El auge de las plataformas de streaming nos ha regalado a los periodistas especializados una nueva máxima, que viene a decir que cuando no tenemos visionados previos o no podemos publicar nada antes del estreno es que la serie en cuestión no es muy buena. Pero en las últimas semanas nos hemos topado con un comportamiento promocional tan inexplicable como desconocido que me ha llevado a plantearme lo poco que sé sobre el marketing. Y tal vez todo lo que sé sobre las series.
El pasado viernes 14 de mayo, Amazon Prime Video estrenó El ferrocarril subterráneo. Desconozco cuánta gente se ha acercado a la producción de Barry Jenkins que adapta el libro homónimo de Colson Withehead, pero estoy casi segura de que todos los que lo han hecho es porque son muy aficionados a las series. Y, como tales, se informan en medios especializados como este, siguen sus cuentas en las redes sociales y escuchan podcasts sobre la actualidad de las ficciones serializadas. Descarto al resto de la humanidad, a los usuarios de la plataforma y a sus seguidores en sus cuentas de Twitter o Facebook porque la división española de la compañía ha hecho un sorprendente vacío a la producción.
Ocupada en promocionar su programa de humor con los cómicos nacionales más conocidos y su próximo concurso culinario del que ha ido desgranando sus concursantes, Amazon Prime Video no ha encontrado en España ni un mísero hueco para promocionar una serie que seguro que no ha sido barata. Y que, si se da bien la siempre competitiva categoría de miniseries, le podría proporcionar algún galardón cuando llegue la temporada de premios.
Buscando con mucho ahínco he encontrado que la serie aparece, con su título en inglés y acompañado de un erróneo «T1», en el calendario de estrenos semanales de los perfiles de la plataforma en Twitter, Instagram y Facebook. Y ya está. Ni una foto de Cora, su protagonista, ni una mención a su épico viaje en busca de la libertad. Nada de nada. Y no dejo de preguntarme por qué. ¿Por qué no vender a bombo y platillo una producción que ha dirigido un director reconocido?, ¿por qué no dedicarle unas líneas a la adaptación de un libro popular entre los amantes de la literatura? Y, una vez que se ha visto algún capítulo, ¿por qué no invitar a los usuarios a que disfruten de una producción tan notable como necesaria?
Cualquiera que sea habitual de la plataforma sabe que su marketing promocional no está a la altura de esas promociones de Netflix que son tan apabullantes que acabas poniéndote frente a la pantalla aunque no quieras. Pero de ahí a hacerle el vacío más absoluto va un abismo. Me ha reconfortado descubrir que en ese desdén promocional no hay una pizca de racismo, porque la película de Michael B. Jordan sí fue merecedora de su correspondiente promoción. Y con ello también descarto que la plataforma tema que los racistas sean los espectadores y lo plasmen en sus comentarios. Pero no he llegado a ninguna conclusión más porque, simplemente, me parece inexplicable.
Todo aquel que tiene un producto lo promociona, pero si además los usuarios, o la crítica, hablan maravillas de él, te lo vende como si fuese el único producto en la tierra que necesitas disfrutar. Amazon Prime Video no, y tal vez sea porque espere que sus usuarios se vean inmersos en el mismo viaje épico que relata la serie para convertir el visionado en toda una aventura. Tal vez.
Este desahogo no es porque me sienta desinformada o porque crea que los amantes de las series deben conocer la joya que tiene el catálogo de la compañía. De todo ello nos encargamos los medios y seguro que son muchos los que han visto algún episodio porque alguno de mis colegas escribió sobre ella, conocedor de lo que tenía entre manos. Este desahogo es porque me parece una falta de respeto hacia la producción y me duele especialmente tratándose de una serie con un elenco negro y una historia tan importante para ellos y para Estados Unidos, pero también para blancos, latinos o asiáticos. Porque luego viene Google, con sus algoritmos, a decirnos que al público español no le interesan este tipo de series porque no se siente representado o no empatiza con los personajes.
Y ahora que la ficción ha abrazado la diversidad lo que menos falta hacía era que una plataforma escondiese una producción como si se avergonzase de ella. Eso es feo de por sí, pero lo es más cuando se trata de un serión como El ferrocarril subterráneo.