Esta crítica se ha escrito tras ver la temporada 3 de ‘Pose’ completa y contiene spoilers.
«Los finales felices solo pasan en las películas. Hemos sufrido mucho como para fingir ahora que todas las cosas malas son cosas del pasado pero sí creo en los momentos felices. A veces duran un minuto y otras duran un año, pero cuando llegan hay que reconocerlos y aprovecharlos, así que por nuestros momentos felices juntas». Estas palabras, que Blanca pronuncia en la comida de amigas del último episodio antes de brindar con ellas, resumen a la perfección buena parte de la última temporada de Pose. Porque para despedir a las mujeres que durante 25 episodios se han convertido en la voz de la comunidad trans los creadores de la producción se han decantado por unas tramas en las que, en buena medida, alcanzan los lugares seguros y los sueños que tanto anhelaban y se merecían.
Para llegar al cierre de la historia la producción solo contaba con siete episodios, que se han dividido entre la representación de las diferentes caras de los afectados por el VIH, viajes al pasado que cierran heridas del presente, o al menos dan contexto a la historia, y el momento vital en el que se encuentran a mediados de los 90 como desenlace definitivo.
Tras el arranque, que ya comentamos aquí, el nudo de la temporada se centra en Elektra primero y Pray Tell después, con sendos viajes a sus raíces, ya sea a través de la memoria o físicamente. Dos retratos amargos, pero tremendamente interesantes, sobre la incomprensión y el ostracismo que la comunidad LGTBi sufría, y sufre, por parte de los más cercanos, en ambos casos sus madres. Y aunque son muy diferentes, tanto la historia de Elektra como la de Pray Tell dejan claro el poder de las apariencias en las comunidades pequeñas, ya sean religiosas o vecinales, y que la importancia que estas tenían era mayor incluso que el amor a los hijos.
En el quinto y el sexto episodio la temporada se centra en Angel y Papi y la culminación de su compromiso, que también está relacionado con el pasado de ambos. Ella, tras desvelar que no terminó de romper relaciones con su padre, le pide que le acompañe al altar. Y termina dándole las gracias por confirmar que en todos esos años solo ha perdido el tiempo. Papi, alejado de sus familiares, descubre que es padre y que el matrimonio que está a punto de empezar cambia inesperadamente.
Y tras un precioso episodio dedicado a la ceremonia y toda su parafernalia, cuando creíamos que estábamos a salvo, que íbamos a llegar al desenlace sin más emoción que la alegría, llegó el último episodio. Y llegó con mala leche. Porque a lo largo de la hora y media que dura tenemos tiempo de sentir miedo, esperanza, alegría, dolor y esperanza de nuevo. La trama de Pray Tell es tremendamente traicionera, pero la vida lo es, y las causas de su muerte son una buena muestra de la persona que era. Afortunadamente el último salto en el tiempo nos permite superar la congoja y terminar con una sonrisa en los labios, aunque no sin derramar alguna lagrimita. Porque la heroína de esta historia, Blanca, recoge el testigo del maestro de ceremonias y es ella, que sufrió como nadie, la que se convierte en un ejemplo a seguir con su carrera, su voluntariado y su trabajo con los jóvenes que acaban de iniciarse en el mundo del ball.
A pesar de que el conjunto de la temporada pueda resultar menos completo o intenso que sus predecesoras, por el carácter unipersonal de cada episodio, la narrativa del conjunto deja claro el mensaje final: el amor lo puede todo y las familias las construye uno a partir de las personas que se rodea, que le quieren y en quien confía. Un canto a la vida que si bien, con algunos personajes, parece demasiado feliz, e incluso demasiado naif gracias al machacón “he trabajado mucho, he alcanzado mis sueños”, hace las paces con el pasado audiovisual de la comunidad y el cierre que otras producciones le han dado, demostrando que la felicidad está al alcance de cualquiera y no está determinado por la persona a la que ames.
P.D: Gracias a quién corresponda por reconciliarme con Aint no mountain high enough con uno de los números musicales más bonitos de toda la serie.
‘Pose’ está disponible en HBO España.