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Actores, hacer promo es vuestro (maldito) trabajo

Rueda de prensa de ‘No te puedes esconder’ en Vitoria. (Fuente: FesTVal)

Hay actores que disfrutan con las alfombras rojas y las entrevistas casi más que con su propio trabajo y para otros la promoción de sus series o películas es una maldición que va ligada a su papel. Un peaje que deben pagar, pero que no les hace ninguna gracia o que simplemente no saben gestionar. Y muchos no entienden que la promo no solo es parte del negocio, de la industria y, ojo, de sus contratos, sino que es una parte tan esencial como la propia interpretación: si no consigues que el espectador vea tu (maravilloso) trabajo, es como el árbol que cae en el bosque sin que nadie lo escuche.

Hace unas semanas, un joven actor (en adelante, El Impresentable) contestaba con desgana mis preguntas en uno de esos junkets express y bostezaba mientras sus compañeros respondían. También miraba al techo, movía las piernas como si tuviese el mono y se metía las manos en los bolsillos y las meneaba ahí dentro. Incluso hizo ruidos molestos que interrumpieron a los otros en mitad de su argumento. Todo ello, mientras estaba siendo grabado en vídeo. La razón por la que no colgamos el vídeo de El Impresentable y le convertimos en meme ni yo la conozco, quizás porque estemos esperando tener un hueco en el cielo de The Good Place para Fuera de Series.

La anécdota no es excepcional. Quizás no sean muchos los que te bostezan en la cara, pero sí hay bastantes que, por ejemplo, no entienden por qué tienen que contestar lo mismo, una y otra vez, en distintas entrevistas con preguntas parecidas o que una rueda de prensa no es el lugar en el que dar las gracias a quienes “han confiado en ti” y expresas lo muy “arropada por este maravilloso equipo” que te has sentido. No estás ahí para discursos vacíos de Miss Universo, sino para VENDER tu producto de la forma más atractiva, ya sea explicando de qué va, qué le hace diferente o qué hará que el público se enganche.

Escribía ayer Santi Alverú (que está en medio entre periodistas y actores) en su columna de AISGE sobre el tema de los actores y las entrevistas, señalando que la opinión del actor no debería contar, al menos no por defecto, como buena embajadora de la idea. A fin de cuentas, el intérprete no es más que un herramienta del director o guionista para hacerla corpórea. Y es cierto. Después de la jornada de entrevistas con El Impresentable hablé otro día por teléfono con el creador de la misma serie y me contó un montón de cosas con conocimiento de causa (y educación). Los creadores suelen ser más interesantes porque un actor puede empaparse del tema o no, puede llegar a comprenderlo o no, pero a quién lo ha desarrollado no se le escapa nada.

Pero la realidad es que los actores, además de ser quienes encarnan los guiones, son también un reclamo de venta del producto. En ellos se cruza lo artístico con el marketing y es algo que no podemos negar. Y aunque saquemos más chicha hablando con un guionista, a veces atraerá a más público una cara conocida, tanto para que pinchen en nuestras noticias como para que decidan si ver su serie. Por eso discrepo en la parte en que Alverú plantea que quizás los periodistas no deberíamos preguntar tanto a los actores por sus opiniones y más por su técnica actoral o trayectoria. Yo tampoco quiero oírles, me inmolo, pero el lector medio sí.

Si eres actor, métete esto en la cabeza: hacer promo es tan importante como hacer bien una secuencia. Haz tus deberes. Debes pensar qué te van a preguntar y cómo vas a contestar. Si estás en una serie protagonizada por mujeres y te preguntan si tu serie es feminista no puedes tirarte al suelo y hacer la croqueta; si tu serie se llama Pudor, probablemente te pregunten 815 veces qué cosas te dan pudor a ti, tráelo pensado de casa. Debes darle vueltas a la cabeza para idear cuál es la mejor forma de picar la curiosidad de la gente. Y si no sabes, por favor, pídele ayuda a quien sí: bien al responsable creativo de la serie o bien a las personas encargadas de prensa. Ellos sabrán decirte qué puedes (y qué no) contar. Y, por último, sé agradable. A lo mejor a quien te entrevista tampoco le apetezca gestionar tus modales de divo (y verte mascar chicle) antes de recoger a los chiquillos del cole.

Siempre recuerdo cuando entrevisté a Kim Dickens por Fear The Walking Dead. Os aseguro que nadie puede ser más diva que ella, en el buen sentido. Ante una cuestión que probablemente le hubiesen hecho cientos de veces respondió con un “¡Qué pregunta más interesante! Verás…”. No se trata de adulación sino de profesionalidad: MISS THING WAS DOING HER BUSINESS, HENNY. Otro actor rival de los zombis, Andrew Lincoln, me recibió en el set de grabación de la entrevista diciendo que le encantaban mis zapatillas. Le quité importancia diciendo que eran muy baratas y respondió con una sonrisa zalamera: “lucen de lujo en ti”. Eso era parte de su trabajo, camelarme para que le tenga un poco menos de manía a Rick Grimes. Y, bueno, un poquito sí que lo consiguió.

También hay actores españoles que son amor, ojo, que no parezca que siempre lo de fuera es mejor (aunque es cierto que en EEUU tienen más interiorizado el tema de la promo) y que aquí no hay fantásticos profesionales. Pero no menciono a ninguno en concreto para que no se piense que me tiene en el bote. Solo os pido por favor, no seáis como El Impresentable.

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