(Fuente: Netflix)
Cuando se anunció que el creador de Los Simpson y Futurama iba a crear una ficción para Netflix, los más entusiastas se lanzaron a soñar con una serie de animación de Matt Groening que estuviese a la altura de sus predecesoras. Pero cuando tuvimos la oportunidad de comprobar el resultado muchos descubrieron que en el mundo de la televisión no hay que dar nada por hecho y que la alianza entre la plataforma de streaming más grande y el creador más reputado de su género era una bonita conjunción de nombres, pero poco más.
Ambientada en el reino fantástico medieval de Utopía, (Des)encanto narra las aventuras y desventuras de Bean, una princesa cuyo mayor mérito era no parecerse a ninguna princesa que hubiésemos conocido antes. Rebelde, alcohólica, incomprendida y frustrada por el machismo imperante en el reino, conoce a un elfo llamado Elfo y a un demonio con apariencia felina llamado Luci. Y juntos se emborrachan, se meten en líos y tratan de salir indemnes de ellos.
(Fuente: Netflix)
El problema de este moderno cuento medieval no es que no esté a la altura de sus predecesoras, que no lo está. Es que tras dos temporadas de 10 episodios cada una no sabemos a dónde quiere ir ni, lo que es peor, es un viaje que se disfrute. Porque a la buena de Bean le falta carisma para ser suficientemente graciosa, muchas de sus tramas son demasiado previsibles y las que no lo son resultan difíciles de encajar en la historia que, supuestamente, nos están contando.
La segunda parte de (Des)encanto hizo méritos para maquillar algunos de sus defectos, pero su desenlace resultó decepcionante por repetitivo y era inevitable pensar que después de diez episodios la historia de Bean y sus amigos dejaba poco a lo que agarrarse. Tras un gran arranque, la producción se pasó buena parte de la entrega sin una trama central que diese verdadero sentido a la historia, apostando por narraciones episódicas de calidad e interés desigual que cuando terminaban te llevaban a preguntarte siempre lo mismo. “¿Y ahora qué?”
A la vista del tráiler de la tercera entrega, que acaba de llegar a Netflix, puede que la serie enmiende su erróneo final, pero ya es difícil pensar que, esta vez sí, el viaje va a merecer la pena. Por muy cortos que sean sus capítulos, el buen rollo que dé su banda sonora y lo mucho que apetezca descubrir más sobre lo mejor de la segunda parte, la ciudad de Vaporalia (Steamland). Supongo que todo dependerá de la cantidad de producciones que consigan ser más graciosas, o más interesantes, que la desencantadora (Des)encanto.
La tercera parte de ‘(Des)encanto’ está disponible en Netflix.