo de supervivientes que, un poco a regañadientes, decide mantenerse unido para salir adelante, pero en el que cada uno tiene sus propios objetivos y carga con su propio pasado, que no se elimina después de la pandemia. Tom, por ejemplo, escapa de la cárcel durante la pandemia y siempre opta por los métodos más violentos y expeditivos para hacer frente a posibles amenazas, mientras Greg pretendía sobrevivir solo. La doctora Raczynski vio su vocación médica seriamente comprometida por la actuación del virus y hasta pensó en suicidarse y Al era el hijo de un millonario y nunca ha tenido ninguna preocupación en su vida.
La serie se centra en mostrar las dificultades del grupo no sólo para moverse en esa sociedad destruida, sino para confiar los unos en los otros y ser, realmente, un equipo, pero había una subtrama, que fue ganando más importancia con el correr de los episodios, en la que veíamos a unos científicos que estaban estudiando el virus, buscando una cura, y que buscaban a Abby porque había conseguido recuperarse.
La gripe A de 2009
(Fuente: BBC)
La primera temporada de Survivors fue un éxito para la cadena. Su historia de supervivencia era más realista que en otras ficciones del mismo corte y, al final, estaba bastante más centrada en la dinámica interna del grupo de supervivientes, en los secretos que escondían y en lo que pretendían realmente al unirse a los demás. BBC encargó una segunda entrega, pero aquí fue donde la realidad trastocó los planes de canal y serie.
En abril de 2009 se reportaban los primeros casos de enfermos por una nueva cepa del virus H1N1, el mismo que había causado la gripe española. Esta vez, se le denominó gripe A o gripe porcina, porque se creía que los primeros infectados en México lo habían contraído a partir de los cerdos. La pandemia duró hasta noviembre de aquel mismo año, aunque hasta 2010 no se declaró su final, pero BBC no se atrevió a emitir entonces la segunda temporada de una serie situada en un escenario post apocalíptico causado por una letal gripe.
El regreso de Survivors se retrasó, por tanto, hasta principios de 2010, y entre la espera de más de un año por los nuevos episodios y que las críticas fueron menos benévolas que con la primera temporada, la serie sufrió un declive en las audiencias que la llevó a la cancelación.
No sería la primera, ni la última, que ve cómo hechos del mundo real se entrometen en la ficción y terminan afectándola, pero continúa siendo un caso muy curioso.
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