Lorca y Julián, escuchando a Camarón de la Isla. (Fuente: David Hernanz/TVE)
“El tiempo es el que es” es la máxima bajo la que opera El Ministerio del Tiempo. La Historia de España debe protegerse no solo porque es la única que tenemos (y lo que hay que hacer es aprender de ella), sino también porque las alteraciones, por mínimas que sean, son impredecibles. Y porque no sabes si, aunque mates a Franco, ya había una estructura y una coyuntura que iban a mantener la Historia en su curso pese a que se elimine a su cabeza visible.
Sin embargo, de vez en cuando, los agentes del Ministerio se saltan esa norma y cambian la historia. Lo hacen para los artistas, los escritores, los poetas, para convencerles de que su obra merece la pena y dejará un legado en el futuro. En la segunda temporada, Amelia, Pacino y Alonso tienen que convencer a Miguel de Cervantes de que lleve a la imprenta Don Quijote de la Mancha, que él considera algo menor porque su sueño siempre ha sido ser un dramaturgo de éxito como Lope de Vega. Frustrados y sintiéndose culpables por ahondar aún más el pozo en el que cae Cervantes al ver que nadie estrena sus obras, los patrulleros optan por llevárselo a 2016, a Alcalá de Henares, a ver los homenajes que hay hacia él y hacia el Quijote en sus calles.
En la cuarta temporada, Julián repite estrategia para intentar el mayor cambio de todos los que se han propuesto los agentes del Ministerio hasta ahora: evitar que Federico García Lorca sea asesinado. Su solución es mostrarle que él forma parte de la identidad cultural de España al enseñarle a Camarón de la Isla cantando su poema La leyenda del tiempo. La Historia sigue inalterada, pero la reivindicación queda ahí.
Al fin y al cabo, eso es más lo que representan esos momentos, reivindicaciones de lo fundamentales que son los artistas para crear un sentimiento de comunidad y lazos que unan más allá de la bandera. Si Julián quiere salvar a Lorca es precisamente por eso, porque lo que representa va más allá de, simplemente, un epígrafe en un libro de Historia.
Cuando el Doctor y Amelia llevan a Van Gogh a ver el enorme reconocimiento del que goza en la actualidad su obra en Doctor Who no consiguen impedir que se suicide, pero al menos le muestran que su arte es importante y que marcará las vidas de muchas personas. Por eso merece la pena intentar cambiar la Historia.
Por qué ‘El Ministerio del Tiempo’ no puede matar a Franco (ni a Hitler)
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