‘La que se avecina’ podría terminar en su temporada 12. (Fuente: Mediaset)
En los próximos días dirán adiós dos importantes series en Estados Unidos, Juego de tronos y The Big Bang Theory. Más allá de las discusiones sobre si sus finales están o no a la altura de las circunstancias, desde el punto de vista industrial se genera la pregunta de si, en un mercado que ha cambiado mucho desde que ambas producciones arrancaron, será posible que surjan dos fenómenos mastodónticos y longevos como estos.
La cuestión también puede trasladarse a nuestro país, donde estamos viendo que cada vez resulta más complicado a las cadenas de televisión tradicionales generar éxitos y que, además, sean duraderos. La resistencia en el tiempo de Cuéntame cómo pasó (TVE) en drama y La que se avecina (Telecinco) en comedia es cada vez más una rareza porque ningún otro producto consigue pasar de la tercera temporada (o de la primera), amén de los seriales diarios que tienen una fidelidad envidiable. Allí abajo, que termina este año en su quinta, es la serie de prime time reciente más longeva de Antena 3, seguida de Velvet, que duró cuatro aunque tuvo dos más con su continuación en Movistar+.
Cuatro fueron las de Vis a vis (dos en Antena 3 y dos en FOX España) y cuatro serán también las que se anotará Las chicas del cable cuando estrene su próxima tanda de episodios, siendo, de momento, la más longeva de las ficciones de las plataformas. Está por ver cuánto le durarán a Movistar+ sus series, muchas de ellas planteadas como miniseries o ficciones de duración limitada (otras como La Zona planteadas para durar, aunque luego dijesen lo contrario), si bien las comedias como Vergüenza o Mira lo que has hecho podrían prestarse a durar más tiempo si el público las respalda. El tiempo dirá si estas, o HBO España y el resto de competidoras, son capaces de generar alguna marca duradera.
Las claves de por qué las series españolas nuevas no enganchan podrían ser muchas, desde la calidad del propio producto hasta los cambios de hábitos de consumo, pasando por los horarios imposibles o las campañas de promoción focalizadas únicamente en la semana de estreno, así como eso que algunos directivos llaman el “efecto champán” (un estreno potente que se diluye en seguida). No hay una receta exacta para el éxito, pero llama la atención que el público siga fiel a Cuéntame cómo pasó y La que sea vecina, mientras que cada vez es más receloso de engancharse a nuevas propuestas.
¿Nos hemos vuelto infieles como espectadores o es que nadie nos ofrece algo que nos haga volver al redil cada semana?
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