Repasando las series españolas que vendrán en los próximos meses me he dado cuenta de algo inquietante: Vida perfecta es la que más me llama la atención. Y no porque sea especialmente fan de Leticia Dolera ni porque la premisa de su serie sea demasiado innovadora. Pero sí tiene un diferencial: rompe la tónica general temática de thrillers sospechosos y dramas de época.
Quien me lea ya sabe que no puedo más con las series de niñas muertas/chicas desaparecidas y ese es, precisamente, el punto de partida de la mayoría de thrillers nacionales. Si las ficciones españolas se ambientan en el presente es porque hay algo que investigar y secretos familiares que saldrán a la luz. Porque si hablamos de problemas cotidianos y sentimientos, para eso nos tendremos que ir a otra época (da igual la que sea, porque solo cambian los vestidos) y muy probablemente a la sobremesa.
Entre medias prácticamente no hay nada. Lo actual que se sale del thriller de asesinatos tiende al culebrón (Vivir sin permiso) o a la combinación entre thriller y otra cosa (el drama carcelario de Vis a vis, la serie de acción que es La casa de papel o el thriller sentimental de El embarcadero). Apurando un poco, Paquita Salas, podría ser otra excepción junto alguna que otra comedia (cómo gozo Mira lo que has hecho y qué pocos episodios hay al año), el otro género refugio de la actualidad. Ahí es donde encuentro lo que el drama no me da: quiero ver historias de personas reales, como tú y como yo.
Me quedo, por ahora, con mis Señoras del (h)AMPA que estoy disfrutando estos días de verano en Amazon. Veo los capítulos hasta donde llego y los pauso donde pillo, porque esos episodios de una hora y pico me vienen regular. Pero a ellas las disfruto mucho porque, a pesar de que todo en esa serie sea loquísimo, veo a mujeres de verdad que podría cruzarme por la calle. Quizás así sean las de Vida perfecta, aunque mucho más pijas y probablemente más insoportables. Pero al menos me apetece más conocerlas que seguir otra misteriosa desaparición con muchos sospechosos. Con Madres tengo dudas de si irán por ahí.
Voy a ver si unos días en la playa -la semana que viene no habrá columna- me quitan esta desgana respecto al otoño televisivo nacional. Al menos la vuelta de Élite y su sexy mamarracheo me da ganas de que llegue septiembre aunque sus dramas de niños ricos no sean precisamente realistas. ¿O sí?
La maldita obsesión de las series españolas por las niñas desaparecidas
¿Cuántas series sobre lo mismo podemos soportar?fueradeseries.com