Jason Isaacs, como el capitán Gabriel Lorca. (Fuente: CBS All Access)
Esta crítica va a contener spoilers del episodio 1×03 de ‘Star Trek: Discovery’, ‘Context is for kings’.
El tercer episodio de Star Trek: Discovery es, en realidad, el piloto de la serie. Los dos primeros eran el prólogo, el contexto que necesitábamos para comprender a Michael Burnham y la situación en la que se encuentra cuando pasa a formar parte de la tripulación de Discovery. El tercero ya nos presenta a la nave en la que, en teoría, vamos a pasar el resto de la serie, una nave cuyos objetivos son tan misteriosos como los de su propio capitán.
Ésa es la presentación más destacable del episodio, la de Gabriel Lorca (Jason Isaacs). Lorca quiere a Burnham específicamente en su tripulación porque está convencido de que puede ser crucial a la hora de ganar la guerra contra los klingon. Es lo único que le importa, la victoria final, y la serie ya se encarga de insinuarnos que eso puede acarrear muchos más peligros y ser una motivación que lleve a la Discovery a hacer algunas cosas que no debería.
Hasta en su primera escena lo vemos en penumbra. Lorca afirma que es por una lesión que ha sufrido en los ojos, pero contribuye a reforzar la sensación de que ni Burnham ni nosotros deberíamos fiarnos del todo de él. La última escena del episodio, en ese “gabinete de curiosidades” en el que tiene encerrado al monstruo que acabó con la tripulación de la Glenn, todavía lo sitúa más como un villano en potencia; quizás Burnham tenga que amotinarse de nuevo antes del final de la temporada.
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“La ley universal es para lacayos, pero el contexto es para los reyes” es una frase que indica que Lorca está ya operando en los límites de lo aceptado por la Federación de Planetas, cuando no superándolos directamente. Su explicación de que están investtigando un método biológico de propulsión recuerda al “impulsor de parpadeo” de Dark Matter y todas las consideraciones éticas que sus protagonistas tienen para utilizarlo: sí, te permite ir a cualquier lugar del universo en un instante. Eso es un arma poderosísima simplemente para desestabilizar la galaxia.
Mientras tenemos nuestro primer vistazo a Lorca (al que el teniente Stamets acusa directamente de ser un belicista peligroso), Burnham tiene que probarse ante sus nuevos compañeros en una misión en esa arrasada USS Glenn. Toda space opera que se precie ha hecho algún capítulo ambientado en una nave desierta en la que una amenaza desconocida ha acabado con toda la vida a bordo, por lo que Star Trek: Discovery no inventa nada ahí. Pero sirve para reforzar la idea de que la nave guarda aún muchos secretos, y que Burnham es una protagonista a la altura.
El panorama en la USS Glenn no es demasiado halagüeño. (Fuente: CBS All Access)
La ventaja del prólogo de los dos primeros capítulos es que, cuando ella llega a Discovery siendo todavía una reclusa, sabemos perfectamente por qué hasta sus compañeros en el transporte carcelario la odian abiertamente. Ser la única amotinada de la Flota Estelar no es la mejor publicidad. Burnham tiene una gran desventaja que superar, más cuando los verdaderos propósitos de la nave son una incógnita. Sin embargo, es posible que encuentre dos aliados a medio plazo en la cadete Tilly y en Saru, que ahora es el primer oficial de Discovery.
La relación entre ambos, de hecho, apunta a dejar grandes momentos más adelante, mientras Tilly y su verborrea nerviosa (más su justificación de que tiene “necesidades especiales”) corren el riesgo de acabar siendo irritantes. Por ahora, sólo tenemos un vistazo de ella, lo mismo que ocurre con Stamets y su frustración por la presión a la que lo somete Lorca para obtener resultados y la jefa de seguridad Landry y su sometimiento completo a las órdenes del capitán.
Este tercer capítulo es más convencional y sufre todos los problemas de un piloto, pero tampoco nos abruma con un exceso de información. Ya nos irán explicando más cosas cuando necesitemos saberlas.
Notas al margen
- Burnham menciona a Amanda, la madre humana de Spock, y cómo le enseñó a no fiarse tanto de la lógica utilizando Alicia en el País de las Maravillas.
- ¿Qué son esas insignias negras de algunos oficiales a bordo de Discovery? En Star Trek: Espacio Profundo 9 se presentó a una división clandestina de fuerzas especiales de la Flota Estelar, la Sección 31. ¿Tendrán algo que ver?
- Lorca tiene en su mesa un tribble, los gremlins particulares de la saga.
- Burnham menciona la Convención de Ginebra de 1928, que prohibió el uso de armas biológicas, y la de 2155. Esa fecha es, en la saga, el año en el que terminó la guerra entre la Federación y los romulanos.
- Aparecen dos actores en este episodio que merecen ser destacados. Por un lado, Stamets está interpretado por Anthony Rapp, toda una estrella de Broadway, miembro del reparto original de Rent y trekkie confeso. La otra es Rekha Sharma, que da vida a la jefa de seguridad de Discovery, y de la que los fans de Battlestar Galactica aprendieron a desconfiar.
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