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Crítica: ‘Mortal’ reafirma el género fantástico-adolescente en Netflix

Carl Malapa y Nemo Schiffman protagonizan ‘Mortal’. (Fuente: Netflix)

Esta crítica se ha escrito tras ver los dos primeros episodios de ‘Mortal’ y no contiene spoilers.

Lo dejó claro Owen Jones en Chavs. La demonización de la clase obrera: algunas desapariciones importan más que otras. Llenó infinitas portadas en los diarios británicos Madeleine McCann, hija de una familia de clase acomodada desaparecida durante unas vacaciones en un resort portugués. De esa extensiva cobertura mediática no olió ni la décima parte la también inglesa Shannon Matthews, víctima de un caso en apariencia similar salvo por la localización, un barrio pobre del oeste de Dewsbury.

Por esos derroteros diálecticos transita Mortal, la serie francesa creada por Frédéric Garcia que Netflix acaba de estrenar. En ella conocemos a Kada (Carl Malapa) y Victor (Nemo Schiffman), dos estudiantes de instituto unidos más por la necesidad que por una amistad real. El primero de ellos, problemático e inadaptado, parece el único verdaderamente preocupado por la desaparición de su hermano. No son pocas ni sutiles las ocasiones en las que se subraya que para los nacidos en ese centro urbano decadente no hay focos que valgan. Las miradas antojadizas de la buena ventura rara vez se posan sobre los que habitan el desierto de hormigón de los distritos pobres.

Ante el joven se presenta Obé, una suerte de Snoop Dogg místico que se ofrece a salvar el alma de su hermano a cambio de que Kada asesine a otra persona. Esta deidad ravera funciona más o menos como la figura del shinigami japonés: se encarga de acompañar a los espíritus en la travesía entre el mundo de los vivos y el descanso eterno. En ese pacto con el diablo, en el que el deprimido Victor acaba también involucrado, está el pistoletazo de salida para una vistosa investigación criminal DIY, poderes mágicos mediante.

La magia como ascensor social

A diferencia de la más menesterosa Jinn (serie de fantaterror generacional jordana, también de la plataforma, que se estrenó el pasado verano), aquí la incorporación forzada de lo místico a las vidas de los adolescentes, la invasión del sistema-mundo por el agente paranormal, es también un vector social. Si no tanto de ascenso, sí de reparación. La presencia del espectro iguala el marcador para el oprimido, que puede dedicar a las averiguaciones sobre el paradero de su hermano ese empeño extra con el que se buscaría al hijo de un potentado.

La serie reniega, en cierto modo, de la endogamia estética que acusan ciertas producciones de Netflix (al menos, las que pretendidamente conforman un paquete unitario de consumo: “si has acabado esta, ve esta otra, que es del estilo”). Pese a una indistinguible banda sonora con ecos electrónicos, Mortal desmarca su identidad visual con el uso constante (a veces afortunado, a veces anticlimático) de las lentes de ángulo amplio, que contribuyen tanto a la singularidad de sus imágenes como a la extrañeza de su cosmos.

Los poderes reparan la brecha de clase para Kada. (Fuente: Netflix)

Mortal, además, insiste en la resonancia del revulsivo místico en un entorno que ya estaba desequilibrado antes de que comenzara la historia. Hay personajes que dicen en dos episodios “lo siento” más veces de las que se pueden contar; y, con el tratamiento de los exteriores, la serie hace un análisis de los fondos urbanos como expresión de la clase social. Los hay que conocen bien su camino y prácticamente se deslizan a través de la masa homogénea de pisos aplastados, y los hay que están visiblemente incómodos en determinados barrios.

He aquí una nueva muesca, acelerada y llena de personalidad, en la unión de lo sobrenatural y lo adolescente, últimamente plato del gusto de los camaradas de Netflix. En esta, para más inri, lo paranormal sublima la lucha de clases y la edad del pavo. El coming of age, género sobre las tribulaciones de los púberes protagonistas, se alinea con el unheimlich freudiano, esa presencia incómoda, exógena, que quiebra la previsibilidad de lo cotidiano y revuelve el estado de las cosas; y ya cada vez resulta más complicado imaginarlos separados.

La primera temporada de ‘Mortal’ está disponible en Netflix.

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