Hace unos días, Cinemax confirmaba algo que era vox populi, y era que The Knick no volvería para una tercera temporada. Aunque Variety llegó a adelantar que la cadena y los tres principales responsables de la serie (el director Steven Soderbergh y los guionistas Michael Begler y Jack Amiel) estaban negociando una renovación por dos temporadas más, con un nuevo reparto y un salto en el tiempo hasta la década de 1920, finalmente no se llegó a ningún acuerdo.
La segunda, y a la sazón última, temporada de la serie terminó en diciembre de 2015, y que se tardara tanto en conocer su futuro hacía prever que no tendría continuación. De este modo, The Knick se queda como un título de dos temporadas que, si bien temáticamente podía tener elementos muy convencionales de las series de época, era formalmente la serie más sorprendente de la televisión. Y, en realidad, no sólo en la forma.
La serie nos llevaba hasta un hospital de Nueva York, el Knickerbocker, en 1900. Su mejor cirujano es John Thackeray (Clive Owen), un tipo que sabe que es un genio, que siempre está buscando la manera de innovar en sus técnicas quirúrgicas y que, para mantenerse continuamente activo, es adicto a la cocaína inyectada. Thackeray cree firmemente en el progreso científico, aunque eso le lleve a chocar con la conservadora junta directiva del hospital y, a veces, hasta con la ética profesional.
Alrededor de Thackeray, y del hospital, se mueve el resto de protagonistas de la serie. Está el doctor Algernon Edwards (André Holland), un cirujano negro formado en Europa al que el color de su piel le impide tener el reconocimiento que debería por su talento; Herman Barrow (Jeremy Bobb), gerente del hospital y con deudas por sus aficiones en Chinatown; Cornelia Robertson (Juliet Rylance), hija del principal benefactor del hospital, que intenta mejorar sus condiciones como, por ejemplo, instalando electricidad; Tom Cleary (Chris Sullivan), conductor de ambulancias que cobra por cada paciente que lleva al Knickerbocker, y Lucy Elkins (Eve Hewson), enfermera un poco inocente que se acerca a la órbita de “Thack”.
‘The Knick’ exponía claramente asuntos como el racismo, el sexismo y el conservadurismo extremo de la Nueva York de 1900
Todos estos personajes permiten que The Knick se salga de los límites que suelen respetar las series de época al afrontar asuntos como el descarado racismo presente en todos los estamentos de una ciudad que recibía miles de inmigrantes europeos cada año, y que aún trataba a los negros como menos que personas, las excusas pseudocientíficas para justificar la supremacía blanca (como la eugenesia); el aborto, los tímidos pasos de las mujeres hacia una cierta independencia, todavía rígidamente constreñidas a un papel muy secundario en la sociedad; la rapidez a la que se sucedían los avances tecnológicos (memorable la introducción de la máquina de radiografías, tratada como una atracción de feria)…
Casi todo el tema de la serie se resume en una frase que se pronuncia al principio de la segunda temporada, y es la tensión entre los sectores de la sociedad que creían que todo estaba cambiando demasiado rápido, y los que se frustraban porque esos cambios eran todavía muy lentos.
André Holland, como el doctor Edwards en ‘The Knick’.
Los personajes del doctor Edwards y la señorita Robertson ejemplifican perfectamente a esos grupos para los que la sociedad no estaba evolucionando suficientemente rápido. Edwards está mucho más cualificado para ser uno de los jefes de cirugía del hospital que todos los demás médicos, pero es negro, y eso le lleva a afrontar el rechazo de la junta directiva, de algunos de los pacientes y de compañeros como el doctor Gallinger (Eric Johnson), un cirujano mediocre que, sin embargo, está convencido de que tiene derecho a esa posición de mando en el Knickerbocker porque es un hombre blanco protestante, básicamente, y ha hecho los contactos adecuados.
Cornelia Robertson, por su parte, es mucho más inteligente e independiente como para que su aspiración vital sea encontrar un buen marido y dedicarse a obras de caridad. Su familia le permite estar en la junta del hospital como una manera de pasar el tiempo, y no se toma demasiado en serio todas sus propuestas para modernizarlo.
Esas historias, más la espiral autodestructiva en la que cae Thackeray (un arquetipo similar al del doctor House, pero llevado hasta sus últimas consecuencias) se cuentan con un estilo visual que es lo más llamativo de The Knick inicialmente (eso, y la banda sonora electrónica de Cliff Martínez).
Soderbergh rodó toda la serie cámara en mano, con iluminación natural, revolucionando la manera en la que se presentan las series de época. Su estilo está más cercano al documental, o a una película de acción contemporánea, que a lo que estamos acostumbrados a ver en los dramas de época. Y ese estilo moderno casa perfectamente con la búsqueda de los últimos adelantos en medicina de Thackeray. Plasma formalmente el contraste de 1900 entre los avances científicos y tecnológicos y el inmovilismo social. Y también deja muy claro que la corrupción política, y la hipocresía de los que se arrogaban el título de garantes de la moral, no son algo exclusivos de nuestro tiempo.
Algunas notas sobre ‘The Knick’
Juliet Rylance y André Holland.
- The Knick fue el siguiente proyecto que Steven Soderbergh dirigió y produjo después de afirmar que se retiraba del cine. Casi al mismo tiempo produjo en Starz la adaptación de su película The Girlfriend Experience.
- Clive Owen ya había hecho televisión al principio de su carrera en el Reino Unido, con la serie Chancer como el título que empezó a hacerlo conocido allí.
- The Knick fue el papel que descubrió a un público más amplio a André Holland, que hasta entonces había estado dedicado al teatro. Su consagración definitiva ha llegado con la película Moonlight.
- Dos de las actrices del reparto tienen padres famosos. Eve Hewson es hija de Bono, el cantante de U2, mientras el padre de Juliet Rylance es el actor Mark Rylance, prestigioso intérprete de Shakespeare y Oscar al mejor secundario en 2016 por El puente de los espías.
- Soderbergh no sólo rodaba él mismo, en digital, las escenas de The Knick; las montaba esa misma noche, de camino a casa, y hasta se encargaba a veces de la iluminación.
- El mejor episodio de la serie es el séptimo de la primera temporada, Get the rope, centrado en los linchamientos de hombres negros a cargo de una masa enfurecida que intenta asaltar el hospital.
- Las operaciones quirúrgicas que vemos en la serie se realizaban de verdad a principios del siglo XX. La más llamativa probablemente sea la de “reconstrucción” de nariz por los efectos de la sífilis.
- The Knick ganó un Emmy al mejor diseño de producción en 2015, y estuvo nominada por su dirección y por sus prótesis de maquillaje.
Las dos temporadas de ‘The Knick’ están disponibles en HBO España.